Entre la primera mitad de temporada de los Boston Celtics y la segunda ha mediado un abismo, el que en realidad muestra la diferencia entre un registro negativo (18-21, a 7 de enero) y un dominio salvaje (29-7 en los siguientes 36 duelos). Sin embargo, la lesión de Robert Williams III en el menisco de su rodilla izquierda ha sembrado de dudas el panorama del conjunto de Ime Udoka.
El plazo inicial de recuperación, habiendo ya sido intervenido el jugador, se ha establecido entre cuatro y seis semanas. En el más optimista de los escenarios, Williams podría estar de vuelta para disputar una hipotética Segunda Ronda de los Playoffs (prevista para dar comienzo al término del mes de abril). Pero su ausencia abre numerosos interrogantes, siendo el esencial si puede resistir la candidatura verde sin un jugador determinante en su esquema.
Cómo los Celtics se aliaron con el dominio
Desde el anteriormente citado 7 de enero y hasta la lesión de Williams hace unos días contra Minnesota, únicamente los intratables Suns (31-6) han obtenido un mejor rendimiento que Boston en la NBA, con Memphis (26-9) y Dallas (26-11) marchando inmediatamente después de los Celtics. Y siendo Philadelphia (25-12), el segundo mejor equipo del Este en ese tramo. A considerable diferencia de Boston.
Además, no estaba siendo solo el fondo, sino también las formas: en estos dos meses y medio el bloque de Udoka ha ganado hasta trece partidos por al menos 20 puntos de diferencia, cifra sin igual en la Liga. No era solo ganar, sino aplastar.
Siguiendo en ese tramo, Boston ha tenido el tercer mejor dato de Eficiencia Ofensiva en la NBA (118.7 puntos anotados por 100 posesiones) y el primero en Eficiencia Defensiva (103.9 puntos permitidos al rival por 100 posesiones).
En ese último caso, el defensivo, la marca ha sido tan dominante que, para explicarlo, basta resaltar un detalle: la diferencia entre la primera y la segunda mejor defensa (Boston y Miami) se ha fijado 4.6 puntos por 100 posesiones (los Heat permitieron 108.5), que viene a ser la misma diferencia existente entre esa segunda mejor defensa y la decimoquinta (Minnesota). Dicho de otro modo, los Celtics han destruido el ataque rival muy por encima de cualquier otro equipo.
Jayson Tatum (28 puntos por partido en ese tramo) y Jaylen Brown (23) han liderado la ofensiva, tanto en ejecución como en creación de opciones para el resto. Y la nómina de tiradores ha alcanzado su mejor nivel: los Celtics anotaron casi 14 triples por duelo, por encima del 37% de acierto en ellos y con hasta siete hombres de la rotación principal rebasando el 37% de acierto.
Su drástico cambio de rendimiento en los últimos cuartos, aspecto en el que los Celtics pasaron de tener el segundo peor dato de la NBA (en el primer tramo tratado, hasta el 6 de enero) al segundo mejor desde entonces, ha contribuido a formar un monstruo competitivo de gran calibre y, en el fondo, un serio candidato al trono del Este.
El detalle que cambió la defensa de los Celtics
Una vez abordados los datos que exponen cómo los Celtics pasaron a ser una fuerza en la Liga, conviene ver por qué Robert Williams era (es) tan importante en ellos. Porque Williams no es solo un excelente taponador (2.2 por partido), sino que la forma en la que Ime Udoka alteró la hoja de ruta defensiva a mediados de enero cambió su papel para siempre.
Udoka comenzó a cambiar la asignación defensiva de Williams, hasta entonces de forma ‘natural’ con el cinco rival, pasándole a asignaciones con aleros. Esto tenía dos consecuencias muy determinantes: la primera, quedaba menos expuesto en situaciones de pick&roll, ya que en un esquema de tanto volumen de cambio defensivo como el de los Celtics Williams podía acabar viviendo defensivamente demasiado lejos del aro, algo que a Boston no le interesaba.
La segunda, tener a Williams en el lado débil del ataque (aquel en el que no se encuentra el balón) acaba aumentando su influencia en las ayudas al aro, generando no solo un menor volumen de penetración rival (por el temor a su presencia) sino, además, una fuente sencilla de corrección de posibles agujeros. Si había una grieta, Williams podía acudir a cerrarla con su poderío atlético (extraordinaria envergadura y más que buena explosividad) y la batería de perímetro podía tapar su salida con rotaciones defensivas.
En el siguiente gráfico, elaborado por Jared Dubin de acuerdo al concepto de ‘Posición Defensiva Estimada’ generado por Krishna Narsu, se puede observar el cambio en las asignaciones de Robert Williams, que ha acabado facilitando los dos escenarios antes explicados. Se aprecia cómo la posición estimada comienza cambiar significativamente a mediados de enero, pasando Williams a defender mucho menos a los ‘cincos’ rivales y bastante más a otros perfiles de aleros (tres, cuatro e incluso dos).
Con su mejor quinteto disponible, el formado por Marcus Smart, Jaylen Brown, Jayson Tatum, Al Horford y Robert Williams III, los Celtics han triturado rivales los dos últimos meses y medio. De 24 partidos en los que coincidieron en pista (en ese período), ganaron 22. Y su net rating (diferencial entre puntos a favor y en contra cada 100 posesiones) ascendió a +28, permitiendo solo 94 puntos por 100 posesiones en su defensa.
Y sin Robert Williams… ¿ahora qué?
La baja de un perfil así es, por partir de un escenario sensato, decisiva. No solo por el factor defensivo, en el que Williams tiene un despliegue atlético que le hace perfecto para ese rol de defensor de ayudas en el aro. Sino también porque, en el lado ofensivo, su buen rendimiento colocando bloqueos, amenaza como martillo en el pick&roll (en el 86 percentil continuando hacia canasta), juego por encima del aro y buena lectura de juego le hacen muy útil.
Uno de los aspectos más evidentes de su baja es que precipita a escena (más aún) a Al Horford, uno de los jugadores más determinantes de la estructura verde en base a una virtud a menudo subestimada buena parte de su carrera: Horford hace más sencillo el juego a sus compañeros. Y a menudo en esto no se trata tanto de brillar uno mismo como de permitir que muchos otros sí lo hagan a la vez. Él lo logra.
Horford ha sido el compañero perfecto para Williams (+13 de net rating para Boston con ambos en pista, durante toda la temporada), porque es capaz tanto de emparejarse y reducir al interior rival como de darle espacio en la zona y sentirse cómodo en poste alto, por su fantástico entendimiento del ataque a media pista. Pero con él no se pueden olvidar dos detalles: uno, tiene 35 años, por lo que un volumen desmedido de minutos sería contraproducente; y dos, a estas alturas de su carrera Horford no es el felino en la defensa del lado débil que sí es Williams… aunque sí bastante mejor de lo que parece en ese arte.
Desde el 7 de enero, porcentaje permitido al rival en el aro (DFG%) y volumen de tiros defendidos (DFGA):
En la práctica Udoka no puede invertir roles con el dominicano pero, entre la baraja disponible llamada a cubrir los minutos vacantes, hay opciones interesantes para tratar de subsistir.
La inmediata, si Udoka desea mantener la actual fórmula atrás, es lanzar a Daniel Theis a un mayor protagonismo. Theis es un excelente jugador de pick&roll para el ataque (aún mejor continuador que Robert Williams, aunque sin su juego por encima del aro) y tiene mayor explosividad para defender la ayuda que Horford, lo que mantendría al dominicano sobre el cinco rival y aún permitiría una defensa de cambios permanentes y buena versatilidad.
Una de mayor calado sería apostar por Jaylen Brown como ese ‘corrector’ defensivo en lado débil, pasando a jugar solo con un interior. Brown no se acerca a cifras defensivas de interiores en ese ámbito (la protección de aro) pero, en realidad, no ha tomado ese papel como para constatar hasta qué punto puede funcionar. Lo que sí tiene como aval es que, desde el plano físico y ya sin Williams, es el jugador más poderoso que tiene Udoka en su rotación. Y su inteligencia para el timing defensivo puede ayudarle en la tarea.
Porque, efectivamente, jugar ‘más pequeño’ es una salida también accesible. Si así lo quieren, los Celtics pueden optar por introducir a otros muy buenos defensores, como Derrick White o Grant Williams, que sostengan el esquema más versátil posible y lancen a Brown a ese otro rol en defensa. Permitiendo, en el costado ofensivo, un quinteto de aún más espacio ofensivo, manejadores de balón u opciones al pase. White es la opción más perimetral de todas y Williams un híbrido que ‘alerizaría’ más el quinteto, incrementando las opciones de cambio defensivo. Otro detalle relevante con ambos es que el acierto exterior de Grant es más alto que el de White, circunstancia que puede influir en la elección de quintetos.
Ni Grant Williams ni Daniel Theis han alcanzado tanto éxito junto a Horford como Robert Williams este curso. Uno (Grant) por puro rendimiento del dúo, aunque haya sido positivo; y otro (Theis) por falta de muestra, aunque esta sea muy sugerente. Y, por el otro lado, pasar a jugar ‘pequeño’ (con el propio Grant o White en mayor rol) puede tener consecuencias en el rebote, un aspecto también vital una vez encaras las eliminatorias, sobre todo considerando que Horford no destaca como única fuente de capturas.
En ataque es evidente que, perdiendo un ‘martillo’ como Robert Williams, que obliga a recular a la defensa en acciones simples de bloqueo, el acierto exterior puede verse resentido: sin esa amenaza, las defensas puede abrirse algo más sin ese temor a ser agujereadas. Y el acierto exterior de los secundarios es, a su vez, importante a la hora dar espacio a Tatum y Brown para que operen a su antojo.
Sin embargo, pese a las dificultades, los Celtics han hallado un núcleo duro de rotación de mucho éxito compartiendo pista y gran inteligencia colectiva. De hecho, eliminando a Robert Williams del quinteto y quedándonos con los otros cuatro jugadores (Smart, Brown, Tatum, Horford) llamados a tener más minutos, durante este tramo (desde el 7 de enero) su rendimiento ha sido igualmente colosal: +27 de net rating en 366 minutos jugando juntos, permitiendo solo 95 puntos por 100 posesiones a los rivales. En el fondo, esos cuatro jugadores están por encima de la media en el costado defensivo (algunos de ellos incluso muy por encima de ella) y han alcanzado buena química conjunta, lo que en situaciones problemáticas (como ésta) debe servir como pilar sobre el que edificar.
Los Celtics han estado siendo el mejor equipo del Este en el segundo tramo del curso pero la inesperada baja de Robert Williams produce una situación a resolver, y para colmo a contrarreloj, con la lucha por el primer puesto aún en juego y las eliminatorias aguardando a la vuelta de la esquina. De cómo sean capaces de resolverla van a depender sus aspiraciones para reinar en un Este cargadísimo de talento y candidatos.
Williams ha sido vital para su éxito, pero los Celtics buscan aprender a sobrevivir, en el momento clave del curso, hasta que sea capaz de volver a las pistas.