En su último partido (derrota ante los Charlotte Hornets por 87-93) los Golden State Warriors aparecieron con este sorprendente y nada habitual quinteto inicial: Ky Bowman, Jordan Poole, Glenn Robinson III, Eric Paschall y Willie Cauley-Stein.
En el banquillo, tampoco grandes nombres: Alec Burks, Damion Lee, Omari Spellman y Marquese Chriss. Una rotación raquítica, más considerando de dónde vienen los Warriors años atrás.
Resulta inimaginable pensando en el cinco que manejaban hace tan sólo una temporada, en la que partían como grandes favoritos al anillo. Sin embargo, entre marchas de grandes jugadores y lesiones, el panorama ha cambiado y parece desolador para Steve Kerr.
Y más tras la grave lesión de Curry, que no ha caído solo. También lo ha hecho Draymond Green. Otro All-Star que tiene que parar, aunque eso sí, parece que con una dolencia mucho menor que Steph o Klay Thompson. «Seguramente se perderá los próximos partidos. Hay un ligamento desgarrado en el dedo, pero no es algo que deba mantenerlo fuera mucho tiempo», tranquilizó a sus seguidores el coach de los de Oakland. Green se produjo la lesión ante los San Antonio Spurs.
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