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La tenebrosa historia del exNBA Eddy Curry que él mismo ha hecho pública

La tenebrosa historia del exNBA Eddy Curry que él mismo ha hecho pública

Eddy Curry, uno de esos hombres a los que se conoce más por sus fracasos que por sus logros, comparte su historia vital...

Eddy Curry, de 37 años, fue en su día un joven prometedor en la NBA. Llegó a los Bulls y fue importante en los Knicks, ganó un título con los Heat y terminó su carrera en los Mavericks. Fue drafteado justo después que Pau Gasol en 2001, pero no estaba hecho para el baloncesto. La vida que ha llevado fuera de la cancha tampoco le ha ayudado.

En una desgarradora carta titulada The truth was way worse (‘La verdad todavía era peor’), Eddy Curry se descubre en The Players’ Tribune ante el mundo contando la historia que ha definido su vida y que estaba oculta tras las bromas que se hacían sobre su fracaso o no fracaso en la NBA. A continuación, fragmentos traducidos al español:

«La gente siempre con sus bromas. Pasan los días y no paran. Cuando el tópico es Eddy Curry, las bromas salen fácil. Y lleva siendo así más de una década. E incluso, con tantos años con los que llevo fuera de la Liga, cuando mi nombre sale en las redes sociales, la gente sale con sus bromas. Es como… ‘¿Eddy Curry? ¿Recuerdas lo gordo que estaba?’. Y así es como básicamente todo el mundo se ríe gracias a mí. Tengo ya 37 años y el culo pelado, la gente puede decir lo que quiere y yo puedo vivir con ello, pero al mismo tiempo… la gente tiene saber mi historia. No todo es broma o gracioso»

«24 de enero de 2009. Estoy en los Knicks. Jugamos fuera de casa, en Filadelfia. Estoy sentado en el banquillo en mitad del partido, con ropa de calle, cuando alguien me da una palmada en el hombro. ‘Ey, Eddy, te necesitan dentro. Tienes que ir a la sala de recuperación’. Cuando llegué allí me encontré a uno de mis amigos llorando. No sabía qué pasaba. Sólo me dijo que llamara a mi asistente, pero nada más. Cogí el móvil, le llamé, le pregunté qué pasaba y hubo un par de segundos de silencio. ‘Hermano, Nova está muerta. La han matado’. Oyes esas palabras y la situación se aleja bastante de la broma. ‘Estoy aquí, en la escena del crimen. Parece que el bebé podría estar muerto también’. Todo se convirtió en un mierda»

«Mucha gente no sabía quién era Nova. Me vi con ella durante años cuando estaba en los Knicks. Tuvimos dos hijos juntos. El día en la que la tirotearon en Chicago una de las que no sabía nada de ella era mi mujer, Patrice. Ella tampoco conocía que tenía niños con ella: Ava, de diez meses, y Noah, su hermano de tres años. Lo guardé en secreto durante años. Así que ahí estoy, tomando conciencia de que mi pequeña hija y su madre acaban de ser tiroteadas y haciéndome a la idea de que mi matrimonio de casi cuatro años de duración está a punto de acabar. Ya no podía ocultar todo eso. El tiempo empezó a pasar a mil por hora: el teléfono sonando, toda la información fluyendo, preparando el funeral, etc. Pronto me vi en un avión de vuelta a Nueva York. Me dijeron que mi hijo Noah también estaba en la escena del crimen con su madre y su hermana, pero que era tan pequeño que no entendió lo que ocurría; trató de despertar a su madre tras el tiroteo, vio que no podía y, como creyó que estaba durmiendo, se acurrucó y se quedó dormido en su regazo»

«Cuando el avión de los Knicks que venía de Filadelfia aterrizó y llegué a mi casa, Patrice estaba… Sinceramente no sé ni cómo describirlo. Estaba exactamente como piensas que estaría una buena mujer que se acaba de enterar de que su marido la ha estado engañando durante años. Y no la culpo. Fui un marido penoso durante mucho tiempo. En aquella época vivíamos en los apartamentos Ritz-Carlton de Westchester (Nueva York), donde mi chico Quentin Richardson tenía varios alquilados; cuando se me dio a entender que no era bien recibido en casa esa noche, me fui a uno de los apartamentos de Quentin y, bajando las escaleras, todo era oscuridad» 

«Me culpo de aquello. Todavía lo hago. Como padre y como hombre eres responsable de las personas que traes al mundo y da igual cuál sea la situación. Tenía que proteger a mi hija y no lo hice. Sentado en ese apartamento me puse a pensar y era un bucle» 

«Cuando enterré a mi hija, todo lo que me rodeaba era malo: estaba sentado al final del banquillo en Nueva York, mi cuenta bancaria estaba tiritando, iban a subastar mi casa de Chicago y mis amigos de toda la vida me mentían y robaban. Y, desde ese punto, las cosas se pusieron todavía peor. Tuve que denunciar a mi agente porque estaba firmando cosas a mi nombre sin mi consentimiento. Tuve que pagar dos millones de dólares a un tipo al que no conocía de nada. Sí, apesta que la gente me robara dinero, pero tengo que ser sincero y admitir que el mayor problema financiero era mi propia personalidad; si alguien tenía una historia triste, no podía decir que no; estaba pagando funerales, facturas de teléfono, pagos de letras de coches y no podía decir que no. Luego descubría que la mayoría eran mentiras. Y Patrice… estaba a todo, trataba de advertirme. Tras 15 años con ella, soy claro: nunca me ha dado la espalda y es la mejor persona que conozco»  

«Una de las cosas que la gente me dice siempre es: ‘Nadie dijo que tuvieras que ser famoso. Tú lo quisiste, tú elegiste esto. Ya sabías de lo que iba la NBA’. Pues sí, tiene sentido, pero quizás no todo es tan sencillo. Honestamente, de niño ni siquiera quería jugar al baloncesto. Siempre hay chicos que machacan en una canasta de plástico tan pronto como se ponen a andar, chicos de los que sabes a qué se van a dedicar: no era mi caso, el baloncesto no era mi sueño vital. Cuando era niño, jugaba a videojuegos o salía en bici con mis amigos. Hasta evitaba el baloncesto. Pero en la escuela mis amigos me presionaban para jugar. ‘No puede ser que alguien como tú no juegue al baloncesto’, me decían. Era más alto que los profesores. Así que sí, acabé jugando. Fui a hacer una prueba y lo hice terrible. Probablemente, el peor jugador de la historia en un equipo de middle-school… pero es que era alto» 

«Cuando me eligieron en el ‘draft’ no sabía cómo manejar el dinero, protegerme de los buitres o construir una relación monógamas saludable… Cómo ser un buen hombre. Me hubiera encantado, pero así es la vida»

 

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