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El décalogo de las Finales NBA: ¿Por qué está dominando Phoenix? ¿Cómo puede reaccionar Milwaukee? Por Andrés Monje

El décalogo de las Finales NBA: ¿Por qué está dominando Phoenix? ¿Cómo puede reaccionar Milwaukee? Por Andrés Monje

Los Phoenix Suns están a dos triunfos de conquistar su primer campeonato. Se han impuesto en los dos primeros partidos de las Finales NBA a Milwaukee Bucks, que ahora dispondrá de dos oportunidades en Wisconsin para mantener viva la serie. ¿Por qué están controlando los partidos los de Monty Williams? ¿Qué necesitan los Bucks para reaccionar?

¿Por qué están controlando las Finales los Suns?

Automatismos ganadores

Los Suns fueron el mejor equipo de la fase regular compitiendo ante rivales poderosos, con récords por encima del 50% de victorias (27-11 ante ellos). Fueron tremendamente sólidos ante adversarios de gran nivel. Que estén aquí no es casualidad.

El quinteto que forman Chris Paul, Devin Booker, Mikal Bridges, Jae Crowder y Deandre Ayton fue el más usado en toda la fase regular NBA. Coincidieron en 52 partidos y acumularon más de 700 minutos juntos, con buenos resultados (+5 de net rating). También es, con diferencia, el más usado de estos Playoffs, por encima ya de los 300 minutos. Y con aún mejores resultados (+11 de net rating).

No es casualidad que Phoenix funcione, a menudo, como una máquina engrasada tanto en ataque como en defensa. Que a la vista no haya desafines en su melodía coral. Es sencillo: que jugadores inteligentes y solidarios coincidan mucho tiempo en pista hace que el equipo obtenga progresivamente rutinas y automatismos de éxito, en el fondo conocimiento de cómo y cuándo ejecutar acciones, que marcan la diferencia cuando la exigencia es máxima. Phoenix tiene un plan maestro en ataque, con respuestas masivas a preguntas cambiantes. Pero, aún teniendo relevos clave en su rotación, muchas de ellas parten del uso y abuso de su formato más potente.

En dos partidos de Finales, los Suns han empleado ese quinteto 52 minutos con extraordinarios resultados (+27 de parcial en ellos). La apuesta más usada por los Bucks apenas llega a los 21 minutos. El plan A de los Suns está controlando la serie, de momento sin respuesta.

Las esquinas

Hacer amplia la pista en ataque es un factor a menudo subestimado pero esencial en el juego moderno. Obligar a la defensa a cubrir el máximo espacio posible, tanto a lo largo como a lo ancho, complica la capacidad de reducir al rival. Los Suns son un equipo trabajadísimo en su amenaza desde las esquinas, que abre en canal la defensa para operar mejor en otras zonas. Si esa defensa satura esas otras áreas, las esquinas quedan libres y son cuchillas devastadoras.

Phoenix fue el tercer equipo con mayor volumen de triples desde las esquinas en fase regular (lanzó desde ahí un 27% del total de tiros de tres) y el segundo mejor en acierto (43%). En Playoffs ha subido ligeramente tanto volumen como acierto. En las Finales directamente los ha disparado (31% de volumen y un abrumador 59% de acierto, con 13/22 acumulado desde ahí).

Milwaukee ha sido, hasta la llegada de las Finales, la mejor defensa de los Playoffs (105 puntos permitidos por 100 posesiones). En dos partidos disputados en Phoenix ha permitido 120 puntos por 100 posesiones. Phoenix siempre tiene una vía abierta para hacer llegar el balón al hombre que ocupa la esquina, un espacio siempre difícil de defender. Y desde ahí están masacrando.

Monty Williams: respuestas para todo

Phoenix, seguramente el equipo con el pick&roll más difícil de defender de la NBA, dominó desde ese arte el primer partido. Milwaukee mostró defensas de cambios (novedad este año en su plan, con respecto a aventuras anteriores en Playoffs) como complemento a su ya tradicional apuesta por ‘hundir’ al pívot en su zona, concediendo espacio al atacante en la media distancia. Pero los Suns controlaron ambos escenarios: el primero, con los cambios, torturando al interior de turno (Lopez o Portis) en el cambio de emparejamiento ante Paul o Booker; el segundo, sin cambios y con el pívot resguardado cerca del aro, acribillando desde la media distancia, especialidad de la casa de ambos (junto a Durant, los tres jugadores que más han anotado desde ahí en Playoffs).

El segundo partido, Budenholzer (al que se le había acusado, no sin motivos, de inmovilismo táctico otros años) volvió a variar. Cambió las preguntas. Puso a Holiday (sobre Booker en el primer encuentro) marcando a Paul, peleando cada bloqueo para no despegarse de él y siendo mucho más agresivo sobre su bote. El objetivo era limitar el caudal del maestro del pick&roll. Durante muchos tramos lo logró.

Foto: Mitchell Leff / Getty Images

Los Suns se quedaron sin su principal artillería del primer partido, pero encontraron respuesta en otra tradicional debilidad de Milwaukee: si me cierras la pintura y los pasillos del pick&roll hacia la media distancia, abuso del triple. El éxito en el tiro exterior, generado a través de buenas lecturas de Paul y Booker (sin precipitarse ni mostrar ansiedad en ataque) y materializado por los secundarios primero (Crowder, Bridges, Johnson) y el propio Booker (en un arranque pletórico) después, condenó a los Bucks. Si cambias las preguntas para el ataque de Phoenix, encuentran rápido las respuestas.

Paul y Booker

Esta es la decimosexta temporada en la NBA de Chris Paul. Es la primera vez que pisa las Finales y está demostrando que son su sitio. Paul dominó el primer encuentro, tras ofrecer un clínic para cerrar la serie anterior ante los Clippers. En el segundo partido, mucho más atado en corto, visiblemente más cansado y con algunos errores poco comunes en él (seis pérdidas, igualando su máximo de temporada), supo cuándo y cómo aparecer para seguir haciendo mejor a su equipo, incluso luciendo él menos. Contaba Booker, al término del primer partido, que su compañero de backcourt es el mejor líder posible. Una forma de demostrarlo es ayudar al resto sea cual sea el escenario.

Booker, errático desde el triple en el primer duelo (1/8), emergió letal en el segundo (7/12). Especialmente en un tramo clave del último cuarto, donde sumó tres consecutivos para estirar de nuevo la renta de su equipo. Anotó 21 de sus 31 puntos en la segunda mitad, demostrando que está igualmente hecho para estos escenarios. Booker ha llegado ocho veces estos Playoffs a la treintena de puntos, igualando la marca de Charles Barkley en los Suns de 1993. Y lo hace con la naturalidad y gran lectura del que tiene un colmillo afilado incluso pese a aparecer por primera vez en este tipo de situaciones. Paul y Booker, Booker y Paul. Están controlando la serie.

Foto: Christian Petersen/Getty Images

Un tesoro llamado Mikal Bridges

No va a llamar la atención, no va a hablarse demasiado de él. Casi todo su trabajo es oscuro: defensa individual ante retos siempre muy exigentes, ayudas defensivas, box-out en su zona para asegurar rebotes, inteligencia en la colocación, desahogo exterior, cortes puntuales pero decisivos, capacidad de botar cuando se requiere. Es listo, agresivo, entiende y ejecuta su papel como muy pocos. Y es una bendición para su técnico. Mikal Bridges lo hace todo bien y que sea de un modo sigiloso no es un defecto.

Bridges ganó dos veces el título universitario en Villanova, en tres años allí, antes de pisar la NBA. Habiendo nacido en Philadelphia, estudiado en Pensilvania y con su madre trabajando en los Sixers, la elección de los propios Sixers en el Draft de 2018 hacía esperar una larga estancia allí. De forma sorprendente, Philadelphia movió a Bridges, con potencial ya entonces para ser uno de los mejores especialistas 3&D en toda la NBA y con un presente, ya sin tapujos, brillante como uno de los mejores complementos de la Liga. Solo dile qué necesitas y Mikal Bridges lo hará a gran nivel. Las estrellas marcan la diferencia pero los excelentes secundarios también.

¿Qué está pasando en Milwaukee?

Giannis 24/7

Antetokounmpo se perdió el desenlace de la eliminatoria ante los Nets y fue rescatado por sus secundarios clave, que dieron un paso adelante cuando no había vuelta atrás. Regresó en el estreno de las Finales, con una actuación correcta dada su situación pero haciendo ver un agujero preocupante para la serie. Uno confirmado en el segundo partido.

En 75 minutos con Giannis en cancha, los Bucks han sido levemente mejores que los Suns (+4). En 21 minutos de descanso del griego, su equipo ha sido triturado (-27). Dicho de otro modo, en esta serie no pueden vivir sin él. Su legendario tercer cuarto en el segundo partido (20 puntos, la mayor anotación en un solo período de las Finales en los últimos 27 años), hasta completar una segunda parte monstruosa (30 puntos en ella), solo sirvió para que su equipo ganase esa segunda mitad por un solo punto. Anotando él casi la mitad de los puntos de los Bucks (30 de 63) en ese tramo.

Foto: Garrett Ellwood/NBAE via Getty Images

Giannis ha tirado 30 tiros libres en dos partidos, con un correcto 60% de acierto. Ha abrasado la pintura y ha asumido responsabilidades en ambos lados de la pista. Pero estos dos partidos dejan dos lecturas difíciles de gestionar para él: su equipo le necesita sin descanso en cancha y para colmo eso solo parece plantear un escenario de igualdad ante el que deba ser el resto, especialmente los secundarios, los que deban desequilibrar. Sin el griego los Bucks están perdidos, pero solo su masivo despliegue no les llevará a la orilla. Necesita ayuda ofensiva.

El plan mejora, la ejecución condena

Del primer al segundo partido, Milwaukee redujo sus pérdidas, mejoró sus contribuciones en el rebote ofensivo, defendió muchísimo mejor el pick&roll y controló los escenarios de transición. Todos ellos avances muy notorios para dominar el encuentro. Pero la realidad es que fue insuficiente para ganar. Uno de sus tradicionales lunares, los porcentajes rivales en el triple, apareció (mucho más por mérito ajeno que demérito propio, también hay que recalcar) para ajusticiar a los de Budenholzer. Phoenix anotó 20 triples, igualando la segunda mejor marca de siempre en un partido de las Finales (solo tras los 24 que anotaron los Cavs en 2017).

¿Por qué, incluso mejorando y controlando factores clave, los Bucks no pudieron ganar en Arizona? Si la gran fortaleza de Milwaukee durante estos Playoffs (y en realidad desde la llegada de Budenholzer), el rendimiento defensivo, no puede cortar las vías de agua que van abriendo constantemente los Suns… la respuesta está en igualar el escenario con su rendimiento ofensivo. Y ahí están fallando.

Imperativos Middleton y Holiday

Middleton anotó 29 puntos en el primer encuentro, quedándose en solo 11 en el segundo. Holiday acumula solo 27 tantos en dos partidos, con un 11/35 en tiros de campo. En el segundo duelo, ambos firmaron un 5/24 en tiros al descanso, factor clave en el despegue de los Suns en ese período. No es cuestión de falta de personalidad, ambos lo han intentado. Es cuestión de falta de acierto: ninguno lo está teniendo de forma consistente.

Milwaukee mejoró su plan colectivo de forma importante, aunque lógicamente siga teniendo problemas dada la entidad del rival, pero a la hora de ejecutar en ataque está fallando. Los Bucks son el tercer equipo de los dieciséis que jugaron Playoffs que menos triples anotó por partido (11.4) y también el tercero peor en acierto (por debajo del 32%). En un equipo con Giannis, la plena amenaza exterior es imprescindible. Milwaukee no la está teniendo, no al menos para llegar al volumen anotador que exigen los Suns.

Foto: Getty

Tanto Middleton como Holiday son capaces de generar sus propios tiros y también de ejecutar tras ventaja. Pero su acierto, el desahogo que Giannis pueda necesitar en tramos en los que pueda pisar el banquillo, es imperativo. El baloncesto se nutre de ajustes, estrategias y soluciones a problemas que hay delante, pero el final siempre apunta al elemento más sencillo: que el tiro se anote. Phoenix está generando más triples abiertos (68 por 56) y los está anotando mejor (44% por 41%). Milwaukee alcanza más la pintura, pero su acierto es ahí también menor que el de su rival (54% de los Bucks por 57% de Phoenix). Budenholzer necesita a Middleton y Holiday elevando su nivel ofensivo.

¿Con o sin cinco?

Milwaukee ha optado, a menudo, por formatos con una gran presencia en el cinco (Brook Lopez) para sostener su plan defensivo. Los Playoffs, sin embargo, están planteando la duda clave para Budenholzer atrás. El suyo es un equipo ideado para conceder limitadas opciones en la zona restringida (la más cercana al aro) y numerosas en la media distancia (la menos eficiente) y el triple (ahí sí radica gran riesgo).

El escenario es, no obstante, particular. Si bien el ‘floater’ de Trae Young obligó al técnico de los Bucks al ajuste (permitirle llegar ahí, cosa natural en su plan, generaba un enorme agujero por su calidad en esa zona), algo que hizo con éxito, los Suns duplican esa carta. Paul es uno de los jugadores más dominantes de esta era desde la media distancia y Booker es un caníbal desde esas áreas. Teóricamente la solución más natural es la apuesta por formatos sin cinco, empleando a Giannis y Tucker como ‘interiores’ atrás y permitiendo igualmente un gran espacio ofensivo.

Budenholzer siempre ha preferido a Giannis en la defensa de ayuda y no como corrector de aro principal pero jugar sin cinco obligaría al griego a tomar ese rol, ante unos Suns que le sacarían de la zona y, si bien tendrían más problemas a la hora de generar el desajuste con los bloqueos (algo que reduciría Milwaukee jugando con un formato más versátil), podrían encontrar caminos fáciles el aro sin el intimidador de turno en la zona.

Lopez y Portis fueron torturados en el primer encuentro de las Finales, pero en el segundo los ajustes defensivos en la defensa del pick&roll permitieron sobrevivir mejor con ellos (Lopez solo tuvo un -1 con él en pista en 28 minutos). Milwaukee necesita encontrar su formato más potente para hacer contrapeso al de Phoenix. Y está por ver si es el que Budenholzer siempre ha preferido (con Lopez), aunque con ajustes (más agresivo de lo normal); o el novedoso que permite la presencia de dos jugadores muy versátiles y capaces atrás como Giannis y Tucker.

¿Hay Finales?

Las hay. Es cierto que, desde la aparición del reloj de posesión, de las 32 ocasiones en las que un equipo se ha puesto 2-0 arriba en las Finales, en 28 se ha acabado llevando el título (dos de esas cuatro se han dado en los últimos quince años: los Mavs en 2006 y los Warriors en 2016). Pero también lo es que Milwaukee logró reponerse de un 2-0 adverso en Brooklyn (una situación mental muy delicada tras lo vivido los dos últimos años) y que ante Atlanta ajustó en la serie hasta revertir el 0-1 inicial en casa.

Los Bucks han ganado siete de sus ocho partidos en casa durante estos Playoffs, mejoraron tácticamente el segundo partido y se encontraron con la certeza de que Giannis no va a dejar de golpear el muro hasta derribarlo. Phoenix está siendo mejor, parece encontrar de forma natural respuestas para cualquier pregunta planteada, si acaso la mejor de las virtudes a estas alturas de temporada. Pero no está todo dicho y Milwaukee tiene dos cartas, en su cancha, que no puede desaprovechar. Disfrutemos de lo que nos quede de estas Finales.

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