Si el draft de 1987 se hubiera celebrado después del Eurobasket de Atenas es más que probable que Sarunas Marciulionis hubiera sido elegido en un puesto mucho más alto que el 127 (3ª ronda) en el que le seleccionó Golden State. Y es que Marciulionis jugó un Europeo excepcional con la selección de la URSS (no se había producido aún su división) hasta el punto de convertirse en el jugador joven más impactante del Torneo en el que conquistó la medalla de plata. Pero aún tardaría dos años más en marcharse a Estados Unidos; fue en la temporada 89/90 cuando llegó (como agente libre) a los Warriors. El jugador que había arrasado en Europa tendría ahora la ocasión de demostrar que sus piernas y su físico también podían ser importantes en un baloncesto en que el cuerpo termina siendo fundamental. Y con esa premisa –piernas de negro en un jugador blanco y europeo– comenzó la aventura el zurdo escolta que ya había demostrado su importancia en el baloncesto de la FIBA
Nelson y Kasparov,
dos hombres cruciales en su vida
Don Nelson fue el entrenador que apostó decididamente por Marciulionis; conocedor como pocos del baloncesto europeo; él fue el que convenció a la franquicia de California que había que contar con él y también al jugador de que tenía que dar el salto, aunque para hacerlo no lo tenía fácil en aquellos tiempos. Los atletas de élite no podían salir así como así y fue a través de Gari Kasparov, que había fundado una agencia para ayudar a superar la burocracia soviética a deportistas como Marciulionis o Alexander Volkov, que también salió ese mismo año con destino a Atlanta….
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