Alejado de los focos de las pistas de baloncesto, el mayor de los Gasol concede una entrevista a El Mundo donde habla del otro Pau, el que se conoce menos pero que le ha conducido a ser uno de los deportistas más exitosos de nuestro país. Aquí, algunos de los mejores extractos:
(La meditación) “Me gusta mucho estar en mi casa y leer un buen libro antes de dormir para desconectar y bajar revoluciones. También medito porque me ayuda a calmar mis pensamientos y controlar mi estrés, y a centrarme en el momento. Medito por la mañana o después de la siesta, antes del partido. Me ayuda a estar concentrado. Empecé a hacerlo hace unos seis años durante mi etapa en los Lakers porque nuestro entrenador Phil Jackson nos hacía meditar en grupo. A partir de ahí, profundicé”.
(Los métodos de Phil Jackson en LA) “Nos sentábamos en la sala de vídeo y Phil apagaba las luces. Sentados con los ojos cerrados y la espalda recta, nos centrábamos en la respiración. Él dirigía la sesión, enunciando los mensajes que quería que tuviéramos presentes en cada momento. Nos venía muy bien a todos y era un momento de mucha unión del equipo. La gran cualidad de Phil es que era un gran gestor, manejaba muy bien los egos y al grupo. Sacaba lo mejor de cada jugador”.
(El plato que odiaba de pequeño) “¡Las judías verdes! En mi casa, las preparaban con patatas hervidas. Las chafábamos con un poquito de aceite de oliva y sal para que entraran mejor. Siempre tratábamos de encontrar la manera de comernos todo, porque nuestros padres no nos dejaban levantarnos de la mesa hasta que los platos estuvieran vacíos. Eso es algo que nuestros padres nos transmitieron, y yo espero transmitírselo también a mis hijos algún día”.
(La dieta en Estados Unidos) “Este es un país donde la comida rápida es muy accesible y muy barata, pero también se puede comer muy bien. Cada vez hay más concienciación sobre la importancia de alimentarse correctamente y se consumen más productos orgánicos. El gran lujo que me permito es la comida japonesa. Me encanta el sushi y me viene muy bien para recuperar después de los partidos. Siempre que puedo, voy a un restaurante japonés a cenar tras jugar y no me corto ni un pelo a la hora de pedir”.
(La ópera) “Ante todo, me sirve de relajación. Es lo que decíamos antes de buscar cosas en la vida que te aporten equilibrio. La ópera me da paz y me serena muchísimo. Para mí, esas dos o tres horas son un momento mágico en el que consigo desconectar de todo, me evado y disfruto de la música y del espectáculo”.
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