«Escalofríos». Así definía J.J. Redick tras el encuentro lo sentido la pasada madrugada en el Wells Fargo Center de Philadelphia. Los Sixers conseguían un importante triunfo ante los Pacers, que les permite registrar balance positivo (5-4) por primera vez desde la temporada 2013. El cuarto de manera consecutiva.
El proceso ya está en marcha, y es imparable. Tiene nombre y apellidos: Ben Simmons. El rookie ha sido la pieza que los de Brett Brown necesitaban para dar un paso adelante, y ante Indiana firmaba su segundo triple-doble del curso. Claro candidato a Novato del Año.
Simmons promedia unos espectaculares 18,2 tantos, 8,2 rebotes y 9,8 asistencias por partido. Ante el conjunto de Nate McMillan, que le alababa antes del encuentro, sumaba 14 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias, aunque acababa rendido al mejor jugador del encuentro, Redick: «Es magnífico».
Y es que el cañonero, ex de los Clippers, disputaba su mejor partido con la camiseta de los Sixers. Daba el triunfo a los Sixers con dos triples en los últimos minutos, de un total de 8 en el partido. Finalizaba con 31 puntos (8/12 en T3), 3 rebotes y 6 asistencias. Embiid le secundaba con 18 y 5 rebotes, y Philadelphia ya sonríe a la espera de Fultz, que puede completar el puzzle.