La calma se respira a su alrededor y toda su atención se pone al servicio de mis preguntas. Dennis Smith Jr (191 cm y 88Kg) no recuerda su primera canasta, pero sí su mejor momento en el mundo del baloncesto, aquel en el que su nombre apareció en la novena posición del Draft de la NBA 2017 para vestirse con la camiseta de los Dallas Mavericks. “Es como un sueño hecho realidad. Llevas toda la vida pensando, rezando e imaginándote que acabas jugando allí. Tuve que emplear mucho tiempo para cumplirlo. Doy gracias por ello todos los días”, explica el número 1 de Dallas.
En 2015, Dennis todavía era un chico de instituto, con su rutina de clases, asignaturas, exámenes y, por supuesto, baloncesto. La pelota naranja le acompañaba a todas partes, no en vano estaba considerado uno de los mejores jugadores de todo el país, incluso el mejor por varios expertos. Su capacidad atlética siempre fue más propia de un alienígena. De Fayetteville (Carolina del Norte), pero con pasado en… ¿Júpiter? Más que nada por la gravedad, que desde pequeño pareció no afectarle demasiado.
Todo estaba en orden para Dennis, todo menos un desgarro en el ligamento cruzado de su rodilla izquierda que sufriría en aquel 2015. Su último curso en high school acabaría antes de iniciarse con una lesión dura e inesperada que le obligaría a pasar por el quirófano.
Smith Sr (padre de Dennis) no se perdía un partido de su hijo. Estaba con él siempre. Orgulloso y protector. Su apoyo era incondicional y no entendía de destinos, pero en uno de los pocos eventos a los que no asistió, el Adidas Nations celebrado en Garden Grove (California), su hijo vería peligrar su futuro sobre las pistas. Su rodilla diría basta y no podría disfrutar de su último año en el instituto.
Los médicos informaron a Dennis del estado de su ligamento, pero el base no presentaba los síntomas habituales. No había dolor ni inflamación en la rodilla, lo cual permitió a los doctores operar casi de inmediato y darse cuenta de algo extraordinario; Dennis Smith Jr. tenía un ligamento extra en su rodilla, algo con lo que solo cuentan el 20% de los humanos. Un comodín bajo la piel que le proporciona el beneficio de una recuperación más rápida después de este tipo de lesiones. «Dos semanas después de salir de la cirugía ya estaba machacando el aro», comentó su padre en una entrevista a Fox Sports (aunque algunos entendidos piensan que se trata de una exageración).
Su recuperación fue excelente, y sus condiciones físicas no se vieron resentidas lo más mínimo para seguir luciendo su potencial en la NCAA con los Wolfpack de NC State. Un único curso obligado y productivo (18.1 puntos, 4.6 rebotes y 6.2 asistencias por partido) de paso por la universidad y las puertas de la NBA se le abrieron de par en par.
El Draft NBA 2017 le colocaba en la novena posición para formar parte de los Dallas Mavericks, siendo a su vez miembro de una generación que, a la vista de los resultados obtenidos hasta la fecha, promete ser histórica. “Es una generación muy especial porque hay muchos jugadores con mucho talento. Como dices, desde abajo hasta arriba, todos tienen muchos minutos, todos tienen un rol importante en su equipo. Hay varios futuros All Stars en esta generación”, nos explica Dennis.
Tras una gran Summer League (17,3 puntos, 4,8 rebotes y 4,2 asistencias por partido), Dennis Smith sorprendió a muchos consiguiendo ser el primero en la tradicional encuesta de la NBA entre los jugadores de primer año, antes de comenzar la temporada, para elegir al favorito a rookie del año. Lonzo Ball o Markelle Fultz no le quitaron ese honor, y aunque no pudo defenderlo hasta el final, sirve de ejemplo para comprobar la buena fama que se ha ganado dentro de las canchas.
Su primer año fue bastante bueno, con números individuales notorios aunque alguna laguna en su juego, especialmente en el tiro. Con una media de 14.8 intentos por duelo, sus registros fueron un tanto pobres. Dennis se quedó en 39.5% en tiros de campo, 31.3% desde el perímetro y 69.4 desde la personal, números bajos y similares a los que tuvieron, en su temporada rookie, jugadores tan destacados de la NBA como Kemba Walker, Russell Westbrook o John Wall. Si acaba siguiendo sus caminos, la estadística de su primera campaña en la mejor liga del mundo será poco menos que una anécdota. No obstante, el exterior estadounidense ha dado un paso adelante en su mayor debilidad. “Pienso que tiro mejor, más confiado y tomo mejores decisiones en el tiro. Es un gran salto respecto a la temporada pasada”, comenta Smith con mucha confianza, y lo cierto es que sus números le respaldan. Tras 17 partidos, 44’6% en tiros de campo y 39’1 en el triple. Solo se le resiste la línea de personal, donde, incluso, ha bajado sus promedios hasta un 64’6%.
Dallas ha arrancado con ganas de meterse en la lucha por los playoffs este segundo curso y, aunque son un equipo joven y con todo el tiempo del mundo por delante para aspirar a grandes objetivos, necesitan coger rodaje e ir midiendo sus fuerzas ante los mejores. «Hemos perdido algunos partidos que no debíamos, pero es una temporada larga para probarnos y creo que este equipo está mentalizado para no estresarse y seguir», expresa Dennis. “Podemos competir con otros conjuntos de la conferencia oeste, aunque es cierto que el equipo acaba de empezar. Es nuestro segundo año, para algunos el primero en el proyecto, pero estamos construyendo un equipo de mucho talento y estamos empezando a tener química”, finiquita Dennis. Los Mavericks sueñan con todo en el futuro y Dennis parece que será parte clave de ese futuro.
“Mi rol en el equipo no sabría decirte, lo hago lo mejor que puedo según lo que me mandan. Me siento más cómodo este segundo año en la NBA y con más importancia, por todo ello creo que va a ser, seguro, una temporada mejor para mí”, añade el norteamericano antes las dudas que le planteo sobre su año de adaptación.
Con un curso de experiencia a sus espaldas, Dennis ya ha podido poner a prueba sus habilidades ofensivas y defensivas ante los mejores jugadores del planeta Tierra, por lo que, tirando por su trabajo atrás, busco encontrar al jugador que más dolores de cabeza le ha provocado durante un encuentro. Le comento que muchos jugadores me dicen Harden y ríe. “Es uno de ellos, sin duda. Es muy físico, es muy bueno y muy inteligente. Hay que tener mucho cuidado en los detalles con él, así que también diré Harden”, termina.
Smith comparte vestuario y perímetro con Luka Doncic, su pareja de baile en los Dallas Mavericks y con quien necesita entenderse a la perfección para sostener entre ambos las aspiraciones futuras de los suyos. “Luka es muy bueno, se lleva con todo el mundo y tiene el respeto de sus compañeros”, dice sobre la actitud del esloveno en el vestuario. Dentro del parqué, también encuentra las palabras necesarias para definirlo: «Doncic es muy talentoso, entiende el juego y tiene buen tiro. Hace que sea fácil jugar a su lado”.
Por último, y más por curiosidad que por otra cosa, Dennis me regala unos segundos más de su tiempo para responderme a la cuestión que divide en dos al mundo del baloncesto (ironía on). ‘¿LeBron James o Michael Jordan?’, digo mientras se sonríe. «Los dos han dominado en su era, así que me quedo con ambos», comenta mientras me mira con esa mirada de ‘no me hagas elegir uno’. Risas y un apretón de manos mientras nos despedimos cordialmente. Le deseo suerte con la esperanza de ver su nombre entre los grandes de la NBA dentro de poco. Ha superado las barreras, se ha ganado el respeto de sus ‘hermanos’ y tiene el talento natural y la ética de trabajo necesarios para brillar en Dallas. Recuerden, Dennis Smith Jr no es un cualquiera, es el número 1.
Para más fuentes e info de la lesión de Dennis en el pasado pinche aquí
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