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Guía NBA 2017/18: Dallas Mavericks, por Andrés Monje

Guía NBA 2017/18: Dallas Mavericks, por Andrés Monje

Memoria 2016-17
Balance: 33-49. Fuera de Playoffs en el Oeste
Eficiencia Ofensiva Ritmo Eficiencia Defensiva
103.7 (23º) 94.1 (29º) 106.3 (23º)
Ataque 4 Factores Defensa
50.5% (18º) % efectivo en tiros 52.9% (27º)
22.5% (29º) Tiros libres 28.2%(20º)
12.6% (3º) Pérdidas 15.7% (1º)
18.1% (30º) Rebote ofensivo 22.4% (7º)
 
Glosario de la Memoria 2016/17:
* Ritmo: posesiones cada 48 minutos / Ef. Ofensiva: puntos producidos cada 100 posesiones / Ef. Defensiva: puntos recibidos cada 100 posesiones.
* Porcentaje efectivo: une valores en tiros de dos y triples / Tiros libres: porcentaje de tiros libres (lanzado o recibido) sobre el total de lanzamientos / Pérdidas: pérdidas de balón (propias o provocadas) cada 100 posesiones / Rebote ofensivo: Capturas de ataque (conseguidas o permitidas) sobre el total.

mavs

Diecisiete años después los Mavericks tuvieron una temporada con balance negativo en el Oeste, un dato espectacular que habla muy bien sobre la cultura ganadora creada en la franquicia este siglo XXI. Siendo difícil que esta campaña no acabe como la anterior, es decir con más derrotas que triunfos, las rutinas competitivas y ambición del proyecto siempre están de fondo. Y tener en la pista a Dirk Nowitzki y en el banquillo a Rick Carlisle ayuda a recordarlo.

El alemán (ya sexto máximo anotador en la historia NBA) jugará su vigésima temporada con la franquicia, igualando así el récord histórico que poseía hasta ahora Kobe Bryant con los Lakers y dejando abierta una posible puerta para llegar a las 21 (firmó dos años, el segundo de ellos opción del equipo), que de paso igualarían también la mejor marca de siempre como profesional (Parish, Willis y Garnett). Físicamente está muy castigado, notándose sobre todo en su desplazamiento lateral, pero en un volumen de minutos adecuados sigue siendo una máquina de generar ventajas en ataque. Con una baraja técnica infinita, el curso pasado fue su decimoséptimo por encima del 35% en triples y usado junto a cierta protección atrás, su aportación está fuera de dudas.

El técnico volvió a hacer lo que sabe: mejorar a sus equipos. No importa qué mimbres tenga, siempre lo consigue. Carlisle supo encontrar el pasado año a Seth Curry y Yogi Ferrell en un perímetro con muchos problemas. Y no sólo proyectó la mejor versión vista hasta ahora de ambos, dos jugadores que en apariencia no tenían sitio en la Liga, sino que les ofreció un contexto a medio plazo. En su equipo.

Pese a su falta de tamaño, con los posibles desajustes que por tanto podían crear atrás, tanto Curry como Ferrell aportan dos aspectos muy valiosos: el primero es que entienden bien el juego, por lo que limitan los errores (Dallas fue un excelente equipo reduciendo pérdidas de balón) y saben detectar fragilidades del rival; el segundo es que son muy buenos tiradores, agigantando con ello el espacio de ataque.

Dallas tuvo muchos problemas a la hora de anotar el pasado año pero no fue tanto por su idea de juego como por sus recursos creativos y marcados ritmos lentos, que ayudaban a aumentar las opciones en pista para un Nowitzki que no está ya para contextos de transiciones.

Formatos abiertos en torno a una posible bomba

El hombre clave de la estructura es Harrison Barnes, al que Carlisle empleó sobre todo como cuatro (los cinco quintetos más usados por Dallas tuvieron esa composición) para tratar de alimentar el espacio y la versatilidad en un sistema que necesitaba de ambos aspectos. Lo primero por su considerable cantidad de guards y lo segundo para corregir desequilibrios atrás.

Barnes respondió en ataque ante un contexto complicado, que le exigía no sólo mucho mayor volumen de lanzamientos de lo que había tenido hasta ahora (su uso ofensivo pasó del 16 al 25%) sino que también le exponía unas compañías bastante diferentes a las que disfrutó en los Warriors, donde tenía prácticamente los tiros abiertos que quisiese. En Dallas tuvo que trabajar más para producir… pero lo hizo.

Siendo un jugador cuyo carácter resulta frío, es decir sigue sin exhibir un instinto asesino para explotar su potencial, supo asumir responsabilidades y hacerlo de forma eficiente. Tampoco podía pedírsele mucho más, teniendo además que lidiar atrás con roles de gran exigencia. Eso sí, deberá repetirlo este año.

La versatilidad de Barnes en el cuatro abre muchos más roles exteriores, algo que prefiere Carlisle con la tipología de equipo que posee, en el que puede compatibilizar dos bases intercambiables en muchas fases distintas de partido. En ese sentido, lo más relevante del curso puede encontrarse en dos focos. El primero, qué tipo de rendimiento muestra Wesley Matthews, el otro gran two-way player del equipo y llamado a ejercer como tres en formatos pequeños, especialmente considerando que el año que viene podría salir al mercado de agentes libres.

Y el segundo qué impacto es capaz de tener el novato Dennis Smith, un portento en lo físico que tendrá delante un contexto más que interesante para su estreno, con un maestro como Carlisle en la banda y rodeado de jugadores inteligentes y que le abren la pista. Smith sufrió una grave lesión de rodilla (ligamento cruzado anterior) durante su etapa de instituto, circunstancia que junto a su estilo de juego (muy agresivo en el plano físico) le ha puesto en relativo segundo plano en el último Draft (al que acudió tras solo un año universitario), pero su potencial es enorme.

Teniendo en cuenta sus condiciones y que los Mavs le darán peso en el juego al mismo tiempo que pueden servirle el tipo de compañía que prefiera por fuera, con los veteranos Devin Harris y JJ Barea también entrando en la baraja de rotaciones, apunta a ser uno de los novatos a seguir.

Con el proyecto apuntando a una reconstrucción más potente, la apuesta por Smith será considerable. Y con la franquicia disponiendo de un monstruoso espacio salarial en verano, una buena forma de atraer jugadores podría ser mostrar un núcleo en progresión sobre el que crecer. Posiblemente Dallas no pueda optar a ‘peces gordos’ en la agencia libre, pero sí piezas sobre las que servir a Carlisle de un mejor escenario para ganar. Con la capacidad del técnico, con eso podría ser suficiente.

El caso Noel

Muchas menos opciones tiene Carlisle en la pintura. Y, dejando aparte al genio alemán, la más determinante de todas afrontará la campaña tras un verano tumultuoso. Nerlens Noel no llegó a un acuerdo con la franquicia para extender su contrato, por lo que percibirá sólo 4 millones este curso antes de ser agente libre sin restricciones el siguiente.

La situación es particular. Dallas necesita que Noel haga el año de su vida en funciones defensivas y de rebote, pero al mismo tiempo eso puede significar que, con el precedente creado de incapacidad para llegar a un acuerdo este verano, su futuro inmediato pase por firmar en otro sitio.

Foto: Jonathan Bachman/Getty Images

Los Mavs tuvieron muchos problemas el curso pasado en dos áreas clave: defendiendo la zona (57.1% permitido cerca del aro, segundo peor dato NBA) y la línea de tres (38% concedido, también segundo peor registro), estando lo segundo alimentado por su agresividad en línea exterior, que buscaba forzar pérdidas del rival (algo que consiguieron con gran éxito) a costa de generar espacios libres para tiros cómodos.

Ahí es donde entra la influencia de Noel. Con Salah Mejri o Dwight Powell mucho más aptos para roles con menos minutos, es el jugador más preparado para proteger el aro y ejercer como corrector en la zona. Su 51% permitido el año pasado no es ni mucho menos un registro de élite pero con más minutos y confianza (no juega al menos 30 minutos por partido desde su año de novato) puede mejorarlo.

Barnes y Matthews pueden servirle contextos decentes en las ayudas y Carlisle un plan estable, pero los Mavs podrán ser más o menos versátiles con su ritmo dependiendo de cuánto sea capaz Noel de imponer su dominio atrás. Si lo hiciese, aunque fuera a tramos, Smith y los formatos abiertos podrían volar más a menudo en transición.

Datos de lupa:

  • Colectivo:

Los Mavs fueron el equipo que menos usó la transición (sólo un 8.8% de las jugadas) y el cuarto menos efectivo en ella (1.03 puntos por jugada).

  • Individual:

Dirk Nowitzki promedió al 14 puntos y 6.5 rebotes con 38 años. Sólo Karl Malone, Kareem Abdul-Jabbar y Robert Parish lo habían logrado a esa edad.

Situación salarial:

  • Salarios franquicia: 81 millones
  • Límite salarial: 99.1 millones
  • Impuesto de lujo: 119.2 millones
  • Mínimo salarial: 89.2 millones

Fuente: Basketball Insiders

  • Opción de jugador
  • Opción de equipo
  • Qualifying Offer
  • No completamente garantizado

Dallas posee una flexibilidad enorme en su estructura salarial. Una vez resuelto el ‘culebrón’ con Nerlens Noel, con el jugador aceptando la Qualifying (4.1 millones) para ser agente libre sin restricciones en el verano de 2018, se confirma una continuidad casi total en unos Mavs que sólo cuentan con dos contratos superiores a los 10 millones al año (Barnes y Matthews).

La renovación de Dirk Nowitzki (10 millones por 2 años, el segundo opción del equipo) fue sencilla de ejecutar, con las dos partes, jugador y franquicia, buscando lo mismo. Y así los Mavs tendrán garantizados poco más de 40 millones de cara a 2018, cifra que subirá a 60 si Matthews acepta su opción de contrato por un año más… pero en cualquier caso una cantidad con la que lanzarse al mercado con intereses más ambiciosos.

Jugador a seguir:

Lejos del rol secundario de los Warriors, Harrison Barnes tuvo que enfrentarse a un mayor protagonismo ofensivo e incluso dependencia de su equipo por lo que podía producir. Resolvió bien el complicado escenario pero apenas es el primer paso. Con Nowitzki dejando ya las últimas gotas de su inolvidable perfume, Dallas necesitará pronto un nuevo líder.

Foto: Joe Murphy/NBAE via Getty Images

 

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