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Guía NBA 2019/20: Los Angeles Lakers, por Andrés Monje

Guía NBA 2019/20: Los Angeles Lakers, por Andrés Monje

Memoria 2018-19
Balance: 37-45. Fuera de Playoffs en el Oeste
Eficiencia Ofensiva Ritmo Eficiencia Defensiva
107.4 (24º) 103.6 (4º) 108.9 (13º)
Ataque 4 Factores Defensa
52.7% (14º) % efectivo en tiros 51.6% (11º)
25.7% (16º) Tiros libres 24.5% (7º)
15% (28º) Pérdidas 13.7% (16º)
27% (14º) Rebote ofensivo 27.5% (19º)
Ataque Triple Defensa
34.2% (19º) Volumen 36.6% (18º)
33.3% (29º) Acierto 34.9% (13º)
Glosario de la Memoria 2018/19:
* Ritmo: posesiones cada 48 minutos / Ef. Ofensiva: puntos anotados cada 100 posesiones / Ef. Defensiva: puntos recibidos cada 100 posesiones.
* Porcentaje efectivo: une valores en tiros de dos y triples / Tiros libres: porcentaje de tiros libres (lanzado o recibido) sobre el total de lanzamientos de campo / Pérdidas: pérdidas de balón (propias o provocadas) cada 100 posesiones / Rebote ofensivo: Capturas de ataque (conseguidas o permitidas) sobre el volumen total.
* Volumen de triples: porcentaje de lanzamientos (intentados o permitidos) de tres puntos sobre el total de tiros de campo/ Acierto de triples: porcentaje de acierto (propio o permitido) en lanzamientos de tres puntos.

lakers

El primer año de LeBron James en los Lakers estuvo lejos de lo ideal. A pesar de un comienzo ilusionante (20-14), su lesión el día de Navidad abrió una herida que ya nunca iba a cerrarse. El equipo sufrió hasta su regreso (6-11) y después la inestabilidad interna, fruto de los constantes rumores de traspaso por Anthony Davis, acabó por desangrar la química de un conjunto que se dejó ir hasta final de curso.

El verano, marcado en rojo para una franquicia que necesitaba rodear de impacto inmediato a un James camino de los 35 años, dejó un sabor agridulce. Por un lado se cumplió el gran deseo con Davis, con los Lakers entregando a los Pelicans gran parte de su núcleo joven (Ball, Ingram y Hart) además de un suculento botín de rondas del Draft; pero por el otro ese tercer jugador de primera línea no acabó llegando.

Los Lakers esperaron a Kawhi Leonard, el pez gordo del mercado, confiando en poder formar un Big-Three que habría sido histórico. Por el camino perdieron opciones en la agencia libre y una vez Leonard decidió firmar con los vecinos Clippers la franquicia tuvo que acelerar su toma decisiones, para rellenar una plantilla que estaba guardando su espacio salarial (y su tiempo) para captar otra gran estrella.

Dadas las circunstancias, el rearme tuvo éxito. Los Lakers reforzaron su necesitado núcleo exterior firmando a Danny Green (30 millones por 2 años), Avery Bradley (10 por 2), Quinn Cook (3 por 1) y Troy Daniels (el mínimo por un año).

Dieron un recambio a Kyle Kuzma en el cuatro con Jared Dudley (también el mínimo por un año) y buscaron apuntalar su zona con DeMarcus Cousins (3 por 1), aunque este último se rompió el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda el pasado mes de agosto y apunta a perderse toda la temporada.

No quedó ahí. La franquicia retuvo a Kentavious Caldwell-Pope (16 millones por 2 años), JaVale McGee (8 por 2) y Rajon Rondo (5 por 2), todos ellos con los segundos años opcionales en sus contratos, antes de dar una oportunidad a Dwight Howard (el mínimo por un año) a raíz de la baja de Cousins.

Como resultado hay una rotación totalmente nueva pero liderada por dos superestrellas y con una baraja aceptable de secundarios. No es el escenario soñado por la franquicia pero sí uno con el que se puede (y debe) competir en un Oeste mucho más abierto tras la bajada a la tierra de los Warriors.

El reto de construir tales recursos en un bloque sólido pertenece a Frank Vogel, elegido para el banquillo después de un complejo proceso en el que Tyronn Lue y Monty Williams rechazaron el puesto. Sin embargo no asumirá solo esa responsabilidad, sino que de hecho puede llegar a estar ‘demasiado’ rodeado. La franquicia se hizo con Jason Kidd y Lionel Hollins para un cuerpo técnico que parece reunir, al menos sobre el papel, a muchos gallos en un solo corral.

Davis junto a James

Las aspiraciones de éxito en los Lakers reposan sobre las espaldas de James y Davis. Y no es precisamente mal aval. Después de un año convulso en lo colectivo, en el que además estuvo más tiempo fuera de pista (27 partidos) que nunca antes en su carrera, LeBron afronta su segundo episodio en Los Angeles con una estructura colectiva más cercana a aquellas con las que ha conocido el éxito.

Dispondrá de un sistema de gran jerarquía y plagado de especialistas que complementen su acción como ‘Point-Forward’ (alero con gran peso en la dirección) en ataque y como jugador aposicional en defensa (aunque en este aspecto su implicación, especialmente en fase regular, haya ido bajando alarmantemente). Por condiciones James sigue siendo un jugador muy especial que, correctamente rodeado, resulta diferencial. Pudiendo estar extramotivado tras la decepción del año anterior, se le espera a su mejor nivel.

Ese sistema contará, no obstante, con otra fuente masiva de ventajas desde lo individual. Una alternativa que descargue de responsabilidades a James. Y es que Anthony Davis pasará a ser, de inmediato, el mejor interior con el que jamás haya compartido equipo LeBron (y junto a Wade, el mejor jugador). Llegando con apenas 26 años y hambriento de éxitos, es lícito salivar.

En lo ofensivo, las posibilidades de su pick&roll, estando ambos rodeados de buen espacio exterior, son totales. A lo que hay que sumar la máxima versatilidad de un perfil como Davis, capaz de castigar en cualquier escenario (transición y media pista), tanto cerca como lejos del aro e incluso sobre bote. En lo defensivo, Davis se acerca al prototipo perfecto de interior moderno: de enorme despliegue físico, intimidador en la zona y capaz de contener jugadores más pequeños lejos de ella.

Los Lakers cuentan con dos piezas para liberarle de carga defensiva (JaVale McGee y Dwight Howard), sobre todo ante rivales de gran presencia física. Pero son unas piezas con las que Davis puede coexistir perfectamente en ataque, gracias a sus fundamentos exteriores y capacidad de tiro (38% en triples tras recepción).

No obstante la inmensa mayoría de escenarios de fase final proyectan a Davis como cinco, para ganar otra pieza exterior. Aunque él prefiera cierta protección, Vogel debe convencerle de que su mayor desequilibrio lo genera cuando ejerce como único interior.

El poder del especialista

En el técnico recae también la obligación de construir una estructura consistente, que además de aprovechar las ventajas que generan sus estrellas sepa aprovechar las posibilidades de sus complementos. Porque esos secundarios serán básicos para cumplir los objetivos finales.

Después del fallido experimento de numerosas fuentes creativas y menos espacio exterior, los Lakers volverán este curso al plan básico: lo contrario. Así, junto a James, el único director clásico de la plantilla será Rajon Rondo. Pero habrá muchas más alternativas para desahogar desde el tiro, un escenario que fue dramático la última campaña (33.3% de acierto en triples, segundo peor dato NBA).

Danny Green y Quinn Cook anotaron el 47% de sus triples tras recepción, una marca superlativa. Pero tanto Avery Bradley como Troy Daniels, Alex Caruso y Kentavious Caldwell-Pope también son fiables en la baraja exterior. En las alas, Kyle Kuzma y Jared Dudley son capaces igualmente de ejecutar tras ventaja. O lo que es lo mismo, gran parte del equipo está preparado para lo que se puede encontrar en ataque: roles muy concretos y de limitado margen creativo.

Kuzma representa, no obstante, un caso a seguir. Tanto por su progresión individual como por su adaptación a un rol de tercer espada ofensivo y, sobre todo, por lo necesario de su aprendizaje atrás. Y es que conociendo a Vogel, un técnico tradicionalmente más ligado al éxito defensivo que al ofensivo, los Lakers tratarán de encontrar en el orden y el sacrificio atrás los principales caminos hacia el éxito.

Kyle Kuzma

Estando por desvelar qué tipo de sistema empleará, ya que la presencia de Davis alimenta las opciones de usar uno agresivo en el perímetro pero la trayectoria de Vogel apuesta más bien por lo contrario, el perímetro cuenta con especialistas que descarguen a James (Green, Bradley y Caldwell-Pope son excelentes sobre el balón y muy adaptables a cualquier perfil exterior) y la zona con protección de aro (McGee y Howard, más el propio Davis), pero las alas carecen de gran versatilidad.

Formatos con Kuzma y James en las alas, por ejemplo, podrían ser peligrosos atrás, una circunstancia que alimenta las opciones de, llegado el punto, rodear a James y Davis de tres jugadores perimetrales que puedan tirar, otorgando a Kuzma más libertad ofensiva coexistiendo con la segunda unidad. Variantes que, en cualquier caso, el cuerpo técnico irá probando a medida que pasen los meses.

James y Davis representan enormes fuentes de poder y desequilibrio, un excelente punto de partida para un equipo por hacer pero que, este año sí, ha de tener como objetivo mínimo reinar en el Oeste. Tras seis años seguidos sin pisar la fase final, con diferencia la peor racha de la historia de la franquicia, la ambición justificada está de vuelta en los Lakers.

 Datos de lupa:

  • Colectivo:

Los Lakers recibieron 15.9 puntos al contraataque por partido, cuarto peor dato de la Liga.

  • Individual:

Los Lakers fueron 2 puntos por 100 posesiones mejores que sus rivales con James en cancha y 5.6 peores que el adversario cuando él no estuvo.

Situación salarial:

  • Salarios franquicia: 118.9 millones
    • Límite salarial: 109.1 millones
    • Impuesto de lujo: 132.6 millones
    • Mínimo salarial: 98.2 millones

Fuente: Basketball Insiders

  • Opción de jugador
  • Opción de equipo
  • Qualifying Offer
  • No completamente garantizado

Jugador a seguir:

Si uno de los más grandes de siempre sufre una decepción, solo cabe esperar el más contundente de los regresos. El estreno de LeBron James en Los Angeles no fue positivo pero revitalizado y mejor rodeado su dominio amenaza con volver. Un superdotado que une despliegue físico, versatilidad, talento creativo y capacidad de ejecución en todo registro. Una cima histórica aún con hambre de aumentar su legado. Su reto, camino de los 35 años, está claro: ganar el título con una tercera franquicia diferente.

LeBron James

Foto: Getty Images

 

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