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Guía NBA 2018/19: Detroit Pistons, por Andrés Monje

Guía NBA 2018/19: Detroit Pistons, por Andrés Monje

Memoria 2017-18
Balance: 39-43. Fuera de Playoffs en el Este
Eficiencia Ofensiva Ritmo Eficiencia Defensiva
104.9 (19º) 98.4 (21º) 104.8 (11º)
Ataque 4 Factores Defensa
51.2% (20º) % efectivo en tiros 52.4% (16º)
22.7% (25º) Tiros libres 22.2% (3º)
13.6% (7º) Pérdidas 14.9% (8º)
22.7% (13º) Rebote ofensivo 21.5% (10º)
Ataque Triple Defensa
33.3% (16º) Volumen 36.2% (27º)
37.3% (5º) Acierto 35.9% (12º)
Glosario de la Memoria 2017/18:
* Ritmo: posesiones cada 48 minutos / Ef. Ofensiva: puntos anotados cada 100 posesiones / Ef. Defensiva: puntos recibidos cada 100 posesiones.
* Porcentaje efectivo: une valores en tiros de dos y triples / Tiros libres: porcentaje de tiros libres (lanzado o recibido) sobre el total de lanzamientos de campo / Pérdidas: pérdidas de balón (propias o provocadas) cada 100 posesiones / Rebote ofensivo: Capturas de ataque (conseguidas o permitidas) sobre el volumen total.
* Volumen de triples: porcentaje de lanzamientos (intentados o permitidos) de tres puntos sobre el total de tiros de campo/ Acierto de triples: porcentaje de acierto (propio o permitido) en lanzamientos de tres puntos.

Dos años consecutivos sin pisar la fase final provocaron la salida de Stan Van Gundy, que en su papel de técnico y Presidente de Operaciones pudo ver primero cómo el proyecto se atascaba y después cómo la solución de urgencia tomada mediado el pasado curso, realizar un traspaso para hacerse con Blake Griffin, asfixiaba demasiado la estructura salarial sin asegurar el salto cualitativo buscado.

Los Pistons tienen comprometidos 84 millones de dólares este año entre el núcleo Griffin-Drummond-Jackson-Leuer, cifra que asciende a los 90 el siguiente curso. Y el problema no es tanto pagar esa cantidad como la razonable duda de si hacerlo llevará al éxito deportivo. Ahí está el gran (y peligroso) enigma. Es un equipo caro instalado en la zona media. El despido de Van Gundy acabó derivando, semanas después, en la también marcha de Jeff Bower, el General Manager por el que este había apostado. El cambio fue notable.

La situación es por tanto compleja de resolver, con una franquicia ahogada en lo salarial con contratos muy difíciles de mover y una plantilla con bastantes asuntos por gestionar, principalmente la compatibilidad entre sus dos jugadores más importantes (interiores en un juego cada vez más enfocado a formatos pequeños y versátiles) y la necesidad de crear un perímetro estable.

El elegido para el nuevo plan es Dwane Casey, que a pesar de a ser fulminado por los Raptors tras caer eliminado ante los Cavs en la fase final entiende bastante bien de reanimar proyectos en puntos problemáticos. De hecho justo eso fue lo que realizó fantásticamente con Toronto, planteando sistemas básicos y rutinas enfocadas a la creación de identidad y solidez defensiva. El proceso fue lento pero el crecimiento seguro.

Pese a la modernización vivida en los Raptors meses atrás, Casey siempre ha sido un especialista defensivo. Los Pistons trabajaron bien con Van Gundy ese apartado, al menos todo lo bien que pudieron sin ver a Drummond despegar ahí. Pero en ataque el escenario transmite más dudas, al menos para un técnico no precisamente vanguardista en ese lado de la pista.

Griffin junto a Drummond

La coexistencia entre Blake Griffin y Andre Drummond va a definir hacia dónde pueden ir los Pistons. El curso pasado solo coincidieron en 25 partidos, una muestra muy limitada que dejó un pobre 11-14 de balance de balance colectivo pero datos interesantes si profundizamos algo más.

En 598 minutos juntos los Pistons fueron tres puntos mejores (por 100 posesiones) que sus rivales, produciendo 109 puntos (también por 100 posesiones) en ataque. Es decir, mostraron una ofensiva sugerente. Y la cifra pasa a ser más estimulante considerando cuando Reggie Jackson apareció con ambos en cancha, con un +10 de net rating en (eso sí) únicamente 45 minutos. El bajísimo volumen debe poner ese último dato más en cuarentena pero los resultados no han de arrojarse por la borda. Al menos de momento.

¿Pueden funcionar juntos Griffin y Drummond? Que lo hagan con éxito va a exigir tiempo y automatismos, pero hay motivos para el optimismo. Sobre todo en ataque. Primero porque Drummond regaló el curso pasado una evolución ofensiva (atrás aún se espera) que le ubica en otro escalón: la creativa. El pívot de Detroit alejó su radio de acción tradicional, saliendo a poste alto y los codos de la zona para recibir más el balón (de 38 a 52 toques por partido) y generar ventajas.

Los Pistons elevaron de forma salvaje su uso de sistemas para pases a la mano (más del 10% del total, dato más alto de la Liga), que daba Drummond haciendo pantalla con su cuerpo. Y pese a que el éxito fue discreto, el pívot ganó presencia y despejó la zona, dos detalles importantes.

Tener a Drummond como poste pasador es muy interesante para Detroit, un equipo que puede ser vertical con Jackson sano y que además contará con Griffin. Porque Blake también es muy bueno generando y puede hacerlo además desde el bote, por lo que intercambiar espacios de poste bajo-alto y crear vía de penetración para exteriores resulta ahora más factible.

Foto: Getty

Y el segundo motivo es que Griffin ha tomado el camino de convertirse en una amenaza de tres puntos. Los dos últimos cursos ha rebasado los cinco triples intentados por encuentro y los resultados (ambos por encima del 34% de acierto) exhiben que su recurso abierto, sin ser demoledor, debe ser respetado. A nivel de espacios, Griffin puede dar aire a los Pistons saliendo a línea de tres para encarar/tirar y la capacidad de ambos para ejercer como generadores de juego proyecta las posibilidades.

Atrás el escenario es algo distinto, ya que ni Drummond ni Griffin son eficientes protegiendo el aro. La rotación interior de Detroit ha ganado a Zaza Pachulia, útil atrás pero tampoco como corrector, y perfiles como Jon Leuer o Henry Ellenson están lejos de tener impacto defensivo. La situación podría exponer aún más a Drummond y Griffin si Casey apuesta por formatos pequeños con el fin de mantener a uno de ellos siempre en pista. Ambos necesitan subir sus prestaciones atrás para que la apuesta funcione.

Las mayores esperanzas ahí se encuentran por supuesto en Drummond, que pese a ser una bestia del rebote, en ambos aros además, tiene pendiente que su cambio físico (perdió peso y ganó movilidad el pasado año) se traslade también a un creciente impacto defensivo. Sería justamente ese detalle el que más podría elevar la competitividad de los Pistons.

Definir el perímetro

Tras su campaña de explosión (2015-16), Reggie Jackson no ha tenido continuidad. En los dos últimos cursos se ha perdido 67 partidos, cortando de raíz el flujo ofensivo de un equipo que dependía muchísimo de su juego de bloqueos con Drummond. El sistema vertical (de poco pase previo al desequilibrio) de los Pistons necesita a Jackson, muy incisivo atacando el aro y con mayor preferencia por anotar que dirigir. La presencia de dos pívots con buena lectura de juego puede contribuir a esa vía.

Foto: Rick Osentoski/NBAE via Getty Images

Ish Smith plantea otro tipo de perfil, del mismo estilo vertical pero con fin más organizativo. Y José Manuel Calderón, que se reencuentra con Casey y la franquicia, puede aportar también orden y tiro. Pero los Pistons, al menos con su composición actual, necesitan el punto voraz de Jackson en el puesto de uno.

En las alas la rotación tampoco está marcada, ya que las salidas de Tobias Harris y Avery Bradley obligaron a reorganizar el puzle. Con Reggie Bullock (en el lugar oportuno y el momento adecuado el año pasado) y Luke Kennard siendo necesarios por su capacidad para lanzar de tres puntos (ambos por encima del 40% de acierto), algo que en menor medida también debe dar Langston Galloway y Glenn Robinson III, el rol más intrigante sigue siendo el de Stanley Johnson.

Esencialmente porque si bien Johnson no ha desarrollado tiro exterior en tres años (por debajo del 30% de acierto en su carrera), su perfil defensivo resulta el de más potencial del perímetro. Johnson no está capacitado para generar con balón ni ejecutar desde fuera, por lo que requiere espacio al lado para poder permanecer en pista, pero Detroit necesita impacto atrás y Casey es un técnico muy atento al desarrollo de jugadores.

En un equipo que puede invertir el sentido clásico de la producción (con interiores como generadores y exteriores como ejecutores), y que a su vez va a tener que contar con presencias defensivas que aporten equilibrio, Johnson puede tener una buena oportunidad para asentarse. Definir los galones exteriores va a ser, en cualquier caso, necesidad del nuevo técnico.

 Datos de lupa:

  • Colectivo:

Detroit fue el equipo que mejores porcentajes permitió al rival a un metro o menos del aro (70.3%)

  • Individual:

Por quinto año consecutivo, Andre Drummond lideró la NBA en rebotes ofensivos por partido (5.1).

Situación salarial:

  • Salarios franquicia: 123.2 millones
    • Límite salarial: 101.8 millones
    • Impuesto de lujo: 123.7 millones
    • Mínimo salarial: 91.6 millones

Fuente: Basketball Insiders

  • Opción de jugador
  • Opción de equipo
  • Qualifying Offer
  • No completamente garantizado

Jugador a seguir:

Su crecimiento el pasado curso en dos aspectos importantes se dejó notar. Pasó del 38% al 60% de acierto en tiros libres, y repartió más asistencias… de las que había dado en sus tres últimos años juntos. El ‘nuevo’ Andre Drummond, que también mejoró su estado físico (más ágil y explosivo), ya es bastante más que una fuerza sobrehumana en el rebote. Si consigue mejorar su rendimiento atrás, la primera línea de la Liga estará a la vista.

Andre Drummond (Pistons); Foto: Joe Murphy / Getty Images

Foto: Joe Murphy / Getty Images

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