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Guía NBA 2018/19: Philadelphia 76ers, por Andrés Monje

Guía NBA 2018/19: Philadelphia 76ers, por Andrés Monje

Memoria 2017-18
Balance: 52-30. Terceros del Este. Eliminados en Segunda Ronda (Boston, 4-1)
Eficiencia Ofensiva Ritmo Eficiencia Defensiva
107.4 (11º) 102.2 (4º) 102 (3º)
Ataque 4 Factores Defensa
53.5% (7º) % efectivo en tiros 49.2% (1º)
26.3% (10º) Tiros libres 29.3% (29º)
16.1% (30º) Pérdidas 13.9% (20º)
25.3% (3º) Rebote ofensivo 21.4% (9º)
Ataque Triple Defensa
34.4% (13º) Volumen 33.8% (16º)
36.9% (8º) Acierto 34.2% (2º)
Glosario de la Memoria 2017/18:
* Ritmo: posesiones cada 48 minutos / Ef. Ofensiva: puntos anotados cada 100 posesiones / Ef. Defensiva: puntos recibidos cada 100 posesiones.
* Porcentaje efectivo: une valores en tiros de dos y triples / Tiros libres: porcentaje de tiros libres (lanzado o recibido) sobre el total de lanzamientos de campo / Pérdidas: pérdidas de balón (propias o provocadas) cada 100 posesiones / Rebote ofensivo: Capturas de ataque (conseguidas o permitidas) sobre el volumen total.
* Volumen de triples: porcentaje de lanzamientos (intentados o permitidos) de tres puntos sobre el total de tiros de campo/ Acierto de triples: porcentaje de acierto (propio o permitido) en lanzamientos de tres puntos.

sixers

Los Sixers han vuelto. Lo hicieron con estruendo el curso pasado, ganando 24 partidos más que el anterior y superando su primera eliminatoria de fase final en seis años. ‘El Proceso’, que padeció un trienio agónico (de 2014 a 2016) con sólo 47 victorias acumuladas, solo apunta ya a un futuro seductor.

Brett Brown, años atrás sin mimbres para poder competir, pudo dar forma a un equipo ya extraordinario en lo destructivo, aspecto que más premia su estructura, y que además notó un salto cualitativo considerable en lo ofensivo. Lo segundo se explicará más tarde, en lo primero conviene detenerse ahora.

Philadelphia fue un magnífico equipo atrás, terminando la fase regular con la tercera mejor defensa NBA y presentando un formato que generaba pesadillas en los rivales. El quinteto formado por Simmons-Redick-Covington-Saric-Embiid recibió únicamente 95.7 puntos por 100 posesiones en más de 600 minutos de muestra. Y anotando, a la vez, más de 117. Datos que equivalen a la mejor defensa y al mejor ataque NBA.

Únicamente Stevens y los Celtics, en Segunda Ronda de Playoffs y empleando exteriores de mucho tamaño y talento, pudieron castigar a la (única) pieza débil del entramado atrás (Redick) para acabar bloqueando su éxito. Este año ese formato debe ser nuevamente seguido con lupa.

La versatilidad y tamaño del núcleo Simmons-Covington-Saric-Embiid, todos ellos por encima de 2.06, inteligentes y atléticos para soportar defensas lejos del aro, hizo de la estructura de Brown una tela de araña salvaje. Porque su plan hace estrecha la pista (de los cinco equipos que menos triples concedieron en las esquinas) y para colmo conduce siempre hacia la intimidación de Embiid.

Este verano los Sixers han añadido otro perfil potencialmente muy bueno para esa idea. Y es que el contrato de Wilson Chandler (12.8 millones por un año) fue absorbido por Philadelphia, con Denver buscando aligerar carga salarial. Su tamaño, polivalencia y experiencia en las alas supone otro buen defensor a sumar e invita a pensar, de forma inevitable, que los Sixers volverán a dominar en su zona.

De Embiid y Simmons al cielo

Uno de los puntos vertebrales del éxito se encuentra en el impacto de Joel Embiid y Ben Simmons, dos de los mejores jóvenes de la Liga. Dos además muy complementarios y desequilibrantes en ambos lados de la cancha, gracias a físicos muy poderosos y características especiales.

El segundo año de Embiid dejó atrás ciertas dudas su durabilidad. Disputó 63 partidos de fase regular, con 30 minutos de media. Y casi 35 en la fase final. Y con el camerunés eso basta, porque una vez en pista es un ciclón. A nivel de condiciones es casi insultante la velocidad y movilidad que tiene para su tamaño, pero es su catálogo técnico lo más diferencial. Porque lo tiene todo, en ataque tanto castigando cerca del aro con movimientos de pies como produciendo lejos de él a través del tiro; y en defensa tanto ejerciendo como corrector interior como deteniendo rivales fuera de la zona.

Embiid ha buscado este verano depurar diferentes detalles, con énfasis al uso de su tamaño dentro de la zona, su toma de decisiones cuando recibe ayudas defensivas (ya bajó su volumen de pérdidas del 16.3 al 13.8% en su segundo año) y resistencia física. Porque, de nuevo, simplemente estando en pista ya marca diferencias.

El caso de Simmons es no menos fascinante. Los Sixers empezaron el curso con el triste honor de haber tenido el peor ataque de la Liga cuatro años seguidos. Pero con el australiano en cancha anotaron 109.4 puntos por 100 posesiones, equivalente al sexto mejor ataque NBA. No fue casualidad.

Ben Simmons (76ers); Foto: Jesse D. Garrabrant / Getty Images

Foto: Jesse D. Garrabrant / Getty Images

Simmons promedió 15 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias por duelo, convirtiéndose en el segundo jugador en la historia (tras Oscar Robertson, en 1961) que lograba esos guarismos en su primer año compitiendo. Pero su verdadero valor es la forma en la que proyecta a sus compañeros. No es solo cómo lee el juego, casi siempre un segundo antes que el resto, sino la cantidad y calidad de sus variaciones de pase, la muestra de creatividad para dar ventaja y crear tiros fáciles en su equipo, sea a media pista o en transición. Unir el don técnico, esa sensibilidad especial con el pase, a su motor físico, el de un tren de mercancías de 2.08 que atrás se empareja con cualquier rival y en ataque resulta demasiado rápido para interiores y demasiado grande para exteriores, deriva en un monstruo.

Sin embargo su asterisco con el tiro es aún muy visible. A pesar de resultar devastador cerca del aro (71% de acierto, cerca del nivel de LeBron James), su rango de tres es nulo y el de media distancia mínimo. En contextos de fase final, ante la superélite, eso penaliza. Simmons es ya una bendición para los Sixers pero si logra adquirir un lanzamiento tras bote simplemente decente puede convertirte en un jugador generacional. La diferencia es considerable.

Explotar un ataque especial

La rotación de Philadelphia perdió este verano dos elementos que fueron importantes para aportar un plus ofensivo desde el banquillo, Marco Belinelli y Ersan Ilyasova, jugadores con fines puramente ejecutores a través del tiro exterior. Los recambios, no obstante, van en la misma dirección.

El ya citado Wilson Chandler no es tan eficiente sin balón como Belinelli pero acreditó un 38% en triples tras recepción. Y Mike Muscala, que llegó tras la negativa final de Nemanja Bjelica (que se comprometió con los Sixers y luego decidió no firmar), está llamado a replicar el papel de interior tirador que aportaba el turco.

Más allá del cambio de cromos, el ataque de los Sixers es muy particular e interesante. El equipo de Brown sigue un plan de circulación de balón masiva (nadie dio más pases el año pasado), poca ocupación de las esquinas y limitadísimo uso de dos recursos casi grabados a fuego en multitud de equipos: el pick&roll y el aclarado. Philadelphia sólo ejecutó tras juego de bloqueos en el 15% de sus jugadas y tras uno contra uno el 4%, ambos registros más bajos de la Liga.

Todo sucede a partir de secuencias de movimiento sin balón que buscan generar pasillos interiores sacando hombres de tamaño de la zona. El riesgo es elevado (dato más alto de pérdidas) pero el acierto produce ataques bellos, fluidos y mortales. Ese plan necesita, no obstante, bastantes jugadores que interpreten bien el juego y los espacios. Porque sin ellos puede haber atasco.

Foto: Getty

A nivel de desahogo espacial, JJ Redick y Robert Covington asumen su peso y cumplen. Pero el salto creativo ayuda a producirlo Dario Saric (excepcional el pasado curso en un rol complejo) y podría maximizarlo Markelle Fultz, que tras un estreno de camisa de fuerza a causa de problemas físicos debe validar la apuesta de la franquicia en sus posibilidades.

Con el veterano Amir Johnson de guardaespaldas de Embiid en el cinco y el siempre entregado TJ McConnell para dar aire en el puesto de uno, los Sixers tienen batería de banquillo para cambiar la intensidad de los partidos. También a la espera de que el novato Zhaire Smith, apuesta del último Draft, se estrene tras padecer el enésimo caso de maldición del debutante en Philadelphia: se rompió el pie izquierdo este verano. Pese a ello, los Sixers deben aspirar a pelear por la corona del Este.

 Datos de lupa:

  • Colectivo:

Los Sixers dieron 344 pases por partido. Lideraron la NBA en ese apartado por segundo año consecutivo.

  • Individual:

Joel Embiid dejó a los rivales en un 52.4% de acierto a un metro del aro. Para jugadores con al menos 50 partidos, el mejor dato NBA.

Situación salarial:

  • Salarios franquicia: 101.1 millones
    • Límite salarial: 101.8 millones
    • Impuesto de lujo: 123.7 millones
    • Mínimo salarial: 91.6 millones

Fuente: Basketball Insiders

  • Opción de jugador
  • Opción de equipo
  • Qualifying Offer
  • No completamente garantizado

Jugador a seguir:

Joel Embiid es uno de esos jugadores por los que cualquier aficionado puede disfrutar con un partido de baloncesto. Seduce tanto a los casuales como a los especialistas. Su físico, siendo portentoso, se encuentra por debajo de sus condiciones técnicas, con una baraja de recursos excepcional. El camerunés uno de los mejores interiores del planeta y además entiende la competición como un espectáculo a todos los niveles. Un imán visual.

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