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Guía NBA 2019/20: Detroit Pistons, por Andrés Monje

Guía NBA 2019/20: Detroit Pistons, por Andrés Monje

Memoria 2018-19
Balance: 41-41. Octavos del Este. Eliminados en Primera Ronda (Milwaukee, 4-0)
Eficiencia Ofensiva Ritmo Eficiencia Defensiva
108.4 (21º) 97.9 (28º) 108.7 (12º)
Ataque 4 Factores Defensa
50.9% (26º) % efectivo en tiros 52.6% (19º)
26.2% (12º) Tiros libres 27.9% (26º)
14% (18º) Pérdidas 14.2% (13º)
29.1% (5º) Rebote ofensivo 25.5% (4º)
Ataque Triple Defensa
39.4% (7º) Volumen 32.7% (2º)
34.8% (22º) Acierto 34.5% (9º)
Glosario de la Memoria:
* Ritmo: posesiones cada 48 minutos / Ef. Ofensiva: puntos anotados cada 100 posesiones / Ef. Defensiva: puntos recibidos cada 100 posesiones.
* Porcentaje efectivo: une valores en tiros de dos y triples / Tiros libres: porcentaje de tiros libres (lanzado o recibido) sobre el total de lanzamientos de campo/ Pérdidas: pérdidas de balón (propias o provocadas) cada 100 posesiones / Rebote ofensivo: Capturas de ataque (conseguidas o permitidas) sobre el volumen total.
*Volumen de triples: porcentaje de lanzamientos (intentados o permitidos) de tres puntos sobre el total de tiros de campo/ Acierto de triples: porcentaje de acierto (propio o permitido) en lanzamientos de tres puntos.

Los Pistons no ganan un partido de Playoffs desde 2008. Desde entonces han aparecido tres veces en la fase final, sufriendo tres barridas en Primera Ronda. Durante la última, el pasado curso, vieron cómo los Bucks les metían 95 puntos de diferencia en los cuatro partidos de la serie, ninguno resuelto por menos de dieciséis tantos.

Llegar a las eliminatorias estuvo bien pero después estas evidenciaron las carencias del proyecto, ubicado en el siempre complejo (y peligroso) escalón de la zona media NBA. El estreno de Dwane Casey en el banquillo fue positivo en líneas generales aunque reiteró el timing competitivo para Detroit, uno que solo podrá resolverse a partir del próximo verano, en el que el panorama salarial se despejará y habrá nombres clave con su futuro por decidir, los principales Reggie Jackson (agente libre) y Andre Drummond (opción de jugador en su contrato, por 28.7 millones).

Estos últimos, más Blake Griffin, forman el núcleo esencial desde un prisma deportivo. Sin embargo a pesar de su correcto funcionamiento jugando juntos (+6 net rating) existe la razonable duda de qué techo tiene un equipo con su grueso salarial destinado a ellos: Detroit tiene este curso 80 millones comprometidos solo con esos tres jugadores. ¿Hasta qué punto es productivo ese volumen de gasto para tener unas aspiraciones tan limitadas?

El verano en las oficinas ha sido agitado, buscando perfiles secundarios capaces de cumplir el gran propósito de Casey: rodear bien a su trío clave para crear un formato poderoso del que abusar. Y es que en una campaña en la que entre Jackson, Griffin y Drummond solo se perdieron diez partidos de fase regular, Detroit únicamente tuvo dos quintetos por encima de los 160 minutos. Una muestra muy baja que dificulta enormemente crear los automatismos, sobre todo defensivos, que el técnico siempre busca.

Las llegadas de Tony Snell (vía traspaso), Markieff Morris (6.6 millones por 2 años), Tim Frazier y Christian Wood (ambos 1.6 millones por 1 año), más la última de Joe Johnson (mínimo por una campaña), van destinadas a dar consistencia a la rotación. Y quizás para algo más, en el mejor de los casos, pueda dar la firma de Derrick Rose (15 por 2), que tras rendir a excelente nivel en Minnesota con el rol de líder de la segunda unidad desembarca en un escenario que, como poco, le ofrecerá las mismas responsabilidades.

Detroit, por convicción con un ritmo pausado, genera gran parte de sus ventajas ofensivas a media pista a partir del balón interior a Griffin, cuyo aumento de recepciones en poste bajo (8.4 por partido, quinto dato más alto de la Liga) redujo la cifra de Drummond en los codos (3.3, por las 5.4 del año anterior), así como a través de situaciones de pases a la mano. Ambos contextos, con Rose como hombre que corta, pueden ser muy interesantes de seguir esta temporada.

Griffin domina

El modo en el que Casey se entregó a Griffin en ataque tuvo fundamento: Blake estuvo descomunal. Jugó más partidos de fase regular (75) que en los últimos cinco años y firmó el mejor promedio anotador de su carrera (24.5 puntos) gracias, en parte, al constante desarrollo de su amenaza exterior. Una ya más que sólida: anotó 1.9 triples por encuentro, con un 36% de acierto y tirando más de la mitad tras bote.

Griffin intentó 522 triples la última campaña, casi la mitad de los intentos acumulados en toda su carrera. Pero el tremendo aumento de volumen se vio acompañado del acierto, lo que generó un monstruo ofensivo de primer nivel. Y es que pudiendo generar desde el bote, finalizar dentro y ahora obligando a las marcas a seguirle lejos del aro, Blake produce el mismatch, y por tanto el desequilibrio, prácticamente en cada ataque.

La duda de su coexistencia con Drummond quedó disipada en su primera campaña completa juntos (+5.4 de net rating en casi 2000 minutos de muestra) y queda la sensación de que si Griffin llegó al Tercer Mejor Quinteto NBA dentro de un ataque por debajo de la media y directamente insostenible sin él (102.9 puntos por 100 posesiones, por debajo del peor ataque de la Liga), qué no podría lograr rodeado de mejor espacio de ataque. Casey lo intentó el pasado año (Detroit fue uno de los diez equipos con más volumen de triples y uno de los cinco que más lanzó desde las esquinas), pero el acierto colectivo no acompañó.

En el apartado competitivo también podría ayudarle, claro está, que su compañero de pintura diese el salto cualitativo que aún se espera. Especialmente en el lado defensivo. Y es que Drummond fue capaz de mejorar sus prestaciones atrás como corrector de aro (permitió un 56% de acierto al rival en la zona restringida, por el 60% del curso anterior), pero no lo suficiente para llegar a la élite. Aún se le espera ahí.

Foto: Gregory Shamus/Getty Images.

Los Pistons volvieron a ser uno de los equipos que más puntos recibieron en la pintura (50 por duelo) y para el técnico resultaría definitivo que su presión exterior pudiera verse secundada por una presencia dominante una vez superada esa primera línea defensiva. Drummond volvió a firmar números simples muy potentes (17 puntos y casi 16 rebotes por encuentro), confirmando además su decencia desde la línea de personal (59%), pero sigue sin alcanzar la dimensión defensiva que Detroit necesita. Con 26 años, aún hay tiempo… pero cada vez menos.

La rotación interior presenta las opciones de Morris al cuatro o de una mayor versatilidad con Thon Maker (que llegó vía traspaso a cambio de Stanley Johnson) y Christian Wood. Opciones en cualquier caso de un enfoque más creativo que destructivo, lo que acentúa la necesidad de que Drummond sea el ancla que los Pistons necesitan para asaltar el Top 10 defensivo y ganar consistencia en noches de menor acierto.

El enigma en las alas

El perímetro apunta a ser el gran quebradero de cabeza para Casey. Sobre todo la rotación de aleros, que por un lado necesita a Luke Kennard por su tiro (42% de acierto en triples tras recepción) y a Tony Snell por su perfil de especialista 3&D, pero por el otro demanda otra presencia capaz de generar sus propios puntos mientras abre la pista. Siendo ambos puramente ejecutores, esa necesidad queda vacante.

Con Reggie Jackson tomando plenos galones en el uno, aunque sin disfrutar tanto del sistema vertical (poca circulación y abuso del pick&roll frontal para atacar el aro) que mejor se adapta a sus características, esa opción parece encajar bien en el perfil de Derrick Rose. Y efectivamente él puede ser el as en la manga para Casey. O el único clavo al que se pueda agarrar, planteado desde otra perspectiva.

Foto: Chris Schwegler/NBAE via Getty Images.

El regreso de Rose fue una de las mejores noticias del año en la última campaña, no tanto por la acción (que también) como por el nivel, con tramos magníficos de desequilibrio y un inusual brillo al triple (cerró el curso con un 37% de acierto). Para Detroit puede ser vital que Rose absorba el peso ofensivo de la segunda unidad y además sea capaz de coexistir, en ciertos tramos, con la primera. Para ello su capacidad de atacar el espacio sin balón y el tiro de tres van a resultar fundamentales.

Y es que más allá del combo que puedan hacer Jackson y Rose, las opciones son reducidas. Tim Frazier o Bruce Brown pueden dar relevo a Jackson en el uno, pero son jugadores de rol limitado. Y tanto Langston Galloway (solo un año en su carrera llegando al 40% en tiros de campo) como el ucraniano Sviatoslav Mykhailiuk (con menos de 500 minutos de experiencia NBA) no sugieren excesivo desahogo, lo que puede dar oportunidad al veteranísimo Joe Johnson (38 años), excelente tirador. Parecen circunstancias que, al final, entregan la pizarra de Casey a la rotación corta y el margen de progresión a la adaptación de Rose.

Siendo conocido Casey por su capacidad de exprimir recursos y crear cultura de franquicia, Detroit puede y debe pelear por repetir presencia en la fase final. Pero el salto cualitativo queda en duda y el verano puede ser el eje sobre el que se altere, de un modo u otro, el futuro de la franquicia a medio plazo.

Datos de lupa:

  • Colectivo:

Detroit fue el quinto equipo que más triples abiertos intentó (31.7) pero su acierto en ellos estuvo por debajo de la media (35.3%).

  • Individual:

Andre Drummond promedia 4.8 rebotes ofensivos por partido en su carrera. En los últimos 40 años, solo Moses Malone le supera.

Situación salarial:

  • Salarios franquicia: 130.7 millones. 
    • Límite salarial: 109.1 millones
    • Impuesto de lujo: 132.6 millones
    • Mínimo salarial: 98.2 millones

Fuente: Basketball Insiders

  • Opción de jugador
  • Opción de equipo
  • Qualifying Offer
  • No completamente garantizado

Jugador a seguir:

La etiqueta de ‘bestia del mate’ nubló la percepción general con él, pero ahora no hay forma de taparla: Blake Griffin es uno de los jugadores más determinantes de la Liga. Capaz de llevar el peso ofensivo de un equipo, también desde la dirección, su evolución en el tiro de tres (incluso tras bote) le hace casi imparable en ataque. Habiendo demostrado que puede coexistir con Drummond en pista, es la principal esperanza de los Pistons para competir. Su valor seguro al que agarrarse.

Foto: Brian Sevald/NBAE via Getty Images.

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