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Jason Kidd y la peor Navidad de los Milwaukee Bucks

Jason Kidd y la peor Navidad de los Milwaukee Bucks

Mirin Fader, escritora deportiva y colaboradora en The Ringer, publicó recientemente la biografía de Giannis Antetokounmpo en inglés. Un libro que no trata solo de baloncesto y que cuando habla de este, no se queda únicamente en lo que sucede en la cancha. Dentro de las páginas de dicho libro, la historia de la Navidad de Kidd en los Bucks es uno de los relatos que más repercusión ha tenido tras su publicación. Recuperamos esas líneas compartidas por Elliot Kupferberg:

«Los Bucks perdieron contra Charlotte el día 23 de diciembre. Los jugadores volvieron al vestuario en silencio, fastidiados, pero listos para pasar los dos siguientes días con sus familias. «Zaza», dijo Kidd, refiriéndose a Pachulia aunque dirigiéndose a todo el equipo: «¿Crees que era un partido ganable'». «Sí, lo era», respondió Zaza. «¿Y crees que merecéis dos días de descanso?», añadió Kidd.

Pachulia no podía creer que Kidd le estuviera poniendo en esa situación, amenazando con arruinar las Navidades. Pachulia intentó contestar con un tono diplomático: Sabes qué entrenador, entiendo la frustración. Estamos todos frustrados porque este era un partido que se suponía que podíamos ganar. No hicimos el esfuerzo suficiente. Pero, al mismo tiempo, esto es un día festivo. Las Navidades son importantes para nuestras familias. No es sobre nosotros, es sobre nuestras familias. Los chicos han hecho planes».

Kidd entonces se giró hacia Dudley. «¿Qué piensas? ¿Deberíamos tomarnos estos dos días libres?», le preguntó. Dudley, de igual manera, dio una respuesta diplomática. Pero Kidd no estaba satisfecho: «Os veo mañana a las 9.00».

«Whoa, whoa, whoa», saltaron los jugadores. «A qué te refieres?», replicaron.

«Vamos a entrenar mañana», sentenció Kidd.

«¡Hemos reservado vuelos a diferentes sitios», volvió a replicar la plantilla».

«Me da igual. A vosotros os pagan por hacer un trabajo, por lo que mañana os toca hacer vuestro trabajo. Las cosas cambian», concluyó el técnico.

El entrenamiento al día siguiente no fue nada bonito. Kidd se fue a por Sanders y le llamó «trozo de mierda» y «jugador terrible». El equipo corrió, corrió, corrió y corrió, como si de un equipo de universitarios se tratara. «Creo que no he vuelto a hacer algo similar desde que dejé a Kidd», señalaba más tarde Knight, a lo que añadía que «no era normal».

El entrenamiento duró tres horas y, al terminar, Kidd hizo al equipo levantar pesas y ejercicios en la piscina. La mitad del equipo no sabía nadar, pero Kidd hizo correr en la piscina a todo el equipo. «Estaba todo el equipo tan cansado que nadie pensaba ya en las Navidades», declaró Pachulia. «No teníamos energía ni para abrir los regalos».

Kidd continuó regañando a Sanders, llamándole «patético». Sanders no pudo soportarlo. Sintió que todo su cuerpo, de la cabeza a los pies, se convirtió en gelatina. «Tuve una convulsión en todo el cuerpo», relata Sanders. «Mi cuerpo se descompuso. No pude soportarlo». Sanders pidió ir al baño y Kidd respondió: «Oh, no te preocupes. Te esperaremos, y después correremos más. Sanders se marchó y fue al hospital, lugar en el que pasó la noche. Pocos se enteraron de esto y Sanders no tenía la energía para contarlo.

«No creo que sea una mala persona», decía Sanders, «pero mentalmente me jodió un poco. Fue mucho de, te quiero, te doy un beso en la mejilla, pero es todo sobre el dinero, a quién le importa tu salud mental, tu cuerpo descomponiéndose».

«Estoy contento, estoy en una mejor situación ahora. Siento que tuviera que ser del modo en el que Kidd lo hizo», concluye Sanders»

Otra biografía de Giannis Antetokounmpo, en esta ocasión en español, publicada por José Manuel Puertas:

 

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