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Joya vintage: recordamos el tiro libre 1+1: origen, curiosidades de la norma, su uso en la NCAA…

Joya vintage: recordamos el tiro libre 1+1: origen, curiosidades de la norma, su uso en la NCAA…

Artículo para nostálgicos, pero también para los más jóvenes. Porque al fin y al cabo, el tiro libre es ese momento en un partido que todo el que haya sido jugador ha visitado en algún instante de su vida. Es ese fragmento de tiempo, desde el 4,60, en el que se detiene el reloj (y casi el tiempo para el lanzador), y quién sabe gestionar mejor los nervios puede incluso decir no sólo encuentros, sino temporadas desde ahí. Pero hace años, la norma de los 2 tiros libres (o tres si es falta desde el triple), o el también el privilegio del 2+1 (canasta más adicional) tenía una norma extra: el 1+1.

Los récords desde el tiro libre

¿Cuántas veces nos dicen que el tiro libre se entrena? Es posiblemente lo que más se práctica en un entrenamiento, y es curioso lo que cambia en muchas ocasiones su porcentaje de una sesión normal a un encuentro. Referente a ello, algunos registros desde la línea de personal son muy curiosos: Jeff Lamp anotó 29 en un partido (el que más, 1991-1992 con el C.B. Granada) en ACB, mientras que Nacho Ordín tiene el récord seguidos (70 entre la 2001-2002 y la 2002-2003), igualado hace poco por Ryan Toolson… mientras que en la NBA, Michael Williams (en 1993) fue capaz de estar casi 9 meses seguidos sin fallar un tiro libre oficial, anotando 97 de manera consecutiva. Un registro del que se quedó cerca José Manuel Calderón (87 en 2009). Una racha truncada de esta forma.

¿En qué consistía el 1+1?

Todas son plusmarcas de un enorme valor, pero muchas de ellas hubiera sido complicado que se consiguieran si permaneciera aún en marcha el tiro libre 1+1. Una característica del juego que llegó tras las reformas hechas en los ochenta (concretamente llegó en 1988) y que es fácil de entender: sólo se permitía el segundo lanzamiento libre si se anotaba el primero. Si en el primero se erraba, ya había balón en juego en la pugna por el rebote, que en defensa tenia a un jugador más (cuatro defensores, además de los tradicionales dos atacantes, rodeaban al lanzador).

Dos casos muy diferentes

El tiro libre también tiene su interés desde un punto de vista táctico. La estrategia estaba servida en los equipos, ya que incluso ir al tiro libre podía beneficiar al que cometía la infracción con esta norma. En un momento complicado de partido, y tras llegar al bonus de faltas, un rival podía recortar la renta más fácilmente con una norma que también tenía una letra pequeña: se podía elegir entre lanzar o sacar de banda. Los partidos por tanto, podían alargarse. Un ejemplo, la final de la Euroliga de 1994, con excelente recuerdo para los aficionados del Joventut de Badalona, tras el fallo de Zarko Paspalj, en un buen ejemplo de 1+1. Aquí los últimos instantes de ese histórico partido para el baloncesto español.

Otro ejemplo, pero a la inversa, muestra el uso de la norma 1+1 que ocurrió en las semifinales del Mundial de España 1986. Yugoslavia ganaba por 9 puntos a faltar de menos de 1 minuto para el final. Pues bien, tras varias faltas, los balcánicos siempre eligieron sacar de banda. Y al final el cántaro fue tanto a la fuente que perdieron dos balones y los soviéticos, con tres triples en menos de 60 segundos, forzaron el tiempo extra, que acabaron llevándose por 91-90 para acceder a una final que perderían contra Estados Unidos por 87-85.

El 3+2

Un tipo de castigo desde el 4,60 que ha evolucionado pero que incluso tuvo otro desarrollo más: el 3+2. Si un equipo superaba las 10 faltas cometidas en un partido (en las mitades de 20 minutos que había), se lanzaba de esta forma el tiro libre, teniendo el jugador hasta tres oportunidades de lanzamiento para anotar dos tiros libres.

La NCAA se mantiene intacta a un cambio que desde ya hace unas décadas decidieron las otras ligas profesionales (la NBA nunca la ha tenido) dejar a un lado para optar por el tradicional formato de dos lanzamientos expuesto anteriormente. En la competición por universidades estadounidense, a partir de la séptima falta personal, y hasta la novena, se sigue con el 1+1.

A partir de la décima falta personal y de forma ilimitada, se lanzan dos tiros libres por penalización. Por lo que el valor que tiene con esta complicada forma de gestionar los nervios para lanzar que es altísimo. Blake Ahearn, ex ACB (Movistar Estudiantes en 2009), tiene el récord de porcentaje de tiros libres en la historia de la NCAA (94,6%). Mérito tremendo saber lanzar cada tiro libre con acierto sabiendo templar los nervios de que pueda haber opción de rebote en muchos de ellos.

Más extravagancias desde el tiro libre

Además del 1+1, lo cierto es que el tiro libre ha sido un constante banco de pruebas para encontrar fórmulas atractivas en los lanzamientos desde el 4,60. Sólo hay que ver lo que sucedió hace años con la G-League. En la liga de desarrollo norteamericana estudiaron una nueva regla en la que el valor del tiro libre cambiaba (1, 2 o 3 puntos), dependiendo del tipo de falta (en lo que a dureza se refiere) que se sancionara. La medida buscaba reducir el tiempo de partido (entre seis y ocho minutos menos se estimaba) en la G-League. La idea era ver si podía posteriormente aplicarse a la NBA.

Como olvidar también las normas que establecieron (sin llegar a ver la luz), Dennis Rodman y Kim Jong-un en la liga de Corea del Norte fruto de la gran amistad que tenían: además de que los mates y los triples sin tocar la red valieran más puntos de lo habitual, acordaron con un curioso ingenio que fallar un lanzamiento desde el 4,60 supondría restar un punto a ese equipo en el marcador.

Y, por último, si hablamos de un artículo sobre el tiro libre (sea o no 1+1), hay que recordar el lanzamiento a cuchara. Ya en desuso pero que tantos y tantos jugadores han utilizado y con el que siempre se ha rumoreado que es bueno utilizar cuando alguien tiene un bajo acierto desde la línea de personal. En este vídeo de BasketActitud, se puede recordar a un histórico como George Mikan haciéndolo.

Sea como fuere, lo cierto es que el baloncesto evoluciona. Pero es bueno recordar tiempos pasados como el 1+1, una fórmula súper entretenida de lanzamiento desde el tiro libre y que mantenía a los jugadores siempre en tensión.

Foto: Getty Images 

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