Kyrie Irving tiene un lugar favorito para lanzar. Como todo el mundo, con la diferencia de que él es crucial. Mucho más que el resto. Cuando el reloj se acerca a cero y el partido está por decidir, si ‘Uncle Drew’ tiene el balón en la diagonal derecha y más allá de la línea de tres puntos, más vale que la defensa se ponga a rezar. Da igual el uniforme y el momento de su carrera en la NBA. Con la camiseta de los Cleveland Cavaliers, los Boston Celtics o los Brooklyn Nets, Kyrie es un auténtico killer desde la X que él mismo tiene marcada en todas las canchas.
El jugador de los Nets ha decidido ya varios partidos desde el mismo lugar, incluido aquel mítico en las Finales entre los Cleveland Cavaliers y los Golden State Warriors. Un claro ejemplo de confianza y, en cierto modo, un movimiento automatizado que le permite aumentar su puntería cuando lanza desde su posición favorita, al margen del defensor y la presión ambiental de los fans rivales cuando se juega en cancha ajena.
Sangre fría en los momentos más calientes
Aunque Kyrie Irving no es precisamente alguien al que se le pueda calificar como un francotirador desde la línea de tres puntos, su 39% en tiros por detrás del arco merece un claro respeto. Sobre todo cuando se trata de decidir un partido, momento en el que es cuando se diferencia entre jugadores de élite y killers con todas las letras. Su mejor campaña en porcentaje de triples fue la 2014-15, en la que firmó un 41.5%, vital para sus 21.7 puntos por encuentro. Esta última cifra, muy alejada de los 35.3 tantos por choque a los que está poniendo su sello esta temporada, su primera en los Brooklyn Nets, en la que su punto de mira desde la larga distancia está en el 40% de acierto.
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