Caris Levert, un traspaso y su historia. El pasado 15 de enero saltó la gran sorpresa en la NBA, James Harden acababa de ser traspasado a los Nets. Un traspaso que puso patas arriba la NBA e involucró a varios jugadores. Uno de ellos fue Caris LeVert, posiblemente el jugador más decepcionado de todos. Acababa de dejar un aspirante al anillo, los Nets, para recaer en un equipo que pelearía por entrar en los Playoffs, los Pacers. Tras aterrizar en Indiana y con la mente puesta en unirse a sus compañeros que estaban de gira por el oeste, LeVert se sometió al reconocimiento médico. La vida, que siempre es caprichosa, le tenía preparado un duro golpe.
La noticia
Los Pacers decidieron incluir una resonancia magnética de la zona inferior de la espalda en su reconocimiento, una prueba que pocas franquicias hacen pasar a sus jugadores. Tras más de tres horas en el hospital, LeVert decidió volver a su hotel para esperar mientras los médicos obtenían los resultados. Al poco de llegar a su habitación, recibió una llamada. Una que siempre recordará y que pudo haber cambiado su vida para siempre. El doctor del equipo le comunicó que no podría unirse al equipo ya que le habían detectado un tumor en su riñón izquierdo. En ese instante, la vida se congeló para LeVert. El doctor le siguió explicando que aun no conocían si el tumor era cancerígeno y que debía pasar más pruebas. Sin embargo, Caris, como él mismo confesó, no pudo escuchar nada más de esa llamada después de que el doctor mencionase la palabra tumor.
La semana siguiente, LeVert volvió al hospital para completar el chequeo. Le acompañó su hermano Darryl, que recuerda como Caris le contó que le habían detectado un tumor. “Cuando me lo contó, no vi ningún miedo en su cara. No lloraba. Únicamente me dijo lo que había y luego hubo un momento de silencio.” Además, su madre también había decidido volar hacia Indiana para estar con su hijo. No era la primera vez que la familia LeVert se enfrentaba a grandes adversidades. En Abril de 2010, Caris, que en aquel momento tenía 15 años, se encontró a su padre recién fallecido en el salón. Tuvo que llamar a su madre para contarle que su esposo había perdido la vida por un infarto.
Tras pasar la segunda ronda de pruebas médicas, LeVert y su familia decidieron esperar en el hotel a los resultados. Fueron días muy angustiosos para todos. Él mismo admite que “mis emociones estaban por todas partes. Sabía que si el tumor se extendía por el cuerpo, la vida me cambiaría para siempre. En cambio, si no era cancerígeno, podría volver a jugar. En ese instante, pasase lo que pasase, quería intentar aceptar la situación ya que no podía hacer otra cosa que no fuese mantener el optimismo.”
A la semana siguiente, los doctores le comunicaron los resultados. Había buenas y malas noticias. La mala era que tenía un carcinoma de células renales, y por lo tanto el tumor era cancerígeno. La buena era que se había detectado a tiempo y el cáncer no se había extendido a ninguna otra parte de su cuerpo. Por lo tanto, los médicos esperaban que pudiese volver a jugar al baloncesto.
La operación
La noche antes de la extirpación, LeVert tenía dudas sobre si el cáncer podría ser extirpado o tendrían que quitarle el riñón completo. El doctor no le podía asegurar que volviese a jugar esta temporada, ya que no había un historial grande de jugadores que terminaron regresando a las canchas tras un cáncer. Sin embargo, si pudo asegurarle que pasase lo que pasase, podría volver a tener una vida normal, ya que mucha gente vive únicamente con solo un riñón.
El 25 de enero, 10 día después del traspaso que pudo haberle salvado la vida, LeVert fue operado con éxito. Se despertó rodeado de su familia e inmediatamente comenzó a pensar en su retorno a las pistas. Sin embargo, la recuperación no fue fácil. Pasó la primera semana en observación y tras recibir el alta hospitalaria, estuvo varias semanas en Indiana con su madre. Tenía efectos postoperatorios y pese a los esfuerzos de su madre, seguía de bajón y con malestar. Poco a poco fue recuperándose y a principios de marzo, estaba listo para volver a entrenar.
El retorno
El 10 de Marzo se unió a sus compañeros en Brooklyn, donde participó en un entrenamiento completo antes del partido. Tres días después, debutó con Indiana como titular. Disputó 27 minutos en el encuentro antes los Suns, dónde anotó 13 puntos a los que sumó 7 rebotes y 2 asistencias. A partir de ahí, y gracias a una recuperación milagrosa, LeVert ha podido disfrutar del baloncesto, algo que parecía muy complicado el día que se le detectó el tumor.
Lo que le ocurrió a LeVert es una historia que genera muchas emociones. De la noche a la mañana pasó de ser un aspirante al anillo a preguntarse si podría volver a tener una vida normal. Por suerte, las cosas pasan por algo en esta vida y aquel traspaso acabó siendo un regalo para la de Caris.
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