De vuelta a casa tras ser escogido como Hall of Famer. Allen Iverson ha recibido un caluroso homenaje en la previa del partido que los Sixers han jugado ante los Knicks.
Como si fuera 2001, cuando condujo a su equipo a la final de la NBA, Iverson irrumpía en la pista para recibir el cariño del público que agradecía una vez más a uno de sus ídolos lo que dio por una franquicia ahora en horas bajas.
Iverson se lleva la mano a la oreja para escuchar a los espectadores, de pie y sin parar de aplaudir, mientras entrega simbólicamente el balón de juego a los árbitros.
“Me aman porque saben que di todo lo que tenía”, dice un Iverson que el próximo 9 de septiembre será oficialmente nombrado miembro del Hall of Fame. Una leyenda a la que nunca olvidarán.
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