Llegaban al alza los Memphis Grizzlies a San Antonio. Sus cuatro victorias consecutivas habían dejado su balance en positivo (7-6). Era el momento idóneo para enfrentarse a los siempre temibles Spurs, que llegaban con la baja de Lamarcus Aldridge. Sin embargo, pesó más la baja de Zach Randolph, por dolores en la rodilla, y el conjunto de un gris Marc Gasol (8 puntos en 40 minutos), cayó por 82-92 en el AT&T Center.
Los Spurs dominaron el choque desde el inicio. Con un Kawhi Leonard superior, anotando 19 puntos, la ventaja era de cinco puntos al final del primer cuarto que se veía agrandada hasta 14 al paso por los vestuarios (53-39). La salida de Manu Ginobili desde el banquillo, y la anotación en la posición de base del francés Tony Parker (18 puntos), lideraba a los jugadores de Gregg Popovich.
Sin embargo, en la segunda parte, comenzó la ‘sangría’ de balones perdidos de San Antonio. Tanta, que los 18 balones perdidos de los Spurs se tradujeron en 16 puntos para los Grizzlies, que apretaron el partido. Mike Conley (16 puntos), único referente ofensivo de los visitantes, tuvo la culpa. A pesar de mandar durante todo el choque, los visitantes llegaron a colocarse a seis puntos de diferencia (88-82), con más de un minuto aún por jugarse.
La victoria, no obstante, no corrió peligro para los locales, que recibieron la crítica de su entrenador al final del choque. “ Las pérdidas son signo de un equipo que juega mal», destacó Popovich. El pívot David West encontró otra razón para la reacción de los visitantes. «Ellos subieron su presión y fueron más agresivos». Su entrenador no parecía estar muy de acuerdo con su pupilo.
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