Michael Carter-Williams ha vuelto a quedarse sin equipo. Este 7 de enero era la fecha límite para que los equipos de la NBA decidieran qué hacer con los jugadores que tenían contrato no garantizado y los Houston Rockets traspasaron al base a los Bulls. En cuanto el traspaso fue oficial, los Bulls lo cortaron. No han pasado ni cinco temporadas desde que fue Rookie del Año y ya no tiene hueco en la NBA.
Quizá pocos lo recuerden, pero Michael Carter-Williams tuvo un debut espectacular en la NBA. En su primer partido, contra unos Miami Heat que entonces eran los vigentes campeones de la NBA, acabó con 22 puntos, 7 rebotes, 12 asistencias y 9 robos.
Carter-Williams fue el tercer novato de la historia en promediar al menos 16 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias, y fue elegido Rookie del Año de una generación en la que también estaban Giannis Antetokounmpo, Victor Oladipo, CJ McCollum o Steven Adams, jugadores que empezaron más ‘despacio’ sus carreras pero se han convertido en estrellas. ¿Cómo ha sido posible?
Michael Carter-Williams no ha logrado corregir las muchas lagunas que tenía su juego cuando llegó a la NBA. Pese a los grandes números que firmó en su primer año, no era un base especialmente efectivo penetrando a canasta, era un mal tirador y tenía muchos problemas con las pérdidas de balón.
Los Sixers, que entonces estaban en pleno apogeo del ‘Proceso’, traspasaron a Carter-Williams a mitad de su segunda temporada con dirección a Milwaukee. En un principio pareció encajar mejor en los Bucks con Jason Kidd, un entrenador al que le gustaban bases de su perfil (altos, con mucha envergadura), pero en su segundo año en Wisconsin acabó perdiendo el puesto y una lesión de cadera puso fin a su etapa.
Desde entonces, Carter-Williams ha pasado sin pena ni gloria por los Chicago Bulls, los Charlotte Hornets y los Houston Rockets en una cuesta abajo que ha tocado fondo esta semana, cortado en su ‘regreso’ a Chicago sin haber debutado siquiera.
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