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La historia de Nick Nurse y el camino desde el inframundo del baloncesto

La historia de Nick Nurse y el camino desde el inframundo del baloncesto

Nick Nurse en el verano de 2012. La selección de Gran Bretaña de baloncesto se prepara para los Juegos Olímpicos de Londres organizando una concentración en Houston. Uno de los rivales del equipo británico en aquellos amistosos era la selección de Lituania y Dwane Casey, en su segunda temporada como entrenador jefe de los Toronto Raptors, decidió acercarse para pasar algo de tiempo con Jonas Valanciunas. Allí fue donde entabló relación con quien años después terminaría ocupando su sitio: Nick Nurse.

Nurse no había tenido un camino de rosas para llegar hasta aquel momento ni para llegar a ser asistente de la selección británica, pero su pasión era ser entrenador de baloncesto, y estaba dispuesto a seguir cualquier camino para poder dedicarse a ello. Cuando era joven había estudiado y jugado para la Universidad de Northern Iowa, y cuando terminó su periplo universitario se convirtió en entrenador asistente.

Su primera oportunidad como entrenador principal no tardó en llegar. Fue en la Grand View College de Iowa cuando solo tenía 23 años, convirtiéndose en el entrenador de una universidad más joven del país. Pero tal y como llegó la oportunidad, se fue. Entonces, aún con veintitantos, decidió probar fortuna en el viejo continente. Comenzó haciendo las labores de jugador entrenador en el Derby Storm de la British Basketball League, dirigiendo a jugadores que eran más de una década mayores que él. Ese fue el comienzo de un periplo europeo que le llevó a pasar más de una década entrenando en la vieja Gran Bretaña, con etapas en Birmingham, Manchester, London Towers y Brighton.

En Gran Bretaña Nick Nurse aprendió del “inframundo del baloncesto”, como a él le gustaba llamarlo. Un día, durante las presentaciones de los equipos, el micrófono dejó de funcionar. Entonces el speaker se puso en mitad de aquel pabellón con capacidad para 5.000 personas pero medio vacío y se puso a gritar de vida voz uno por uno los nombres de los jugadores. Esto en una liga, supuestamente, profesional.

“Bienvenido a las grandes ligas”, le dijo Nurse a su asistente.

En 2006, con 39 años, llegó a la conclusión de que era el momento de dejar el “inframundo” y regresar a Estados Unidos para tratar de labrarse una carrera en casa. Como se suele decir, sus deudas ya estaban más que pagadas. En su plan de regreso había identificado una forma de conseguir ganarse la vida en un banquillo, y tenía que ver con una liga de desarrollo que estaba empezando a crecer. Pero, de entrada, nadie quiso contratarle con un puesto de entrenador asistente.

“Estaba intentando volver a los Estados Unidos. Sabía que era el momento de hacerlo. Y estaba intentando conseguir un trabajo en la D-League”, explicaba Nick Nurse en una entrevista a principios de la temporada pasada. “Pero no era capaz, no había encontrado ningún hueco como asistente en la D-League. Y yo sabía que era mi punto de entrada. Sabía que lo era”.

¿Qué puedes hacer cuando sabes dónde está tu futuro, pero no hay puestos suficientes para conseguir un trabajo en esa liga? Te saltas al intermediario. Creas tu propio equipo. Nurse, por supuesto, no tenía dinero para fundar su propia franquicia de la D-League. Pero tenía la determinación necesaria para hacerlo, sabía el lugar perfecto (Iowa), y conocía a la gente adecuada.

El abogado Jerry Crawford y Nick Nurse se habían conocido cuando el entrenador dirigía a Grand View College hacía más de una década, y durante ese tiempo habían mantenido la relación. Desde entonces Crawford había ascendido y era uno de los abogados más importantes dentro de la estructura del Partido Demócrata. Nurse le lanzó la idea: Iowa necesita un equipo de baloncesto. Tú serás el dueño, y yo el entrenador. Al principio Crawford dudó, pero no había forma de decir que no a su amigo. Un año después, en 2007, Crawford era el dueño de los Iowa Energy y Nick Nurse era su entrenador.

“Cuando la gente dice que alguien ha pagado sus deudas para convertirse en entrenador de la NBA, rara vez lo han hecho hasta el punto de tener que crear una franquicia desde cero para poder poner en marcha su camino”, decía Jerry Crawford en una entrevista con SB Nation. “Eso es lo que tuvo que hacer Nick”.

Ese fue el segundo gran paso de Nurse. El primero fue marcharse a Gran Bretaña y hacer carrera allí, lo cual le llevó a conocer a la gente perfecta para terminar siendo entrenador asistente de la selección en 2012, gracias a lo cual conoció a Dwane Casey. El segundo salto fue convencerse de que su lanzadera estaba en la D-League hasta el punto de que convenció también a la gente necesaria para hacerlo realidad. Eso tuvo como resultado final su llegada a los Rio Grande Valley Vipers. Ambos finales, conocer a Casey y llegar a los Vipers, son dos puntos imprescindibles para que la historia de Nurse sea la que hoy estamos contando.

Por el juego que desplegaban los Iowa Energy estaba claro que su entrenador tenía muchas ideas frescas, y eso era precisamente lo que estaban buscando los Rio Grande Valley Vipers. Esta franquicia está afiliada a los Houston Rockets, y en aquellos momentos la dirigía Gersson Rosas, hoy general manager de los Minnesota Timberwolves y en aquel momento mano derecha de Daryl Morey. Tanto Morey como Rosas buscaban que los Vipers fuesen un campo de pruebas que poder implementar después en la NBA. Y pensaron que Nurse sería un gran entrenador para experimentar.

“Con su diversa experiencia, habiendo entrenado en Europa y en la G-League, es alguien que tiene una predisposición y una creatividad muy equilibradas tanto en ataque como en defensa”, dijo sobre él Rosas. “Es un pensador crítico, que mira de frente a los problemas y busca formas creativas de resolverlos, de manera no tradicional”.

Y tan “no tradicional”. Después de ver ganar a Rusia el campeonato de hockey, Nurse estuvo jugando con la idea de hacer sustituciones al estilo del hockey, o lo que aquí llamaríamos cambios de balonmano. Nurse quería compensar la falta de balance en el talento de su plantilla convenciendo a sus jugadores de que salieran y dieran todo en periodos de tres o cuatro minutos, para después recibir un breve descanso de otros tres o cuatro minutos y volver a la pista a hacer lo mismo.

Otra forma de tratar de innovar fue modificar la forma en la que los jugadores intentaban puntear al rival cuando este lanzaba de tres. O, más que modificar el punteo, eliminarlo. En vez de intentar puntear, el defensor echaba a correr al lado del lanzador, lo más cerca posible pero sin llegar a tocarlo, y se dirigía directamente hacia la canasta final, con los reboteadores defensivos preparados para hacer un pase al otro lado de la cancha al “palomero” si se fallaba el triple.

No sabemos si su estilo pilló por sorpresa a la liga de desarrollo, pero sus Vipers se convirtieron en uno de los mejores equipos, especialmente por su capacidad de rendir estuviese quien estuviese en la pista, ya que lo malo de la D-League es que si un jugador tuyo destaca corres el riesgo de que se vaya inmediatamente a la NBA. Los Vipers dominaron en la temporada regular y en Playoffs se metieron en las Finales, donde debían enfrentarse a los Santa Cruz Warriors.

Fue en ese momento cuando recibió una llamada de teléfono que le volvería a cambiar la vida. Al otro lado de la línea estaba Dwane Casey. Como ya hemos adelantado, Casey y Nurse se conocieron durante el mini camp de preparación de la selección de Gran Bretaña en Houston. A Casey le gustaba ir a entrenamientos de otros entrenadores para coger ideas, y se acercó varios días a las prácticas de Gran Bretaña, donde Nurse le explicaba lo que hacían. Se entabló una relación, se intercambiaron los teléfonos y durante los siguientes meses tuvieron varias conversaciones en las que cada uno daba su visión de hacia dónde iba el juego del baloncesto.

Ese 27 de abril de 2013 Casey no tenía ningún debate preparado para Nurse, sino una propuesta que más bien era una obligación. “Gana el campeonato y te haremos una entrevista de trabajo en Toronto”, le dijo según recogió USA Today.

El resto es historia. Los Vipers, por supuesto, ganaron el anillo de la D-League. Un par de semanas después ya estaba mudándose a Toronto. El proceso de contratación no fue inmediato, y le tocó esperar hasta justo antes de la Summer League para firmar el contrato, pero durante esas semanas Dwane Casey y él estrecharon su relación, viendo y analizando de forma conjunta los partidos de aquellos Playoffs.

Nurse no tardó demasiado en convertirse en el asistente principal de Casey, y además las cosas les iban bien. En diciembre los Toronto Raptors traspasaron a Rudy Gay a Sacramento, un movimiento que se suponía que les metía en modo tannkig y que hizo justo todo lo contrario. Los Raptors comenzaron a crecer ya competir, hasta convertirse en fijos en los Playoffs. Pero cuanto más creces y más compites, más se te exige, y eso también les afectó a ellos.

En el caso de Toronto la principal queja que existía era que su ataque estaba anticuado y desfasado, y que por eso se estrellaba en el momento de la verdad en los Playoffs. Para la 2017-18 Casey recibió un ultimátum: o se modernizaba, o habría cambio de entrenador. Así que no le quedó otra, y los Raptors dieron un giro de tuerca a su ataque, reduciendo el uso de la media distancia y aumentando el de los triples y las esquinas. Hasta DeMar DeRozan se puso a lanzar triples. Los insiders de los Raptors decían que Nick Nurse llevaba ya tiempo queriendo convencer a Casey de que introdujera estos cambios, pero Dwane era de la vieja es cuela y, por qué no decirlo, un poco cabezón.

Los Raptors cambiaron, y funcionó. Ganaron un total de 59 partidos, récord de la franquicia. Dwane Casey fue nombrado mejor entrenador de la NBA. Pero, una vez más, se cruzaron con LeBron James y los Cleveland Cavaliers en los Playoffs. Y les barrieron. 4-0. No había ya más oportunidades para Casey, quien fue despedido.

Como el mundo del deporte es así, el despido de Casey supuso una gran oportunidad para su discípulo. Nurse se convirtió en uno de los candidatos para el puesto, compitiendo con otros nombres que también realizaron entrevistas con Toronto como Ettore Messina o Mike Budenholzer, antes de que firmara con Milwaukee. A Nurse le favorecieron especialmente dos elementos: conocer el vestuario, donde gente como Kyle Lowry le valoraba como entrenador y persona, y haber sido quien había luchado por introducir los cambios en el sistema de los Raptors. Fue el elegido de Masai Ujiri y en su año rookie como entrenador jefe en la NBA dirigió al equipo al anillo. Incluso llegando a ser seleccionador canadiense.

Muy poca gente tiene realmente un camino fácil hasta la élite, pero ningún entrenador que haya sido campeón de la NBA recientemente tiene una historia parecida a la de Nick Nurse. Ahora, en su oficina, entre sus recuerdos de Gran Bretaña, libros y posters de músicos de Jazz famosos, Nurse podrá colocar un nuevo y preciado objeto: un anillo de campeón de la NBA.

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