En las franquicias NBA hay una escala de prioridades. Las hay que anteponen lo deportivo al gasto económico y otras que prefieren incrementar el margen de beneficio del dueño. El punto intermedio suele ser una utopía o algo más bien temporal y coyuntural. A la vista de las nuevas normas salariales que iban a entrar en vigor con el CBA aprobado en 2023 los Denver Nuggets diseñaron una hoja de ruta donde buscaban poner por delante la reducción del gasto en salarios en lugar de mantener el bloque que les hizo campeones. En su mano estaba construir una dinastía alrededor de Nikola Jokic y romper el bucle en el que, todavía hoy, se encuentra la competición. Sin embargo, optaron por el camino más complicado, más difícil de entender y menos lógico: la austeridad.
El rendimiento de la campaña 2023-24 fue un espejismo. La pérdida de Bruce Brown y Jeff Green fue suplida por un superlativo rendimiento de Jokic, tan alto, tan inalcanzable, que no hubo más remedio que concederle su tercer MVP. Entonces, la gerencia se preguntó si el equipo podría sobrevivir si se ajustaban un poquito más el cinturón, dejando escapar al que había sido el pegamento del equipo, Kentavious Caldwell-Pope, confiando en que la nueva hornada de jóvenes supliera a una figura capaz de ganar 2 de los últimos 5 anillos disponibles.
Y para sorpresa de nadie, no, no fueron capaces.
Nikola Jokic está solo y abandonado a su suerte. El mejor jugador del planeta Tierra ha pasado de estar en disposición de iniciar una era de hegemonía serbia a tener que llevarse al límite para poder conseguir una victoria. Y lo ocurrido en la noche del sábado 7 al domingo 8 de diciembre fue la prueba definitiva del fracaso del proyecto de Denver.
Una derrota nunca debe sobredimensionarse en la NBA, menos en una temporada de 82 encuentros. No obstante, el quién y el cuándo importa bastante. Los de Michael Malone fueron superados claramente por los Washington Wizards por 122 a 113 en la que era su primera victoria tras 16 caídas consecutivas. Unos Wizards que no ganaban desde el pasado 30 de octubre y estaban registrando algunos de los peores datos en cuanto a diferencia de puntos en el marcador de todos los tiempos.
Este resultado podría no haber sido tan doloroso si el contexto hubiera ayudado. Es decir, si Jokic no hubiera tenido el día, problemas de faltas o cosas por el estilo. La realidad es algo diferente, pues el nativo de Sombor tocó techo con su máximo de carrera en anotación y un rendimiento que comparado con sus iguales es de otra dimensión. El serbio anotó 56 puntos en 22 de 38 en tiros de campo (57,9%) acompañado de 3 de 5 al triple (60%), capturando 16 rebotes y repartiendo 8 asistencias. Si bien el +/- no es un dato definitivo, en los casi 39 minutos que el Joker estuvo sobre la pista los Nuggets acumularon tan solo un -1 en un duelo que perdieron de 9.
Lo de Jokic frente a los Wizards fue una sinfonía de un solo hombre. De las manos del balcánico salieron 3 de los 5 triples anotados por el equipo en una terrible serie de 5 de 24 (20,8%), siendo responsable directo (canastas) o indirecto (asistencias) de 74 de los 113 tantos del conjunto de Colorado (65,4%). Una noche en la cual no pudieron contar con Jamal Murray ni Aaron Gordon, baja por lesión, y en la que Michael Porter Jr sumó tan solo 11 tantos en 5 de 14 tiros de campo (35,7%), incluyendo un 0 de 5 desde la larga distancia.
Al mismo tiempo Jordan Poole se dio un festín ante su público con 39 puntos con un 46,2% de campo y 45% al triple, siendo el alma de un equipo cuyo objetivo sí está claro y pasa por perder el mayor número de partidos posibles de cara a la lotería del Draft.
Los 56 puntos de Jokic esta jornada suponen una cima en la historia reciente de los Denver Nuggets. Hay que remontarse a los 73 de David Thompson en abril de 1978 para encontrar al jugador con una mejor actuación superior a la del serbio, que dejó atrás a Michael Adams (54, 1991) y Alex English (54, 1985).
Con esta derrota los Nuggets se ponen con un balance de 11-10, al borde del temido 50% en la Conferencia Oeste y situados en 9ª plaza, en plena pelea por el Play-In. La realidad ahora mismo para los de Colorado está lejos de ser ideal y tiene poca pinta de que pueda cambiar próximamente.
Más cuando explosiones como estas de Nikola Jokic no sirven siquiera para superar al peor equipo de toda la NBA.
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