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‘Tony Parker, querido enemigo’, por Álvaro Paricio

‘Tony Parker, querido enemigo’, por Álvaro Paricio

«Si ya no puedo ser Tony Parker y no puedo pelear por un campeonato, ya no quiero jugar al baloncesto”. Cuando Tony Parker pronunció estas palabras como parte de su entrevista de despedida a The Undefeated, puso punto y final a 20 años como profesional. La mayor parte de su carrera, 17 temporadas, la vivió con San Antonio y jugando para los Spurs. Con los tejanos logró cuatro anillos (2003, 05, 07 y 14), fue MVP de las Finales en 2007 y participó en seis All-Stars.

Como epílogo, este pasado curso firmó con Charlotte Hornets. Su amistad con Nico Batum y conocer ya al coach James Borrego (fue asistente de Gregg Popovich) le hizo tomar una decisión que extrañó a todos. No ha sido una campaña fácil pues llegó con la idea de ser importante pero nunca disfrutó de los minutos precisos para ello. Con él en pista, Charlotte jugaba más como equipo, pero aquel eléctrico base de antaño ya no tenía la chispa de antes. Simplemente era el revulsivo cuando tenía una buena noche, otras veces ni eso. Además, por primera vez en su carrera NBA se quedó sin disputar los playoffs. Ya nada era como en San Antonio o con su Selección cuando era el líder sobre el parqué y competía por ganar campeonatos.

Cuando Parker anunció su retirada, intuía que su mensaje iba a tener repercusión, pero no imaginó la cantidad de reconocimientos y elogios recibidos. En las horas posteriores, un aluvión de llamadas y mensajes colapsaron su teléfono mientras él, simplemente intentaba asimilar su nueva vida. Los merecidos piropos llegaron de todo el mundo y cuando decidió a darles réplica algunos fueron muy significativos: Magic Johnson, Chris Paul y, el tercero, Pau Gasol quien le despidió con una imagen en su primer All Star Weekend, como novatos. “¡Nos vemos tan jóvenes! Definitivamente, España y tú me hicieron mejor jugador. Gracias por todas esas batallas, pero lo que más voy a apreciar es nuestra amistad”, le escribió en Twitter. Después, el galo tuvo otro recuerdo especial para un acérrimo rival español. “¡¡Joseeeeee!! Amigo mío, gracias por tu amistad y gracias por todas esas batallas legendarias contra España. Todavía recuerdo la primera vez que jugué contra ti cuando tenía 14 años, ¡fue el comienzo de una gran rivalidad!”.

No es casualidad que, entre las públicas muestras de afecto y gratitud que recibió nada más conocerse su retirada, contestase a la de los hispanos. La carrera de Tony Parker estuvo ligada a la de ellos y, gracias a los históricos enfrentamientos entre España y Francia, fue protagonista de la mayor rivalidad continental de los últimos 20 años. TP, querido enemigo.

Gigantes: Eres uno de los grandes jugadores europeos y tu legado en torneos internacionales es increíble ¿Qué ha supuesto para ti jugar con Francia?

Tony Parker: Siempre fue un gran honor y un motivo de orgullo. Comencé muy joven, cuando sólo tenía 14 años, y gané mi primera medalla de oro cuando tenía 18 [en el EuroBasket U18 de Zadar’00, lideró el triunfo francés por un punto en la final ante la anfitriona Croacia con 17 tantos en la final]. Siempre me encantó competir con mi país: estuve 16 años con la absoluta y siempre eran buenos momentos. Además, en 2013 conseguimos la primera medalla de oro en un EuroBasket en la historia del baloncesto francés.

G: Has sido una de las grandes estrellas NBA que más tiempo mantuvo su compromiso con el equipo nacional pese a los problemas que eso suponía con la franquicia ¿Qué te impulsaba a seguir jugando con Francia?

T.P.: Para mí era fácil porque amaba jugar con el equipo nacional. Formábamos un gran grupo con grandes amigos como Boris Diaw y Nico Batum. Me gustaba jugar con ellos en verano. Simplemente: me lo pasaba bien.

G: Tu primer torneo internacional fue el Europeo Cadete de Bélgica’97. Acabasteis cuartos tras eliminar a España en cuartos de final por 80 a 78 y tú anotaste 15 puntos. ¿Cómo recuerdas aquella primera vez que te enfrentaste a España?

T.P.: Fue un gran partido, era la primera vez que jugaba contra España y desde entonces mantengo una gran relación con Calde y otros chicos. Fue el inicio de una gran rivalidad y de una bonita relación con mis amigos españoles.

G: Desde entonces han sido muchos los veranos que te has enfrentado a España. ¿Cuál crees que ha sido la clave de los éxitos hispanos?

T.P.: Lo primero es que fue una gran generación, con un jugador increíble como Pau Gasol que fue capaz de marcar la diferencia y que estaba rodeado de grandes jugadores como Navarro, Calderón, Felipe… Se nota que conectaron muy bien porque jugaban fantásticamente los unos para los otros y eso les hizo especial. Además, el núcleo duro se mantuvo junto mucho tiempo y eso les hizo ser mejores.

La grandeza de las victorias se mide por el tamaño de su dificultad y los mayores triunfos se producen frente a los adversarios más enconados. La Francia de Tony Paker fue para España el rival más odiado, pero también el más respetado; el más difícil de batir, pero el que más felicidad producía someter.

Desde que debutó en 2001 hasta su retirada en 2016, Parker se convirtió en un referente del baloncesto FIBA. Y fueron numerosos los duelos que vivió contra España desde que en 2005 la derrotase en la pelea por el bronce del EuroBasket. Como internacional, en el Viejo Continente el base francés logró dos medallas de bronce (2005 y 2015), una plata (2011) y un oro (2013). Sólo la espinita de quedarse sin medalla olímpica enturbia la felicidad de su legado. Dos veces estuvo cerca de conseguirla… pero tanto en 2012 como 2016 España se cruzó en su camino en cuartos de final.

G: Han sido muchos los campeonatos disputados y has vivido grandes momentos de felicidad, pero ¿cuál fue el torneo más especial que disputaste?

T.P.: El EuroBasket’11 fue el de más nivel porque cada equipo tenía dos o tres jugadores NBA. Todos estábamos en nuestro mejor momento: Pau, Dirk, Navarro, yo… En 2011 el nivel era muy alto y fue un torneo increíble con grandes encuentros en Lituania, un país de baloncesto. Fue mi torneo favorito. Sí, ganamos en 2013 pero existían bajas. En 2011 perdimos la final, pero el nivel de equipos como España fue una locura.

G: En aquel campeonato, Juan Carlos Navarro estuvo fantástico ¿Cómo lo recuerdas?

T.P.: Estuvo on fire en los tres últimos partidos, imparable. Estaba jugando bien, pero su juego hizo clic en el momento oportuno y jugó realmente muy bien los tres últimos partidos.

G: Durante un tiempo parecía que España os tenía tomada la medida hasta que en 2013 pudisteis vencerla y alzaros con el EuroBasket ¿Qué significó aquel triunfo para ti?

T.P.: Fue una gran victoria para nosotros porque España era el equipo que siempre nos detenía en el camino hacia las medallas y finalmente conseguimos vencerles. Fue un sentimiento genial, una de las mejores victorias del baloncesto francés.

G: Seguro que los aficionados de ambos países tienen gratos recuerdos de vuestros duelos, pero en 2015 vivimos el más espectacular…

T.P.: Fue un gran partido. Después del Europeo del 2013 y el Mundial de 2014 donde perdieron, sabíamos que en 2015 iba a ser muy duro ganar tres veces seguidas a un gran equipo como España. Perdimos la semifinal en la prórroga en casa, pero fue un bonito encuentro. Fue una derrota dura, pero a la vez enseñamos lo grande que era esta rivalidad. Fue una gran noche para el baloncesto donde, simplemente, no pudimos ganar.

G: Tu trayectoria te sitúa entre los grandes del baloncesto europeo pero se me hace inevitable hacerte una pregunta: ¿Has pensado qué hubiera sido de tu carrera internacional sin España?

T.P.: Adoro España… pero sin ellos ahora tendría diez medallas de oro.

Responde sonriendo porque en él no hay rastro de resquemor o frustración. Ha compartido vestuario con Pau Gasol y Willy Hernangómez, y nos asegura que entre los buenos amigos que le deja el baloncesto están Marc Gasol, Calderón, Ricky Rubio… En todos ellos, encontró el desafío necesario para crecer y el estímulo que durante dos décadas le impulsó a superar sus límites a Tony Parker.

En el deporte no hay mayor reto que el que se escribe con cada una de las letras de tus rivales, pues hacen mayor las gestas alcanzadas. Para que exista un ganador, detrás hay perdedores; historias de rivalidades que hacen que los deportistas sean mejores y engrandezcan la competición. Para la generación española que nació bajo la buena estrella de los Gasol, Navarro, Reyes y compañía, no hubo enemigo más temido y respetado que Tony Parker. Hoy todos ellos también le rinden un sonoro aplauso de gratitud y reconocimiento por su legado. Al que, desde Gigantes, nos sumamos.

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