El diario Olé ha aprovechado la primera estancia en Argentina del pívot ex de los Pistons y los Bulls para entrevistarle. Rodman reconoce que fue conocido como el “Chico Malo del deporte, el hombre fiesta, el salvaje, el excéntrico, pero también por ser quien jugó duro cada noche y amó el juego. Yo nunca jugué por dinero. El basket me dio la oportunidad de salir de las calles, de mi ghetto, donde se vendía droga, te apuñalaban o mataban. Me dio la oportunidad de hacer algo significativo y correcto en mi vida. Fui afortunado porque crecí 25/28 centímetros en un año, salí de una universidad pequeña, fui elegido bien atrás en el draft (27° en la segunda ronda) y pude dedicarme al baloncesto”.
Rodman fue una estrella defendiendo y reboteando, casi sin anotar, algo “muy extraño”. ¿El secreto? “No hay secretos. Cuando llegué a la NBA me encontré dentro de un gran equipo como Detroit y supe que debía hacer algo totalmente diferente. Y me dediqué a defender, algo que nadie había hecho. Así llegaron los rebotes y me fui especializando. Yo amaba tanto el juego, jugarlo y trabajar para él que luego todo me salió naturalmente”.
Sobre sus experiencias en Detroit y Chicago, reconoce que “lo principal en estos equipos fue que hubo grandes jugadores que querían ganar. Los entrenadores claro que me ayudaron. Daly era un coach cercano a los jugadores, que no te hacía sentir un pedazo de mierda como otros, sino que quería que nos divirtiéramos y ganáramos. En Chicago, con Michael (Jordan), Phil (Jackson) y Scottie (Pippen), también fue único, fabuloso, grandioso… Ni siquiera tuvimos una discusión ni nos peleamos, algo muy difícil de lograr en el deporte profesional”.
Para el ‘Gusano’, su relación con Jordan “fue un gran matrimonio” y sobre sus excentricidades las hizo para “para divertirme. La gente dijo que fue por dinero, marketing o publicidad… Pero no es así. Empecé un día que estaba aburrido en San Antonio. Me teñí el pelo de rubio. Luego mi carrera se fue a otra dimensión, trascendí el basket y ya no paré. Era para mí, no para la gente, para que me miraran o hablaran sobre mí. Son cosas que pueden ser buenas o malas (se ríe), si no las sabes manejar (se ríe). Depende de si haces bien tu trabajo o no. Yo fui un transgresor, pero lo hice muy bien dentro de la cancha. Y gané títulos…”.
