Acusado, señalado con el dedo por el que dirige el rumbo de la franquicia, que no es otro que Kobe Bryant. «Pau tiene que ser más agresivo, más incisivo. Es el tipo al que necesitamos ahí fuera en la pista. Cuando coge el balón está pensando en pasar. Ha de ser agresivo, tiene que tirar e ir hacia la canasta. Lo hará en el siguiente partido. Está demasiado pendiente de soltar el balón. Ha de lanzar porque se centran en Andrew Bynum y en mí». Así estaban las cosas en la soleada California al cierre de nuestras líneas, con el mejor jugador de la historia del baloncesto español en el ojo del huracán tras una derrota por 100-103 en el cuarto partido de la serie ante Oklahoma City. Los Lakers ganaban de 13 en el último cuarto del choque… Y Pau no tiró ni una sola vez a canasta en los últimos 12 minutos. Es más, cuando tuvo que hacerlo, con 33.9 segundos por jugarse y el marcador empatado a 98, pasó el balón para perderlo. «Ha sido una mala lectura por parte de Pau. Esas cosas pasan», se lamentaba Bryant después. Un agujero de 3-1 ante los Thunder del letal Kevin Durant es similar a una sentencia de muerte. Y lo que todo el mundo recuerda es esa jugada, que resume a la perfección el problema mortal que sufren los angelinos: Que sin el mejor Pau Gasol no tienen opción, no existe ni el paraíso ni los anillos de campeón.
Dar la cara
«Es una jugada, un error, pero ha habido muchos en el último cuarto y durante el partido. Obviamente si pudiese volver atrás podría haber lanzado, y lo hubiese hecho… Pero es sólo una jugada. Está claro que era un momento clave, pero no creo que hayamos perdido el partido en una jugada». Sin eludir responsabilidades pero tampoco aceptando el papel injusto de chivo expiatorio. Es evidente que Pau no ha hecho su mejor baloncesto en las semifinales del Oeste. Los 11.5 puntos, 8.5 rebotes y 3 asistencias de media así lo atestiguan. Son números por debajo de sus posibilidades, y eso en los Lakers no se permite…
… Más información en la revista GIGANTES.
YA EN TU QUIOSCO