Cuando hoy repasamos la carrera de Steve Nash lo hacemos con el conocimiento que da la perspectiva. Hablamos de un jugador que es dos veces MVP de la NBA, 8 veces All Star, 3 veces All NBA First Team y, desde este mismo 7 de septiembre de 2018, miembro del Basketball Hall of Fame de Springifield. Una laureada carrera a la que solo le faltó el esquivo anillo, para un jugador que fue extremadamente influyente en la evolución del juego hacia el estilo de baloncesto que se practica y triunfa en la actualidad.
Si nos tratamos de remontarnos al momento en el que despegó esta estratosférica carrera, podríamos hablar del paso de Nash a los Phoenix Suns de Mike D’Antoni, quien sacó a relucir todas sus virtudes para convertirlo en el jugador más valioso de la temporada regular en dos ocasiones. O un poco antes, con los Dallas Mavericks de Don Nelson y Dirk Nowitzki, donde comenzó a demostrar que su techo era mucho más alto que lo que se había visto en sus primeras temporadas.
Sin embargo, el propio Steve Nash ha destacado más de una ocasión dos fechas concretas, dos noches que marcaron a su vez sus puntos más bajos y al mismo tiempo cimentaron su carrera. Dos días en los que sufrió el rechazo de su propio público, y que le dieron perspectiva y más ganas aún de seguir trabajando.
La primera de esas noches fue directamente el día el que fue seleccionado con el pick 15 del Draft por los Phoenix Suns. Mientras él sonreía junto a David Stern en la ceremonia en New Jersey, los fans de los Suns que se habían reunido en el America West Arena de Phoenix abucheaban. Habían pasado de John Wallace, el alero de Syracuse preferido por los fans, para elegir al base de Santa Clara al que apenas habían visto jugar. La sonrisa de la cara de Nash se borró por completo unas horas después, cuando un periodista le preguntó por los abucheos de los fans de los Suns.
«Es desafortunado, pero creo que la gente se dará cuenta de que trabajo muy duro y de que voy a tener éxito», dijo Nash sobre los abucheos en aquel momento. «No voy a aceptar nada menos que el éxito. Creo que voy a tener un matrimonio feliz con los fans».
El matrimonio terminó siendo feliz… aunque en diferido y con una breve separación entre medias. Esa separación fue su etapa en los Dallas Mavericks, en la que formó con Dirk Nowitzki, Michael Finley y Don Nelson el ataque más potente de la liga. Pero tampoco fue así en un primer momento. Nash estaba teniendo una carrera lastrada por las lesiones, especialmente de espalda, y durante los primeros meses no pudo dar su mejor rendimiento. Eso le llevó a su segundo gran abucheo por parte de los fans de su propio equipo, y esta vez sí que estuvo presente para vivirlo.
«Estaba jugando con molestias en la espalda, y acababa de firmar un gran contrato», recordaba Nash en 2012 en una entrevista con Jay Leno. «Creo que la gente en Dallas se preguntaba por qué me habían dado ese contrato, ya que aún no había encontrado mi mejor juego. Hubo un partido contra los Rockets de Charles Barkley, y el pabellón estaba lleno. Llegó un punto en el que empecé a escuchar abucheos cada vez que tocaba el balón. En casa. Y soy el base, así que tengo el balón… muchas veces. Fue uno de esos momentos en los que piensas ‘no me puedo creer que esto me esté pasando a mí'».
Aquel día Nash tenía una visita especial entre los aficionados, algo que le ayudó a llevar la situación.
«Mi hermano pequeño era jugador profesional de fútbol en Inglaterra, y nunca me había visto en la NBA», siguió relatando Nash. «Estaba de vacaciones, voló a Dallas y vino justo a este partido. Yo estaba ahí sentado, pensando ‘esto es horroroso, dios mío, todo el estadio me está abucheando’. Miro a la grada, encuentro a mi hermano, la primera vez que me ve jugar, el público abucheando, y él se estaba partiendo de risa. Inclinándose hacia adelante, básicamente señalándome. Creo que eso, de manera fortuita, hizo que pusiera todo en perspectiva».
Grant Hill, Jason Kidd y Steve Nash son ya hall of famers, y esta semana en vez de poner el foco en sus logros hemos hablado de algunos de sus puntos más bajos. Ellos mismos consideran que son momentos fundamentales para el éxito de sus carreras. Porque los cimientos comienzan desde el lugar más bajo.
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