Taurean Prince es ahora una de los jugadores destacados en la NBA. Tras empezar y destacar en los Hawks, donde se vio el potencial que tiene, está ahora integrado en la plantilla de los Nets. En Brooklyn se ha creado una atmósfera propia de los grandes equipos con los fichajes de Kevin Durant y Kyrie Irving, se cree en un posible anillo, pero para Prince ya es un triunfo estar ahí.
En los últimos días ha vuelto a salir a la luz el oscuro pasado de Taurean Prince, una infancia dura llena de baches que él mismo se encargó de relatar en The Players’ Tribune. A continuación repasamos algunos fragmentos de esa pieza para poder conocerle mejor:
«Vi la película En Busca de la Felicidad cuando tenía trece años y probablemente la habré visto treinta veces. Fue la primera película que fue más que una película para mí. Un año antes vivía con mi padre cuando un día me dijo que nos íbamos a quedar en la calle. En Busca de la Felicidad no es la misma historia de mi infancia, pero sí un reflejo de ella»
«Mi padre tenía mucho encima. Trabajaba seis días a la semana y no era suficiente. Íbamos a perder nuestra casa. La primera gran decisión que tuve que tomar fue irme con él. Cuando mis padres se divorciaron, mi padre se fue y se metió en problemas, pasó por la cárcel. Cuando se supo mantener en pie, empezó a vivir en San Angelo, en Texas, y yo quise volver con él. Fue duro, no quería dejar a mi madre porque además lo había dado todo para criarnos a mis hermanos y a mí, pero necesitaba estar con él y que no estuviera solo. Éramos un equipo y cuando nos quedamos sin casa nuestra relación se puso todavía más a prueba»
La abuela de Prince falleció, a causa del cáncer. Y entonces se quedó sin sitio para vivir.
«Fuimos al Ejército de Salvación, firmamos unos papeles y nos dieron una habitación. No tenía ni televisión ni muebles ni nada. ‘Hemos tenido suerte’, me dijo. ¿Cómo? Vaya con mi padre, aunque fuera un sin techo cargando con su hijo no dejaba de mirar hacia arriba»
En aquella habitación, Prince compartía baño con otras 15 personas. Y eso en las noches en las que podían disfrutar de la habitación, claro. El acceso se cerraba a las 10 de la noche, por lo que Prince debía llegar antes de esa hora, daba igual que tuviese entrenamiento o no. Los días que tenía entrenamiento y llegaba más tarde, su padre le esperaba fuera. Y juntos, pedían que les dejasen entrar de vuelta. A veces funcionaba, otras no. En estos últimos casos, se quedaban sin techo para pasar la noche. Si no conseguían dormir en casa de algún amigo, solo podían hacerlo en la calle.
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