Y si el día que George Hill falla el libre, JR Smith se no se da la vuelta y ataca el aro… La abuela tendría ruedas y sería bicicleta: Las Finales del 2018 hubieran empezado como las de 2019. Pero no, no pasó. Golden State Warriors está fuera de su sitio. Los agresores, agredidos y en busca de una solución que para el segundo partido tampoco llega, Kevin Durant. Steve Kerr vio cómo su equipo metió menos canastas que nunca en estos playoffs y perdieron todas las batallas de números, menos una, la de perder bolas. Lo mejor para ellos es que ya han visto quiénes son los Toronto Raptors y el dolor que les pueden generar. Todo ha de ser desde ahora, ajustar.
- Sólo 34 canastas, un mínimo que nos habla de la excelencia defensiva del Este. Los Raptors entre que en los playoffs se mete menos y que puede alinear a cinco tarzanes, han sido el equipo más mejorado a 100 posesiones, con respecto a la regular season. 102 puntos por partido son los que encajan, en un mundo bien diferente al de la costa del Pacífico, 107.
- Steph Curry tendrá qué pensar cómo hacer la vida más sencilla a sus muñecas. Está bien el viaje continuo a la franja de los libres, pero debería empezar a disfrutar de más espacios. No ha de ser labor suya, sino de Steve Kerr. Tiró 18 veces y no las 24 que por norma general han completado sus noches de función. Liberado apenas 5 o 6, con una mano en la cara, el resto.
- Paskal Siakam anotó 9 de sus 14 canastas en la zona en la que gente hace mates. Metió más del 80% de los tiros, algo que no se va a sostener en el tiempo. Otra cosa bien distinta es que siga pisando pintura sin problema. Que sus dos metros y pico sean demasiados para cualquiera. Más que nada, porque al menos cinco de esas nueva cestas fueron a la carrera, a la contra.
- Marc Gasol. Siakam fue el jugador que más puntos metió en la pintura, 18. Ningún otro metió más de seis. Pero habría que empezar por buscar los culpables. No quiso creer Kerr que Marc Gasol iba a ser tan decisivo. Y cuando se dio cuenta de lo que iba a hacer…bang! Ya llevaba dos triples. Les metió canastas a sus pares de cerca y de lejos. Y se cargó en tres minutos el efecto sorpresa de Jordan Bell, titular por un día. En el primer partido no habría que hablar de los intangibles de Marc. Basta con fardar de 20 puntos con 10 tiros.
- Si Andre Iguodala llegaba justito de piernas, acabó el partido, sin ellas. No ha metido un triple en cinco partidos, ni en 11 lanzamientos. Su capacidad de golpear hubiera sido mágica, en la defensa de Kawhi Leonard, que fue realmente buena. Lo peor de todo es la acumulación de minutos y la reiteración de problemas. Cuánto más pueden exprimir los Warriors a un jugador con problemas en el Aquiles.
- DeMarcus Cousins. No fue factor, si se esperaba que lo fuera. OK. De hecho, ni se le esperaba. Jugó 8 minutos, en dos tandas de 4 en los que solo asumió y falló dos tiros. Anotó de libres y se quedó bien lejos de competir con Marc. Lógico pensar que entraba en el guión y que de aquí en adelante, solo le queda rodar piernas y ser mejor… ¿cuánto? Vayan ustedes a saber.
- Otro ritmo. Toronto juega uno de los ritmos más bajo de posesiones por partido. Los Warriors se van casi a las 100 y ellos rozan las 92. El basket lo juegan 5 para 5, con poco espacio y muchas manos. Ese territorio no es raro para los de Oakland. Lo malo es que no tienen al jugador más determinante este año fuera de la pintura y dentro del arco de tres puntos: Kevin Durant ha pasado del 51% de acierto en temporada regular al 49% en playoffs, leve bajada explicable por la tensión competitiva y demás superpoderes de la postemporada. Pero hay zonas, el codo derecho,en las que se ha manejado con un 58%.
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