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La expulsión más surrealista de la carrera de Tim Duncan

La expulsión más surrealista de la carrera de Tim Duncan

Joey Crawford expulsó a Tim Duncan, protagonizando una situación que estuvo a punto de terminar con la carrera del árbitro

Si hay un momento de la carrera de Tim Duncan que le perseguirá hasta el fin de los tiempos, ése es el día en el que el polémico árbitro Joey Crawford le expulsó por sonreír. Por sonreír y por cierta relación tensa que siempre hubo entre ambos. Un momento surrealista que sucedió en la recta final de la regular season 2006-07, en un partido entre los San Antonio Spurs y los Dallas Mavericks y el sainete en cuestión pudo verse completo por televisión durante la retransmisión del encuentro.

La escena en sí misma fue un cúmulo de despropósitos que terminaron con Tim Duncan en el vestuario antes de tiempo. Después de que el ala-pívot de los Spurs fuese castigado con una falta en ataque, tanto él como algunos de sus compañeros pidieron explicaciones al árbitro que señaló la infracción y éste evito el conflicto, por lo que Gregg Popovich sentó a Duncan en el banquillo para evitar males mayores. Momentos después comenzó el espectáculo. Joey Crawford paró el partido tras dos tiros libres de los Mavs para señalar una técnica a un Tim Duncan que seguía en el banco.

El jugador de los Spurs se tomó la situación con humor y se limitó a sonreír mientras aplaudía con dejadez cómodamente sentado, mientras Crawford le miraba con cara de muy pocos amigos. Instantes más tarde, con Tim Duncan todavía en el banquillo y a falta de un minutos para el final del tercer cuarto, el árbitro le pitó la segunda técnica. ¿El motivo? Seguir sonriendo. Tal cual. Ambos intercambiaron unas palabras y el ala-pívot se marchó de la cancha.

Duros castigos por parte de la NBA

La NBA no se quedó con los brazos cruzados y estudió lo sucedido. El por entonces comisionado David Stern se reunió con Joey Crawford y éste le comentó que Tim Duncan no paró de reírse de él y llegó a insultarle en varias ocasiones, llegando incluso a preguntarle si quería pelea. Una versión que discrepaba absolutamente con la del jugador, que en todo momento aseguró que no hizo ni dijo absolutamente nada.

Dos días después del esperpento, la NBA anunció las sanciones para los dos implicados. Tim Duncan tuvo que pagar una multa de 25.000 dólares por el empleo de lenguaje inapropiado, mientras que la parte más dura fue para el árbitro. En un castigo sin precedentes en la Liga, Joey Crawford recibió una multa de 100.000 dólares y fue suspendido por toda la temporada, incluidos los Playoffs 2007, por lo que no pudo continuar con su racha de 21 apariciones consecutivas en las Finales. David Stern justificó las medidas tomadas por la Liga mediante un comunicado. «El comportamiento de Joey Crawford no se ha ajustado a los estándares de profesionalidad y manejo de las situaciones de juego que esperamos de nuestros árbitros». 

Antes de ser readmitido por la NBA, Joey Crawford tuvo que pasar obligatoriamente por una especie de rehabilitación que le obligaba a visitar a un psicólogo para aprender a manejar  ese tipo de situaciones. «Stern me mandó ir a ver a un psicólogo en Park Avenue durante dos sesiones de dos horas cada una, y sería aquel tipo quien determinase si estaba realmente loco o no. Cuando fui a la consulta estaba muerto de miedo y sudando por todos los poros de mi cuerpo», explicó el árbitro en una entrevista con Sports Illustrated. «Pero resultó que aquel hombre no sabía diferenciar una pelota de baloncesto de una de voleibol. Después de dos horas me dijo que habíamos terminado, y entonces le pregunté si ya había decidido si estaba loco. Me contestó que no, que simplemente vivía mi trabajo de una forma demasiado apasionada. Era un diagnóstico con el que podía vivir».

El arrepentimiento de Joey Crawford

Con el tiempo, el árbitro llegó a reconocer que el incidente con Tim Duncan le marcó en lo personal y lo profesional y que le persiguió durante mucho tiempo, mostrando arrepentimiento por lo ocurrido. «Es muy probable que todo el asunto con Duncan me cambiase la vida. Fue una forma de darme cuenta de que, posiblemente, no había estado haciendo las cosas de la manera correcta y tenía que recapacitar sobre mi comportamiento, no sólo dentro de la cancha sino también fuera de ella», confesó el colegiado en la misma entrevista. «El psicólogo especializado en deporte que me trató me mostró una perspectiva distinta de la que yo tenía».

Tan bien le vino al colegiado ponerse en manos de un psicólogo que, una vez cumplidas sus obligaciones con la NBA, siguió acudiendo a ver a un especialista, en concreto el Dr. Joel Fish, alguien muy conocido en el mundo del deporte estadounidense. «Todo el mundo relacionado con el deporte que tenía algún problema iba a verle, así que hice lo mismo. Aquel tipo salvó mi carrera. Me dijo, ‘Joey, si ves que te invade la ira, simplemente haz algo con tus manos. Pégalas a tus costados o colócalas detrás de la espalda, y recuerda que eres tú quien debe calmarse a sí mismo. Si alguien protesta por alguna de tus decisiones, intenta disminuir el ritmo de tu respiración y recuerda que eres un buen árbitro’. Gracias a ese tipo de cosas puede superar mis problemas durante mis últimos diez años en la NBA«.

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