Tyrese Haliburton ha sido una de las grandes sensaciones durante esta temporada NBA. El escolta de los Kings, nominado al Rookie del Año junto a Edwards y Ball, es una de las grandes esperanzas de la franquicia Californiana para volver al Playoff. Durante esta campaña, ha promediado 13 puntos, 3 rebotes y 5,3 asistencias. Unos números que han llamado la atención de la prensa y aficionados, que no han dudado en reconocerle su talento y esfuerzo. Sin embargo, como él mismo ha explicado numerosas veces, su camino para llegar a donde está no fue nada fácil.
Inicios
Tyrese creció en el estado de Wisconsin. Un lugar que respira baloncesto gracias a los Bucks y a la prestigiosa Universidad de Wisconsin. Aun así, el camino hacia el estrellato no fue nada fácil. Siempre estuvo a la sombra de grandes jugadores.
Comenzó a jugar al baloncesto en su colegio y rápidamente clubes de la zona se interesaron por él. Según describían varios scouts, «era un chico pequeño y delgado, apenas podía levantar el tiro ya que no le daban las fuerzas pero, ya veías algo diferente en él. La energía y la fuerza que traía con él a la pista eran especiales. Sus compañeros siempre eran felices a su lado y disfrutaba jugando.» Esta fuerza que transmitía llamó la atención de Tyler Herro y su padre, que no dudaron en darle una oportunidad en el equipo que entrenaba el padre.
Instituto
Y así fue creciendo durante el instituto, cada tarde iba a entrenar con Tyler y los demás chicos. A esas edades, la calidad de Herro era obvia, y Tyrese Haliburton siempre quedaba relegado a un segundo plano. Por eso, cuando tuvieron que elegir dónde ir al instituto, cada uno eligió su propio viaje. Mientras que Tyler se decidió por uno de los colegios con mayor prestigio, Tyrese decidió volver a casa y jugar para Oshkosh North High School. Durante sus dos primeros años solo recibió el interés de varias universidades pequeñas, pero todo cambió en el prestigioso «Fab 48 Tournament».
Varias universidades de División 1 ya seguían la pista de Tyrese y en aquel torneo un ojeador de Iowa State estaba sentado en la grada. Según cuenta el ojeador, «creo que fue en el primer cuarto, acababa de meter un segundo triple lejano y supe que era nuestro hombre«. Al mes llegaron a un acuerdo verbal y Tyrese ya había cumplido uno de sus sueños; jugar en una de las mejores universidades del país.
Sin embargo, durante ese último año de instituto trabajó la que, según los scouts, era su gran flaqueza; el tiro de 3. Mucha gente siempre ha dudado de su mecánica y durante su último curso, su entrenador decidió hacerle entrenar con una escoba en el estómago para evitar que bajase el balón por debajo de la cintura para lanzar. Aquellos entrenos fueron muy duros para él, e incluso terminaban muchas veces con lloros pero despertaron un fuego interno para llegar a la NBA.
Universidad
Tras su paso por el instituto, estuvo dos años en Iowa State y en su segunda campaña, se destapó. Promedió 15,2 puntos, 6 rebotes y 6,5 asistencias liderando a su equipo hasta el March Madness. Llamó la atención de muchos scouts y las predicciones apuntaban a un número 8 del Draft.
Finalmente, acabó cayendo hasta el puesto 12. Se tomó esto como una falta de respeto ya que él se veía como uno de los mejores del Draft y decidió marcar en el calendario los encuentros contra las franquicias que le dejaron pasar. 15 puntos frente a los Suns; 17, 6 y 6 frente a los Bulls; 16 frente a los Knicks… Y una a una fueron cayendo ante Tyrese Haliburton.
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