Los Toronto Raptors han anunciado oficialmente que el dorsal #15 de Vince Carter será retirado el próximo 2 de noviembre. El que fuera estrella de la franquicia por algo más de seis años y medio, y la primera gran cara visible de los Toronto Raptors en la NBA se convierte en el primer jugador en tener la camiseta retirada por la franquicia. Un honor merecido, porque Carter fue la primera cara de los Raptors. Fue nombrado mejor novato, dos veces All NBA y cinco All Star, y se convirtió en una de las caras de la NBA. Y todo desde la desconocida Toronto.
Carter es el baloncesto en Toronto y en Canadá. Es la razón por la que los Raptors no acabaron en una ciudad estadounidense como sucedió con los Grizzlies, originalmente en Vancouver, y el motivo por el que Toronto sigue teniendo una franquicia. Antes de Vince, los partidos se jugaban con miles de asientos vacíos en la grada y jugadores de la NBA se negaban a jugar en Canadá, decidiendo no presentarse al training camp con Toronto o Vancouver. Su llegada, a consecuencia de un traspaso la noche del draft de 1998 por el pick #4, Antawn Jamison, cambió la historia del deporte en un país. El efecto Carter, como bien explica el documental con el mismo nombre en Netflix, es real. Y al contrario, se ha tardado mucho en llegar al día de hoy.
Porque Carter lo fue todo, pero su mito cayó muy rápido. En la memoria colectiva sus partidos de 50 puntos y mates inverosímiles, siendo el jugador más espectacular de la liga, o el concurso de mates de 2000, el para muchos mejor evento del fin de semana de las estrellas. Con la memorable camiseta púrpura y la celebración imitada por muchos, “it’s over”, su participación en el concurso se consagró en la élite del baloncesto. Era una estrella, y si en McGrady encontró su mejor asociación, no fue hasta que su primo lejano firmó por Orlando que vimos la versión más pura de Carter. Sus 27.6 puntos siguen siendo la máxima de la historia de los Raptors. Se ganó mil motes, a cada uno más espectacular, pero ninguno como Air Canada.
Su salida fue uno de los mayores casos mediáticos del país, con apenas 20 partidos jugados en la temporada 2004/05, y lo que pasó después tuvo todavía mayor impacto a la hora de entender por qué Canadá como país se unió en contra de su estrella. Una que en agosto de 2001 firmó un contrato por seis años y $79 millones y que para 2004 había pedido ser traspasado. Y con el partido más importante de su carrera en Toronto como fecha clave. Porque el séptimo encuentro de las semifinales de 2001, ante los Sixers de Allen Iverson, marcó su futuro en Canadá y en la NBA. Ese día, mientras los Raptors soñaban con pisar unas finales de conferencia, Carter decidió acudir a su graduación universitaria en North Carolina.
“Es un momento especial, y tenía que hacer esto por mí. Puedo estar aquí y jugar el game-7” decía el jugador, que usó el avión privado del propietario Larry Tanenbaum para llegar a Philadelphia donde le esperaban sus compañeros. Y mientras algunos de ellos afirmaron no tener problemas, otros prefirieron no hacer declaraciones al respecto. No ayudó para nada que Vince, quien había metido 35, 50 y 39 puntos en las tres victorias, se quedara en 20 puntos (6/18 en tiros) y fallara el tiro para ganar. Desde entonces sus números fueron bajando hasta promediar 15.9 por noche en los primeros 20 partidos de 2005. Se le acusó de abandonar el equipo mentalmente incluso antes de ser traspasado, y sus declaraciones no ayudaron.
“No quiero hacer más mates” decía en 2004. Tras ser enviado a los Nets por Alonzo Mourning, Aaron Williams, Eric Williams y dos primeras rondas, Carter volvió a hacer mates. Mourning, por cierto, nunca se presentó en las oficinas de los Raptors por lo que fue cortado y acabó siendo clave en Miami un año más tarde para ganar el anillo. Porque sin Carter, Toronto volvía a no tener sentido, magia, mística. Volvía a ser una tierra desconocida.
Carter, el peor rival
En su primer partido en el Air Canada Center anotó 39 puntos, dándole la victoria a los Nets, algo que repite en noviembre de 2005. Pero el peor golpe llega, para los aficionados de los Raptors, el 8 de enero de 2006, cuando un triple sobre la bocina de Carter en la cara de José Manuel Calderón significa la derrota de Toronto. Para entonces el odio era irreparable y cada partido representaba un concierto de abucheos, silbidos e insultos. ¿Podía empeorar la situación? Sí, mucho. Porque un año más tarde, en 2007, los Raptors por fin vuelven a los playoffs por primera vez tras la salida de VC, y enfrente se encontraron a quien si no, New Jersey Nets. Y pese a tener factor pista, Toronto se fue a casa en primera ronda 2-4 con Carter promediando 25 puntos.
Quedaba una más, quizá la más dura de todas. El 21 de noviembre de 2008, cuando Carter asentó no una sino dos puñaladas directas al corazón del aficionado canadiense. Con 111-108, anotó un triple para mandar el partido al tiempo extra por encima de Anthony Parker. 12 puntos en el cuarto periodo y otros seis en la prórroga, incluyendo el mate para ganar en un despiste defensivo entre Calderón y Jamario Moon. A cada partido el perdón público parecía estar más y más lejos, y cada vez que Carter pisaba Canadá, con la camiseta de Orlando, Phoenix o Dallas, era recibido con más crítica que aprecio. No fue hasta 2014 que por fin el corazón del aficionado local se ablandó en un precioso gesto del equipo de comunicación de los Raptors.
Aprovechando el vigésimo aniversario de la franquicia, el videomarcador del pabellón mostró un montaje con highlights del jugador. Y lo que comenzó con abucheos fue cambiando poco a poco hasta convertirse en una ovación atronadora del público y las lágrimas de un Carter emocionado. DeMar DeRozan y Kyle Lowry, líderes de los nuevos Raptors, formaron parte de una ovación que fue el primer gesto de paz en la guerra cruzada. Desde entonces, otras cinco visitas y todo ovaciones (y seis triunfos seguidos de los Raptors). Tuvo que dejar New Jersey y la conferencia Este, tuvo que pasar una década y cumplir 37 años para por fin ser valorado por esa afición que él mismo creó.
Nadie representa mejor la explosión del baloncesto en Canadá que Vince Carter y la generación del combinado nacional es su herencia, junto con Nash. Su frío final, empañado por el COVID y forzado a dejarlo, no le permitió el sueño de todo un país: firmar un contrato de un día con los Raptors para retirarse como jugador de Toronto. Por eso, la jornada de ayer sirve para cerrar cualquier herida que quedara, con Carter y Masai Ujiri juntos, rodeados por la plantilla de los Raptors, celebrando al #15. Y el 2 de noviembre será un día para la historia.