Cuando pienso en David Stern son dos las imágenes que me vienen a la cabeza. Recuerdo cómo el lockout de 2011 hizo merma en su aspecto físico, producto de las interminables y maratonianas reuniones con el sindicato de jugadores y los propietarios de las franquicias de la NBA en el Waldorf Astoria, en el que hacíamos guardia la prensa para verle entrar concentrado y salir a las diez o doce horas con unas ojeras considerables. Pero sobre todo tengo en la memoria el día que cené con él… por llamarlo de alguna forma.
+Fallece a los 77 años el ex comisionado David Stern
Corría el año 2014 y era la primera vez que se celebraba la ceremonia del NBA Draft Lottery sin David Stern al mando. Unos meses antes, en febrero, el ya ex comisionado había debajo su puesto, pasando la antorcha a Adam Silver. La escena era un tanto particular. En un evento que normalmente no reúne a demasiados medios de prensa, al menos por aquel entonces, los tiempos marcados por la retransmisión televisiva obligaron a los periodistas acreditados a tener que cenar a la misma hora en el pequeño comedor habilitado para esa noche. La escasez de mesas se unió al exceso de confianza o insensatez y me llevó a acercarme a la mesa alta en la que David Stern picaba algo junto a dos acompañantes.
- Disculpe, Mr. Stern. ¿Le importa si comparto mesa para poder comer algo?
- Claro que no. Adelante. Nosotros la dejamos vacía en un momento. ¿De dónde eres?
- Español.
- ¡Ah, España! Conozco la revista Gigantes.
En aquella época cubría el evento para otro medio, pero mi pasado en Gigantes me hizo sentirme orgulloso. Tanto como para recordar perfectamente aquella escueta conversación. El que fuera mandamás de la NBA, con quien me había cruzado en alguna ocasión durante los años que llevaba viviendo en New York, conocía la revista en la que años atrás me había empezado a formar en esta profesión. Al comentarlo con colegas de grupo de prensa internacional que teníamos en la ciudad de los rascacielos, ninguno se extrañó. David Stern conocía perfectamente todo lo que se movía alrededor de la Liga. Así lo hizo durante las tres décadas (1984-2014) que estuvo el mando.
La época dorada de la NBA
David Stern se convirtió en comisionado de la NBA, en 1984, comenzó una de las épocas más doradas de la mejor competición baloncestística del mundo. Sus 30 años en el despacho principal de las oficinas de la Liga en la Quinta Avenida significaron un florecer espectacular de la competición y la marca, así como el inicio de un crecimiento global que muy pocos podían haber imaginado anteriormente.
Durante el tiempo que Stern estuvo al mando, la NBA amplió su número de franquicias en siete, incluidas dos canadienses, y los ingresos de la competición aumentaron hasta en 40 veces, sobre todo gracias a los contratos televisivos. Esto llevó a que los salarios de los jugadores de la Liga también fueran en ascenso, llegando a estar en una media de cinco millones de dólares. Todo esto por no hablar del valor económico de la propias franquicias, que llegó a superar los 1.000 millones en su mayoría. La NBA se convirtió en un producto rentable, con miras de futuro y amplitud de mercados. Sin ir más lejos, en esos 30 años abrió 13 oficinas en todo el mundo y contó con partidos de regular season (además de los clásicos de pretemporada) fuera de Estados Unidos y Canadá.
Cuatro lockouts y un código de vestimenta
La carrera de David Stern como máximo mandatario de la NBA contó con cuatro escollos bastante importantes. El comisionado pudo decir orgulloso que se sobrepuso a cuatro lockouts (1995, 1996, 1999 y 2011). Las desavenencias entre los propietarios de las franquicias y la Asociación de Jugadores cada vez que se revisaba el convenio colectivo le obligaron a mediar entre ambas partes, en unas ocasiones con más éxito que en otras.
En todos y cada uno de los cierres patronales se pudo ver la mano de Stern. Como también lo hizo en 2005, cuando quiso limpiar la cara de la NBA y borrar de ella la imagen gangsta y rap. La creación de un código de vestimenta que alejase la imagen de los jugadores del mundo de las calles y las pandillas. Nada de camisetas de deporte, gorras, collares, medallones. Se acabaron las tallas 4XL y similares… para desgracia de jugadores como Allen Iverson y compañía.
Baloncesto para todos: nace la WNBA
Bajo el mandato de David Stern, la NBA amplió su número de franquicias, dando la bienvenida a los Charlotte Hornets, los Minnesota Timberwolves, los Miami Heat, los Orlando Magic, los Vancouver Grizzlies, los Toronto Raptors y los Charlotte Bobcats. Además dio carta blanca al traslado de otras seis franquicias como Los Angeles Clippers, los Sacramento Kings, los Memphis Grizzlies, los Brooklyn Nets, los New Orleans Hornets y los Seattle SuperSonics. Sin embargo, una de las mayores creaciones de la era Stern fue el nacimiento de la WNBA.
Bajo el amparo de la NBA, la WNBA surgió 1996 y su primera temporada se disputó al año siguiente. En la actualidad cuenta con 12 equipos, aunque a lo largo de su historia han existido hasta 17 franquicias.
David Stern, culpable de la existencia del Dream Team
Pero si hay algo que se le tiene que agradecer a David Stern a nivel mundial es su participación en la creación del mítico Dream Team. La selección de Estados Unidos que participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, formada por jugadores de la NBA (excepto Christian Laettner) es uno de los equipos más famosos de toda la historia del deporte general, y el comisionado fue uno de los principales protagonistas en el desembarco de los profesionales en el baloncesto FIBA. Una vez más, Stern fue parte activa de las negociaciones para que el máximo organismo internacional en lo referente al deporte de la canasta diese su brazo a torcer para que los NBA pudiesen representar a sus países. El resto es historia.
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