Tras la durísima derrota de New Orleans a manos de los Lakers en las semifinales del In-Season Tournament, la prensa nacional arremetió contra Zion Williamson. Se apuntó al interior de los Pelicans como principal culpable de la situación en la franquicia, tras acabar con 13 puntos y 2 rebotes (1/6 en tiros libres) en 26 minutos. Venía de meter solo 10 ante los Kings, un partido que Willie Green decidió cerrar en parte sin su estrella en pista. Y todo esto, mientras Brandon Ingram tumbaba a Sacramento con 30 puntos en televisión nacional. Se apuntó a Zion como diana fácil, se le llamó “gordo”, “adicto a la comida” y se dijo que era “capaz de comerse una mesa” sobre él. Solo Shaquille O’Neal, en un emotivo mensaje, habló de cómo pasó por algo parecido.
La respuesta de Zion no tardó ni 24 horas en llegar, anotándole 36 puntos a Minnesota y ganándole al mejor equipo de la NBA hasta la fecha. En una pintura con Rudy Gobert y Karl-Anthony Towns, Williamson se hacía fuerte anotando 13 de sus 17 tiros, además de un altísimo 10/12 desde la línea de tiros libres. Con él en pista, +26 para los Pelicans; sin él estuvieron -12, la mejor cifra del equipo. El mejor partido del año para el que fuera pick #1 del draft de 2019 y la gran esperanza de unos Pels que todavía no han conseguido dar el salto de nivel con la pareja Williamson-Ingram. Con los dos en pista tienen un ratio neto de +5.6, sin ellos sube a +7.04.
Tras el triunfo, Zion Williamson admitió no haber escuchado las críticas de Charles Barkley y Shaq, aunque en parte las aceptó cuando el periodista que le hizo la pregunta le hizo un rápido resumen. “Si vienen como constructivas y quieren que mejore, las aprecio. Si no, cada uno tiene su opinión, no puedo controlarlo, pero mi vida ha sido así desde que tenía 16 años”. Aunque para un Williamson que todavía no ha debutado en playoffs en la NBA (fue baja en 2022 cuando los Pelicans cayeron ante Memphis en primera ronda y el año pasado en play-in), el partido ante los Lakers era el más importante de su corta carrera profesional. Suma solo 134 partidos desde octubre de 2019, 200 menos que Mikal Bridges, líder en la NBA en el último lustro. Su rendimiento no es tan problema como su estado de salud.
Zion está en su quinta campaña en la NBA, aunque se perdió 2022 al completo por una lesión el pie. Hasta la fecha suma 22.9 puntos en 31 minutos, con 5.6 rebotes y 0.3 tapones, todas ellas cifras iguales o peores a su año de novato. Mantiene los porcentajes de tiro (58.4% de campo, 65.8% de tiro libre) y sigue sin lanzar triples, lo que puede dejar la sensación de que no ha mejorado para nada en tres años y medio. Pero al mismo tiempo, Williamson ha mejorado el número de asistencias y robos por partido (career-high), ha reducido las pérdidas y llevado a cifras de élite absoluta los tiros por debajo de diez pies (cuatro metros). Pero de nada sirve mejorar si hay un problema de actitud.
Aunque la principal crítica a Zion Williamson viene de su interés. Dentro y fuera de la pista. La pasada semana, en NOLA.com, publicaba como desde la franquicia había preocupación por el estado de forma del jugador. En verano salieron reportes desde la organización donde se aseguraba que era la primera vez que “Zion se toma en serio su profesión, invirtiendo en ella fuera de la cancha” decía David Griffin, vicepresidente de los Pelicans. Pero desde el primer día de temporada regular quedó claro que Williamson no estaba al 100% de su forma física, y peor aún, con el tiempo ha ido empeorando cuando ya se cumple un cuarto de temporada. Y según varias fuentes, cuando ha sido insistido sobre el problema, “no escucha”. Hay una carencia de ética de trabajo por parte del jugador, insiste Christian Clark en su artículo.
Lo que es un problema cuando en la organización han apostado por Zion como jugador franquicia para la próxima década. “Tengo que ser mejor. Tengo que ser más agresivo encontrando mi tiro. Tengo que hacer más cosas para ayudar al equipo, estuve demasiado relajado, y no lo puedo permitir” decía tras la derrota. Y no solo en ataque: se vieron tramos del partido donde en defensa ni lo intentó, y como se vio superado al rebote sin mucha dificultad por parte de unos Lakers que simplemente, por momentos, lo quisieron más. Es la única explicación para que Jaxson Hayes le pueda ganar la pintura a Zion. Porque por físico y talento, Zion Williamson debería estar cada año en la lista de mejores jugadores de la NBA, pero falta algo. Y es la eterna duda sobre su estado de forma.
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