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Junior Robinson y cómo nunca la altura importó menos, por Mariano Galindo

Junior Robinson y cómo nunca la altura importó menos, por Mariano Galindo

La temporada pasada puso la LEB Oro patas arriba con su explosivo físico comprimido en una estatura por debajo de la media de un ciudadano español. Tras unos meses lejos de los focos, vuelve a reclamarlos desde la LEB Plata

Hay un nombre inevitablemente ligado a la Universidad de Mount St. Mary’s cuando hablas de su programa de baloncesto. El centro educativo ubicado en Maryland tuvo en el coach Jim Phelan a su figura referente en los banquillos. El técnico estuvo 49 años al frente del equipo de basket, con el que ganó el Torneo de la NCAA II en 1962 y con el que pudo disfrutar de varias campañas en la NCAA I, donde los Mountaniers habitan desde el curso 1988-89. En poco más de treinta años, Mount St. Mary’s ha alcanzado en cinco ocasiones el Torneo de la NCAA. El último de ellos, en el año 2017, con un pequeño jugador de 1.65 metros llamado Junior Robinson. En aquella ocasión, llegaron al cuadro final tras superar una ronda preliminar donde Robinson, 23 puntos, fue el alma del triunfo sobre New Orleans. La derrota ante Vilanova supondría el adiós del campeonato. 

Robinson no volvería a pisar esas cotas y, cumplido el ciclo de cuatro cursos, preparó su salto al profesionalismo en 2018. Si su (poca) altura ya había dado que hablar en sus días de instituto, donde no fue impedimento para convertirse en un prolífico anotador, siguió muy presente en 2018 cuando buscó su salto a la NBA. Mount St. Mary’s sólo ha tenido dos jugadores en la gran liga y Robinson quería ser el tercero. Pasó de largo el draft, sin él, y el de Nebane puso el ojo en la Summer League. Con los Hawks apenas tuvo presencia hasta llegado el último encuentro en Las Vegas, en un duelo de consolación contra los Clippers donde hubo ojos para los que menos oportunidades tenían. En un roster en el que toda la atención se ponía en Trae Young, Robinson consiguió ese día brillar con 20 puntos. Y dejó algunas pinceladas que pronto circularon en Internet. 

Así fue el brillante debut profesional de Junior Robinson

Sin embargo, las difíciles puertas de la gran liga no se le iban a abrir así por así por una pequeña gran jornada en Las Vegas. Tocaba trasladar el sueño americano a Europa. “Mi meta siempre ha sido jugar en la NBA. Sabía lo complicado que iba a ser debido a mi altura, pero no doy nada por perdido. Estoy acostumbrado a que se hable de mí por lo que mido. Ya no me molesta. Escucho los comentarios muchas veces, pero es porque pocos pueden hacer lo que yo hago con 1.65 metros. A veces me gustaría que no se pusiera el punto siempre en mi altura, pero también es un hecho que me hace único”.

Palabras de Junior Robinson a Gigantes recién acabada la temporada 2018-19, la que le vio debutar como profesional. Lo hizo en la LEB Oro, en el vitoriano Arraberi. Se estrenó con 47 puntos, la cuarta máxima anotación de siempre. Y copó portadas en los primeros días de aquel otoño. A pesar de terminar la campaña como máximo anotador de la competición (19,8 tantos), no pudo evitar el descenso. Como las malas noticias nunca vienen solas, una lesión en la rodilla le obligó a pasar por el quirófano en mayo de 2019. “Estaré bastante tiempo de baja”, nos confesó.

Estela, como trampolín

Se sucedieron los meses y muchos se preguntaban dónde estaba ese pequeño base que hizo locuras en la Oro. A inicios de 2020, como un regalo de Reyes, cayó la noticia. El Igualitorio Estela, de LEB Plata, se hacía con los servicios del base, completamente recuperado de su lesión. “Son un grupo talentoso. Sabía que llegaba a un equipo con opciones de ganar. Por eso vine a aquí. No te puedo contestar si realmente tuve ofertas de Oro, eso es cosa de mi agente. Sólo decirte que cuando mi representante me llamó, consideré que el Estela era un buen lugar para jugar”, nos comenta Robinson pocas horas después de debutar con el cuadro cántabro el pasado 5 de enero.

Dejó una tarjeta de 11 puntos en 16 minutos y fue decisivo en el tramo final, donde demostró sus dotes especiales en el manejo de la pelota para cerrar los encuentros. El segundo choque de Robinson, ante el Zornotza, supuso la confirmación de que sano y en forma estamos ante un jugador desequilibrante en LEB Plata. Triunfó con 28 puntos y una segunda mitad de ensueño. En sus tres primeros partidos 16 puntos y 4,3 asistencias en 24 minutos de juego. Después de medio año sin jugar, ni tan mal.

David Mangas: “Buscábamos alguien determinante”

Las grandes historias que se escriben o que están por escribirse siempre tienen una serie de condicionantes. Si el Igualitorio Estela y Taevaunn Prince no hubieran rescindido de mutuo acuerdo su vinculación en noviembre de 2019 posiblemente no hubiera habido ocasión de ver a Junior Robinson con el cuadro que dirige David Mangas. “Cuando Prince se fue, el director deportivo, Javier Peña, y yo decidimos esperar para incorporar a alguien que diera un plus de verdad a la plantilla. En Navidad suelen darse posibilidades de jugadores que no han encontrado hueco en Oro. Junior estaba libre, quería jugar en España y no dudamos”.

El Igualitorio Estela, con la mente puesta en un futuro no muy lejano en la LEB Oro, veía en Robinson justo el perfil que necesitaba. “Buscábamos alguien determinante, dominador en el 1×1, capaz de desatascar al equipo y con gran manejo de balón. Para la LEB Plata es un lujo tener un jugador así”.

Un futuro por despejar

Junior Robinson tiene ante sí unos cuantos partidos, unos cuantos meses para, primero, intentar que el Estela entre en la Fase de Ascenso a Oro y, segundo, catapultarse él mismo a la élite. Por circunstancias, por devenires de la vida, las cosas a veces no son como las presumimos. Pero si hay algo que no se le discute al eléctrico base es su determinación para vivir del baloncesto. Lo está consiguiendo. Y ha pasado por encima de todas las dudas que su físico pudo generar. 

Cuando le preguntamos por el futuro, recién salido de la operación de rodilla, nos contaba que su meta habría sido volver a la Summer League de Las Vegas de no haberse interpuesto su lesión. Y que su idea seguía siendo la NBA, hubiera que pasar por los torneos estivales o incluso por la G League. “Estoy abierto a todo lo que me pueda llevar a cumplir mi sueño”. ¿Y si no hay NBA? “Cualquier destino donde me ofrezcan jugar con garantías”. Aquella frase se ha transformado en realidad medio año después, en el Estela. Ahora, cuestionado de nuevo sobre lo que vendrá, Robinson es más escéptico. “¿El futuro? Buena pregunta. ¿Quién sabe?”.

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