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Conoce mejor a Laura Gil, gracias a este Vicios Pequeños

Conoce mejor a Laura Gil, gracias a este Vicios Pequeños

Nacho Doria saca a relucir la cara menos conocida de Laura Gil, jugadora de la selección española. Un artículo premium de la revista del mes de septiembre.

El número 1.476 de Gigantes del Basket es un especial sobre la Copa del Mundo de Tenerife, desde la portada con nuestras chicas a una serie de contenidos enfocados en nuestra selección y las estrellas de la cita mundialista. Laura Gil protagoniza una de las secciones más emblemáticas de la revista, el Vicios Pequeños, en el que Nacho Doria saca a relucir la cara menos conocida de la jugadora.

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En esta Copa del Mundo de Tenerife competirá por su decimoquinta medalla defendiendo la camiseta de España. Su extenso palmarés incluye trece finales en once años y ¡seis! oros europeos: U16, U18, dos con la U20 y dos con la Absoluta. Tras una ajetreada trayectoria (2010-15: seis equipos en seis temporadas,) ha encontrado su lugar en Salamanca. La pívot lleva dos cursos con el Perfumerías Avenida y ha renovado por otros tantos. Laura Gil, de aquella chica tímida que emigró al Segle XXI con 15 años a la alegría de la huerta… murciana.

GIGANTES: Por curiosidad, ¿cómo tienes organizados todos tus trofeos? Dan para un museo…
Laura Gil:
Ahora mismo, metidos en una bolsa porque hemos hecho obras. Pero seguro que las colocaré para tener bien presentes los recuerdos, en un corcho bien organizados… La medalla olímpica de los Juegos de Río irá aparte y ésa estará donde la vea todo el mundo.

G: Me dicen que nos comentes tus peculiares lesiones…
L.G.:
Sí, hay bastante cachondeo. Fue al ganar las semifinales del Eurobasket’13: saltamos del banquillo como locas y en plena carrera debí tropezarme con la línea de banda o algo (risas). Aunque iba bien vendada, recuerdo el dolor yendo hacia el centro de la pista. Ya en el corro, le dije a Queralt “creo que me he roto el pie”. Afortunadamente y gracias a los fisios, pude jugar la final.

G: En los Juegos de Río, segundo episodio…
L.G.: Sí, nada más llegar. En el primer entrenamiento en las pistas auxiliares que eran de ésas que se ponen encima del suelo y se queda un escalón. Acabamos y estirando pisé el desnivel, tropecé y me pegué un golpetazo en la cabeza. Estuve tres días sin poder entrenar… Sí, me lesionó de las formas más tontas. No es que sea patosa, es que cuando tengo mucha gente alrededor no sé qué me pasa.

G: Largo verano esperando a la Copa del Mundo en Tenerife. Has aprovechado para ver buenos conciertos, ¿no?
L.G.: Sí, con Bruno Mars en Madrid acabé con la voz tocada de tanto cantar… ¡tarareaba hasta las que no me sabía! Fue el primer concierto en el Wanda. Y Beyoncé en Barcelona, ¡qué pasada de espectáculo! Dos grandes experiencias.

G: Largos paseos con Kira, tu mascota, no habrán faltado…
L.G.: Claro. Tiene cuatro años y es una perra enorme, casi parece un caballo. Debe ser impactante vernos en el parque. Me la regaló mi padre y cuando no puedo estar con ella, la cuida él.

G: ¿Te siguen pidiendo autógrafos pensando que eres extranjera?
L.G.: Sí. Cuando me pasa, exagero el acento.

G: Murciano, tan característico.
L.G.: Soy de Santo Ángel, una pedanía pequeñita al lado de la Fuensalta, patrona de Murcia. La montaña, la huerta, tranquilidad… recuerdos muy bonitos. Para comer una buena ensalada y verduras a la plancha, no hay mejor sitio.

G: Saliste de allí con 15 años, rumbo a Barcelona. Apenas llevabas dos jugando al baloncesto. ¿Cómo fue aquella decisión?
L.G.: Entonces era muy timidilla. Ramón Jordana vino a casa para hablar con mis padres y me dio un tiempo para pensármelo. Pero según salió de casa, les dije a mis padres que me iba. Pensándolo ahora, me sorprende que lo tuviese tan claro. Aquel verano pasó muy rápido y de repente tenía que viajar para quedarme a vivir en Barcelona. Pero según llegué, me di cuenta que era lo que quería. El basket era mi pasión y había que apostar fuerte.

G: Con 18 años comenzaste tu carrera profesional en Salamanca. ¡Hasta te animaste a matricularte en Medicina!
L.G.: Sí, iba a clase cuando podía. Me acuerdo que a mitad de curso un compañero me dijo ‘¿pero tú sabes que las clases son todo el día, no?’Fue imposible…

G: Y te cambiaste a Psicología por la UNED. ¿Disciplinada?
L.G.: Bueno, cada vez más. Estuve un par de años relajadilla, pero ahora con la UCAM, que me da muchas facilidades, voy mejor. Poco a poco, pero avanzando.

G: Bueno, Laura, agradecerte la atención y desearte la mejor de las suertes para la cita mundialista en Tenerife… ¡Quién te iba a decir todo lo has recorrido en aquella primera convocatoria en 2007!
L.G.: ¡Desde luego! Fue especial porque no había ido nunca a la Selección. Llevaba muy poco jugando, empecé en infantil en Murcia, y tenía un año menos. Pero fui pasando cortes y cuando me vi dentro no lo podía creer.

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