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«¡Jolín con el TDK!» Repaso a la liga que ganó el Manresa en 1998

«¡Jolín con el TDK!» Repaso a la liga que ganó el Manresa en 1998

El Bàsquet Manresa se convirtió, en 1998, en el primer equipo que no fuese Madrid, Barcelona o Joventut en ganar la ACB. Una hazaña inolvidable que repasamos en este número especial de los años 90

Artículo publicado originalmente en la revista Gigantes 1528 de enero que puedes comprar aquí

El lenguaje, como tantas otras cosas, evoluciona con el paso de los años. La manida narrativa periodística de David contra Goliat para hacer referencia a la victoria del equipo pequeño contra el grande ahora sería reemplazada por el concepto underdog. Más corto, más directo, más cool. Si se produjera en la actualidad una hazaña como la del Bàsquet Manresa en 1998, conquistando la Liga ACB tras quedar 6º en fase regular, eliminando al Real Madrid de Bodiroga y Herreros en semifinales y en la final al Baskonia (TAU Cerámica por aquel entonces), siempre con el factor cancha en contra, los términos lingüísticos serían distintos. Luis Casimiro sería padre, Joan Creus estaría loco y todo lo que hiciera Derrick Alston iría acompañado de emoticonos y mayúsculas.

El inexorable paso del tiempo no evitaría, eso sí, que los elogios desmedidos, habituales en las redes sociales, hicieran justicia a tal hazaña. Porque lo que hizo aquel equipo, un proyecto que comenzó en el 93 con la llegada de Creus y que en el 96 conquistó la Copa del Rey, fue un milagro. “Aquel éxito es impensable a día de hoy. Incluso en su momento fue algo inesperado, una sorpresa de las que superan las previsiones más optimistas”, recuerda Xavi Prunés, mítico periodista del Regió7 y que cubrió durante varias décadas las andaduras del equipo del Bages.

Un título sin parangón para el Manresa, que se convirtió en el primer club que no fuese Real Madrid, FC Barcelona o Joventut de Badalona en levantar la ACB. Desde entonces, solo Baskonia (cuatro veces), Unicaja (una) y Valencia Basket (una) lo han conseguido.

“Recuerdo que Alfred Julbe, entrenador de la Penya entonces, dijo en una rueda de prensa que un equipo con un presupuesto de 200 pesetas no podía ganar la liga. Eso nos hizo más fuertes”, relata Fernando Peñarrubia, el que fuera delegado del equipo manresano durante casi 30 años y que actualmente ocupa el cargo de delegado de pista. Es la única persona que vivió aquel éxito desde dentro y sigue aún hoy vinculada profesionalmente al club.

El TDK Manresa era un equipo reconocible, con un bloque nacional sólido (Creus, Singla, Lázaro, Vázquez) y americanos que se adaptaron a la cultura catalana, ofreciendo un óptimo rendimiento en la pista. “TDK era un muy buen patrocinador y permitía hacer fichajes de este calibre”, admite Prunés. Uno de ellos, Herb Jones (tristemente fallecido en 2021), fue un caso pintoresco. “Cuando llegó parecía más un pescador que un jugador de baloncesto. Iba con gorro, chanclas… Los primeros días fueron extraños y no se le veía gran cosa. Su agente nos pidió paciencia hasta que llegasen su mujer y su hijo. Y fue así. El cambio fue radical. Y nos ayudó muchísimo”, cuenta Peñarrubia. Durante la cena posterior al título liguero, Jones sorprendió a los asistentes con sus dotes musicales: “No hay imágenes de aquello, pero recuerdo perfectamente como se fue hasta la batería que había e hizo un solo increíble. Nos dejó boquiabiertos. Era tan imprevisible en su juego como en persona”, prosigue Fernando.

El TDK tuvo que jugar los Playoffs ACB con el factor cancha en contra. Superó todas las eliminatorias 1-3. Contra Estudiantes, Madrid y Baskonia. Ganó 5 de sus 6 partidos en el Nou Congost. Al conjunto blanco, al que ya había derrotado por primera vez en su historia en fase regular, lo apeó de las semifinales ganando los dos partidos en la capital. “Nadie en el club hablaba de la posibilidad de ganar la liga. El clima era muy bueno dentro del vestuario, se lo pasaban bien y hacían vida más allá de la pista”, rememora Prunés, que escribió in situ una temporada para los libros de historia.

Llegó entonces la gran final. La primera del club tras las dos semifinales consecutivas jugadas en 1995 y 1996. El último obstáculo para la gloria, el Baskonia de Bennett y Garbajosa, entrenados por un Sergio Scariolo que ya sabía lo que era ganar una liga en Pesaro. El primer envite de la pelea por el título tuvo a Bryan Sallier como gran protagonista, firmando una actuación gigantesca. El texano anotó 31 puntos y capturó 9 rebotes para liderar el triunfo manresano (83-95). “Recuerdo algún aficionado local salir del pabellón diciendo ‘jolín con el TDK’. Fue un golpe encima de la mesa”, añade Prunés.

El cuadro vasco igualó la final ganando el segundo partido (75-67). La serie viajó entonces al Congost. “Había que rematarlo ahí, lo sabíamos todos. No podíamos volver a Vitoria”, cuenta Peñarrubia. La expectación en Manresa las horas previas fue total. Una ciudad unida por un sueño impensable. “Aunque la estabilidad del club era total, gracias al trabajo de Benjamí Garcia y Ángel Palmi, creo sinceramente que la gente no estaba preparada para un éxito sin precedentes como aquel”, confiesa Prunés.

La tercera batalla se saldó con una ajustada victoria local por 64-62. Manresa estaba a un triunfo del cénit. A un paso de la gloria. Joan Creus podía lograr su segunda liga 17 años después de su primera (Barça, 1981) y camino de los 42 años. Llegó el gran día: 4 de junio de 1998. Manresa se engalanó para la ocasión. Se ausentó el Presidente de la Generalitat Jordi Pujol por motivos de agenda. Sí estaba, entre otros, Loquillo. Un Congost abarrotado acompañó, sufrió y festejó el triunfo final (77-75). Creus, máximo anotador del encuentro con 17 puntos, cabalgó por el parquet como el niño que sale al recreo ávido de diversión. Había cerrado un círculo. La ACB se tiñó de rojo. El estallido de júbilo fue total. “No puedo contarte nada en particular de los minutos posteriores porque todo eran abrazos, gritos, lágrimas, saltos… Nos movíamos todos por impulsos”, asegura Peñarrubia, que reconoce haber vivido sentimientos similares el pasado curso, jugando la F4 de la BCL en Bilbao y la comunión que se forjó entre afición y los Moneke, Bako y compañía.

Al final, el deporte es eso. Las historias. Las narrativas inesperadas. Los cuentos de hadas. El tercer presupuesto más bajo de la liga coronándose campeón. El TDK de 1998. El Leicester de 2016. Capítulos irrepetibles. Hazañas para el recuerdo

 

 

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