Termina un año emocionante para el baloncesto español y mundial que resumimos a modo de relato, como si de un capítulo de un libro se tratase. Nombres propios y momentos inolvidables que nos deja 2023.
De los arrebatos de los campeones clásicos, al hambre de gloria de los modernos. Del zarpazo del Real Madrid en la conquista de una Euroliga increíble y el alirón de despedida de Mirotic y Jasikevicius con el Barça; al éxtasis copero de Unicaja 18 años después. Del primer anillo de los Denver Nuggets abrazados a Nikola Jokic; al primer oro mundial de la Alemania de Dennis Schröder; y la primera corona continental de la Bélgica de Emma Meesseman. El inventario de nombres, momentos y hazañas de un año trepidante en el que la selección absoluta femenina regresó al podio y la baraja de triunfadores renovó su repertorio.
El planeta baloncesto avanza rumbo al cuarto de siglo con España como imperio donde nunca se pone el sol. En un 2023 de Mundial masculino y Eurobasket femenino, el inevitable repaso al álbum muestra una colección gloriosa y un porvenir ilusionante. Un total de 28 medallas entre las dos selecciones absolutas (14 cada una) en lo que va de siglo XXI y solo un año en blanco (2021) desde 2006. Un contundente dominio intergeneracional por delante de Francia (19 medallas) y Rusia (13). Una secuencia genética a la que sumar otro verano para el futuro, con siete medallas de ocho posibles en categorías de formación y dos hitos especiales. La plata mundial de la U19 femenina —peleando el título a Estados Unidos hasta el último suspiro sobre la impactante pista de cristal del Wizink Center de Madrid, ante 7.000 espectadores en las gradas y 300.000 más pegados a la tele. Con Iyana Martín, Awa Fam, Elena Buenavida, Carla Brito, Deva Bermejo, Elena Moreno, Daniela Abies, Alicia Flórez, Irene Broncano, Inés Noguero, Marina Aviñoa y Ariadna Termis, inscribiéndose en la lista de los sueños—. Y el oro mundial de la U19 masculina ante Francia. De Lisboa 1999 a Debrecen 2023. Otra camada de júniors de oro con ganas de comerse el mundo. Izan Almansa, Jordi Rodríguez, Baba Miller, Rafa Villar, Sediq Garuba, Isaac Nogués, Sergio de Larrea, Lucas Langarita, David Gómez, Alejandro Moreno, Victory Onuetu y Luis García devoraron la posteridad inaugurando, 24 años después, otro camino de baldosas amarillas rumbo a un podio inagotable.
Pero, antes de llegar a ese verano de apogeo juvenil, la historia de este 2023 tuvo mucha historia. En la Copa de Badalona, en febrero, se rompió un duopolio que duraba 13 ediciones. Desde 2009, ningún equipo que no fuera Barça o Real Madrid (siete y seis títulos respectivamente en ese tramo) tocaba el trofeo copero y, además, nueve de las finales las disputaron entre ellos. Sin embargo, a los dos grandes los destartaló de manera consecutiva, en cuartos y semifinales, el emocionante Unicaja de Ibon Navarro. Un grupo reconstruido casi al completo meses antes tras dar 12 bajas y realizar nueve fichajes, entre ellos el del mvp Tyson Carter. Hacía 70 años que un equipo no conseguía derrotar a los dos grandes en una misma edición de la Copa —sólo el Laietà (1942) y el Joventut (1948 y 1953) lo habían conseguido antes—. El conjunto malagueño reeditó la hazaña y se coronó tras superar al Lenovo Tenerife en una final inédita. Alberto Díaz y Darío Brizuela alzaron juntos al cielo del Olimpic una Copa sorprendente atendiendo a los pronósticos, pero indiscutible por lo visto sobre el parqué, con un equipo intenso y abnegado a pista completa. Fue el quinto título y la segunda Copa en la enciclopedia del club del Carpena tras la de 2005
Las primeras emociones del año hasta que el 7 de marzo llegó una imagen para la eternidad: la del homenaje de los Lakers a Pau Gasol con la retirada de la camiseta con su número 16 en el Staples Center de Los Ángeles. Pau se convirtió en el undécimo jugador internacional en conseguir semejante distinción en la NBA, el primero en el olímpo de los Lakers donde lucen enmarcados los dorsales de Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Magic Johnson, Shaquille O’Neal y Kobe Bryant entre otros. El mayor de los honores para el ganador de dos anillos, el emblema de la generación que cambió la historia del baloncesto español.
Un póster imborrable entre la fiesta de Badalona y la Copa de la Reina de los récords en Zaragoza. 10.800 personas asistieron en las gradas del Príncipe Felipe al histórico primer título del Casademont, heredero del aquel Banco Zaragozano campeón en 1990 con la añorada y homenajeada Pilar Valero. Con su camiseta en el cielo del pabellón aragonés, Vega Gimeno, Mariona Ortiz, Imani Tate, Leo Fiebich, Markeisha Gatling… y la mvp Helena Oma, honraron la memoria de la campeona de Europa en Perugia y encumbraron la rasmia ante un orgulloso Avenida, que volvió a competir hasta la línea de meta pese a las adversidades de una temporada tormentosa. La expulsión de Gimeno por una doble técnica marcó el punto de inflexión de una final emotiva con desenlace inesperado, porque lo que parecía una estocada para las anfitrionas resultó ser el estímulo al que agarrarse para acabar haciendo historia ante su público.
Sin tregua en el calendario, ni tiempo prácticamente para recoger el confeti en Badalona y Zaragoza, las eliminatorias de las competiciones continentales sirvieron de escenario para que el Real Madrid firmara otro de sus imposibles escapando del más allá. En 25 días abracadabrantes los blancos pasaron del precipicio a la undécima Copa de Europa. Del estacazo de Llull a Punter con la mano derecha convertida en martillo, a que esa misma mano fuera la mano de dios para los madridistas en Kaunas, trazando una parábola memorable ante los casi 2,20m de Moustapha Fall. Del barro de la tángana frente al Partizan, con Yabusele disfrazado de Hulk Hogan y 0-2 en la eliminatoria, al We are the champions ante el Olympiacos.
Una remontada nunca vista en la historia de la competición, incluido el -18 que reflejaba el marcador ante el equipo serbio mediado el quinto partido en Madrid. Pero ahí apareció la memoria competitiva de la vieja guardia. Sergio Rodríguez, Sergio Llull y Rudy Fernández, junto al mvp Edy Tavares, enderezaron a lo grande una temporada irregular. En la semifinal de la Final Four esperaba el Barça y —como en Londres 2013, Milán 2014 y Belgrado 2022— se impusieron los blancos, abrazados siempre en esos días al Chachismo. El partido estuvo tres minutos empatado, con 58-58 en el marcador. Hasta que, en la hora de los valientes, emergió Sergio Rodríguez. No tuvo respuesta el Barça. Y tampoco el Olympiacos de Vezenkov al tiro de gracia de Llull en el duelo decisivo.
Días antes del título del Real Madrid, el Gran Canaria alzó la Eurocup derrotando al Türk Telekom de Ancara en la final disputada en Las Palmas. El anfitrión inauguró su vitrina europea y amplió la lista de campeones españoles de la temporada, en una colección similar a la de 2017. Ese año, el dominio de Real Madrid y Barça (que se habían repartido todos los títulos nacionales entre 2010 y 2016) saltó por los aires. El baloncesto español tuvo entonces cinco campeones distintos: Herbalife Gran Canaria (Supercopa), Real Madrid (Copa), Unicaja (Eurocup), Iberostar Tenerife (Champions Fiba) y Valencia (Liga). Este 2023, el reparto ha sido entre cuatro equipos: Real Madrid (Supercopa y Euroliga), Barça (Liga), Unicaja (Copa) y el propio Gran Canaria (Eurocup).
En la Euroliga femenina, la genial Emma Meesseman anticipó su consagración definitiva. La belga, mvp de la temporada regular, y la inabarcable Breanna Stewart (35 puntos en la final) lideraron al Fenerbahçe en la conquista de su primer título de la competición (Valencia y Avenida cayeron en cuartos). Y, dos meses después, de nuevo Meesseman, esta vez junto a Julie Vanloo, Julie Allemand y Kyara Linskens, protagonizó el primer oro de la pujante selección belga (tras los bronces europeos de 2017 y 2021). La España del relevo generacional, la de Raquel Carrera, Maite Cazorla, María Conde (lesionada en el tramo fundamental del torneo) y Paula Ginzo, cayó derrotada en una final que llegó a tener dominada. Pero la plata del Eurobasket de Israel y Eslovenia, le valió a la selección para regresar al podio del que se había bajado en 2019 tras un recorrido memorable de siete medallas consecutivas.
Antes del Mundial de Filipinas, Japón e Indonesia se cerraron las competiciones nacionales y en la Liga Endesa triunfó un Barça brillante tras hacer catarsis y conjura de la frustración continental. Líder de la temporada regular (29-5) y arrollador en los playoffs (8-1), el conjunto de Sarunas Jasikevicius mostró su cara más gremial cuando estaba a punto de disolverse. Las declaraciones de Nikola Mirotic, en la víspera del inicio de la final ante el Real Madrid, en las que confirmó su salida del club, no distrajeron la atención de un equipo endurecido por su espíritu reivindicativo. Así firmaron los azulgrana un contundente 3-0 ante el Madrid que no lograban desde 2001, aquella Liga del mvp de Pau Gasol. Sin embargo, el alirón no alteró la hoja de ruta de la dirección deportiva culé, que pasaba por desmontar el proyecto con la marcha de los dos emblemas del equipo, en la pista y en el banquillo. A las bajas de Jasikevicius y Mirotic (dos Ligas y dos Copas en el expediente de cada uno de ellos en el Palau) se unieron las de Higgins, Kuric, Sergi Martínez, Tobey y Sanli, para dar paso al Barça de Roger Grimau, con la apuesta nacional liderada por Willy Hernangómez, junto a Darío Brizuela y Joel Parra, y el refuerzo de Jabari Parker.
En la Liga Femenina Endesa, el Valencia Basket volteó al tercer intento el pulso con el Perfumerías Avenida. En la 17ª final consecutiva del conjunto salmantino llegó el primer gran título nacional del cuadro taronja, cuyo proyecto ya contaba con una Eurocup, una Supercopa de Europa y una Supercopa de España. Sin haber cumplido los 22 años, Raquel Carrera, líder, emblema y jugadora determinante en los momentos clave (incluida en el segundo mejor quinteto de la Euroliga y en el cinco ideal de la Liga regular), fue elegida mvp de la final. El histórico Ros Casares (8 títulos entre 2001 y 2012) encontró relevo en la lista de títulos de baloncesto femenino valenciano.
En la línea de un año de cambio, también la NBA inscribió a un campeón inédito en su palmarés: los Denver Nuggets de Nikola Jokic. La franquicia de Colorado hizo historia con la conquista de su primer anillo y puso fin a 46 temporadas de espera, el periodo más largo en la historia de la liga para alcanzar el trono. Solo quedan ya 10 franquicias que no han alzado el trofeo Larry O’Brien. Después de cuatro finales de Conferencia perdidas, una ante los Supersonics y tres frente a los Lakers, los Nuggets rompieron la barrera ante los angelinos y superaron a los Heat en unas Finales resueltas en un quinto partido monumental.
Jokic impuso su ley, la del cerebro como el mejor de los músculos en el imperio del atleticismo. El serbio, de 28 años, doble mvp de la temporada regular, se convirtió en el primer jugador de la historia en promediar 30,2 puntos, 14 rebotes y 7,2 asistencias en unas Finales y en el primero en liderar las tres grandes categorías de la estadística en unos playoffs (con 600 puntos, 269 rebotes y 190 asistencias). Una sacudida en la NBA como la que ha supuesto el desembarco de un jugador de videojuego: el francés Victor Wembanyama. Un biotipo revolucionario, de 2,24m de altura y 2,44m de envergadura, con movimiento de gacela. Los gemólogos no dan abasto para actualizar la catalogación de un talento de época, que renunció a la cita mundialista para no arriesgar su esperado estreno en la meca estadounidense.
Un Mundial que llegó en septiembre, con la España de Sergio Scariolo redoblando la valentía para afrontar la adversidad. Entregando el timón a Juan Núñez, con 19 años recién cumplidos, ante las bajas de Lorenzo Brown y Ricky Rubio. Respondió al reto el base (oro europeo U20 y mvp de la final un año antes) y asomó el talento de Santi Aldama y Usman Garuba (campeones del Europeo U18 en 2019), pero esta vez no hubo éxito contra pronóstico ni hazaña capaz de superar la contingencia de un presente en construcción. Las derrotas ante Letonia y Canadá dejaron a la selección fuera de una carrera por las medallas en la que triunfó el baloncesto total de Alemania. La imagen de su seleccionador, Gordon Herbert, sentado en un rincón de la pista, buscando espacio y aire para serenar la tensión del éxtasis tras la final, fue el resumen de un recorrido espectacular. El equipo germano, que acabó invicto (8-0), dejó por el camino a la Australia de Patty Mills, a la Eslovenia de Doncic y a la Letonia de Zagars, entre otros, antes de rematar con Dennis Schröder por bandera a Estados Unidos en una semifinal memorable. Un duelo que tuvo en el triple decisivo de Andreas Obst, mandando al limbo a Mikal Bridges con un recorte casi taurino, el póster para la eternidad de un viaje de oro que culminó ante Serbia. El triunfo de un baloncesto dinámico y eficiente, que de manera creciente bebe de la fórmula española. La que marca el paso en lo que va de siglo.
Fotos: Getty Images y A.Nevado/FEB
- Artículo publicado originalmente en la revista Gigantes 1.539 correspondiente al mes de diciembre que podéis encontrar aquí
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