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Fernando Martín, «¡bravísimo cachorro!». Por Dino Meneguin

Fernando Martín, «¡bravísimo cachorro!». Por Dino Meneguin

Dino Meneghin, ídolo italiano durante casi treinta años, recuerda en nuestra publicación sus duelos con Fernando Martín.

Dino Meneghin, de 64 años, condecorado en 1990 con la G de esta publicación al tiempo que Martín era nuestro ‘Gigante de Leyenda’, atendió nuestra llamada telefónica con gran amabilidad. Todo un caballero. Historia viva del baloncesto europeo, transcribimos lo que nos comentó acerca de Martín.

«Fernando marcó una nueva era, un nuevo estilo. Era técnico, fortísimo, veloz, inteligente, corría contraataque, carismático… Hasta su aparición, los pívots solían ser gigantes con poca movilidad, lentos, estáticos. Sin duda, Martín es uno de los mejores jugadores europeos de la historia. Para mí, Fernando fue como un cachorro al que vi crecer y progresar. Era un ‘fighter’ como yo. Jugar contra él era un test de máximo nivel. Me gustaba que lo daba todo, con honestidad»

«Creo que la primera vez que coincidimos en una cancha fue en el Eurobasket de Praga’81. Él tenía 19 años; yo, 31. ¡Menudo fiera llegaba! Perdimos por un punto y España entró en semifinales e Italia no. Aquel día conocí el carácter de Fernando. ¡Bravísimo! En esa época, Italia le tenía tomada la medida a España y llevábamos ocho años sin perder con ellos. La llegada de Fernando acabó con esa racha. Un par de años más tarde, nos encontramos en dos finales: la final de la Recopa entre el Real Madrid y Simac Milán y la del Eurobasket de Nantes’83. Cara y cruz. Aquellos partidos con un título en juego eran batallas sin cuartel ni prisioneros. Perdí, otra vez, por un punto en Ostende con mi club [tiros libres decisivos de Brian Jackson a tres segundos del final]. Pero, por fin, llegó mi turno en el Europeo’83. Y por partida doble porque ganamos a España en el primer partido del campeonato y en la finalísima. ¡Mi única medalla de oro con la Selección italiana! Mi gran éxito ‘azzurro’, junto a la plata olímpica de Moscú’80»

«Fernando, ¡qué competidor! Ser pionero en jugar en la NBA siendo extranjero fue un claro síntoma de su personalidad. En aquella época, jugar en la NBA para los foráneos era muy complicado. Fernando tuvo mucho coraje al afrontar ese reto. Yo tuve algún contacto con la NBA. Fui elegido en el draft del 70 por Atlanta Hawks [11ª ronda, número 182]. Más tarde, tuve una invitación de los New York Knicks para una Liga de Verano en el 74… pero justo antes me lesioné una rodilla. Por comprobar en primera persona que aquel mundo NBA era otro planeta, valoro mucho lo que hizo Fernando»

«La noticia de su muerte también fue un golpe durísimo en Italia. Sobre todo, por la manera en que ocurrió. En primer lugar, porque era jovencísimo. Y, además, porque fue un golpe de realidad; se piensa que los ídolos deportivos son inmortales y se demostró que no. Fuera de la cancha no tuve la oportunidad de compartir mucho tiempo con él. Me hubiera gustado, porque tengo referencias de que era un gran chico. Estoy seguro de que era un tipo normal… que en la cancha se convertía en un titán» 

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