Gigantes del Basket trajo de vuelta al estadounidense, feliz en su rancho de Salt Lake City, para recoger el merecido premio Gigante de Leyenda. Así vivimos un día para el recuerdo con Jaycee
“¿Oye, ese que viene por ahí es Jaycee Carroll, no?”
“Míralo, está igual que cuando jugaba”
Dicen que el tiempo es el olvido, pero los mitos no se borran tan fácilmente del imaginario humano. Jaycee Carroll regresó este mes de febrero a España, a su querida Madrid, donde dejó una huella imborrable -20 títulos y el extranjero con más partidos disputados de blanco, 709-, para recibir el premio Gigante de leyenda. Un merecido reconocimiento.
Gigantes del Basket trajo de vuelta al estadounidense, como el pasado año a Luis Scola, para rendir tributo a una figura imprescindible en nuestro baloncesto. El tipo que no se quemaba en los momentos calientes. El que siempre tenía cargada la pistola. El que emergía por encima de sus defensores, con un salto canónico, vertical, fijando su mirada en el aro y ejecutando tan raudo como efectivo.
“Cuando me llamaron y me dijeron de venir a España para recibir este premio me sentí muy agradecido y animado. Tenía muchas ganas de volver y así tener alguna razón para recuperar el contacto con mi familia y mis amigos de aquí, de España. Así que estoy muy contento de estar aquí”, admitió Carroll en una entrevista al portal Relevo.
Carroll no dudó en aceptar la llamada de Gigantes. Se subió a un vuelo desde el aeropuerto de Salt Lake City, acompañado de su inseparable mujer Baylee, para pisar tierra peninsular unos días. Fue una semana ajetreada para el estadounidense, que se acercó a Valdebebas para ver a algunos de sus antiguos compañeros y amigos, con los que mantiene contacto vía Facetime. Sobre todo con Felipe Reyes. Abrazos, risas, recuerdos. Como si no hubiera pasado el tiempo. Hay cosas del día a día en España que echa de menos… y otras que no tanto.
“Cuando salimos a la calle, bajamos a la Puerta del Sol caminando y fuimos al Museo del Jamón compré 250 gramos de jamón con queso. Lo echaba de menos. Y ahora estoy comiendo eso para cenar y para desayunar. Es una de las cosas que echo mucho de menos. Echo de menos los playoffs de la Euroliga, la Final Four, esos momentos los echo mucho de menos. Ahora bien, los viajes volviendo de Rusia a las 4 de la madrugada y ese tipo de cosas, esas cosas no, no las echo de menos.”, desveló en MARCA.
Carroll llegó a la gala de los Premios Gigantes en el edificio sede ENDESA esbozando una sonrisa, impoluto. Fue un reencuentro con su pasado reciente. Emotivo fue su saludo con Pablo Laso, con el que compartió una breve charla, quién sabe si rememorando alguno de los capítulos más gloriosos de la última década. También con Rudy, compañero de éxitos.
Tras recoger el premio de manos del alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida, Jaycee hizo un discurso impecable, con un fluido castellano, agradeciendo a sus dos clubes en España y destacando varios nombres ilustres con los que compartió pista.
“Estoy muy agradecido a Gran Canaria y Real Madrid, por la oportunidad de venir aquí y vivir mis sueños. A Pablo Laso, por inventar el juego que se llama 3 arriba y poder salir sobre el mejor culo de España, el de Felipe Reyes, para tirar de tres. Gracias a todos. He jugado con algunos de los mejores bases de Europa. Sergio Llull, Rudy Fernández, Sergio Rodríguez, Facundo Campazzo, Luka Doncic… Qué suerte he tenido. Me pasaban el balón los mejores. Qué suerte he tenido en mi carrera”.
Carroll, feliz y centrado en su rancho, no ha desconectado definitivamente del baloncesto. Actualmente es entrenador del equipo de su hija pequeña.
“Siempre estoy pensando en baloncesto, en qué forma puedo ayudarla a mejorar, qué puedo hacer para mejorar al equipo, qué sistema pongo, cómo entrenamos, cómo les enseño a tirar a un nivel muy alto”, explicó en MARCA.
Además, también juega algunas pachangas cuando se acercan equipos a su lugar de residencia. Físicamente se sigue encontrando bien y mantiene intacto su gen competitivo.
“Me gusta jugar con los jóvenes porque tienen más energía, corren más y también yo tengo a esos jóvenes de alto nivel que me llaman para que les enseñe el juego. Me mantengo en forma para poder enseñarles y demostrarles las cosas, y también para ganarles porque llegan a mi casa y tienen que entender que yo soy mejor que ellos”, relató en MARCA.
Febrero fue un gran mes para Carroll. Recibió el premio Gigante de Leyenda, vivió el fin de semana del All-Star NBA al lado de casa y vio como su número 20 era colgado en lo más alto del pabellón de la Universidad de Utah State, donde es todavía el líder histórico en puntos, tiros anotados, partidos y minutos jugados.
Ahora seguirá con su nueva vida dedicada a la ganadería y la apicultura. “He cambiado la gran ciudad, una capital, por el ganado, las vacas, estar solo… Y más frío (risas). He tenido la suerte de estar 13 años en Europa cumpliendo mi sueño. Ahora me toca apoyar a mi mujer y mis 4 hijos haciendo que se cumplan los suyos. Se lo merecen”, admitió en TVE.
Gracias y feliz vida, Jaycee. Eres un GIGANTE.