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[Historias de 2022] «Satoransky tiene un asunto pendiente», por Piti Hurtado

[Historias de 2022] «Satoransky tiene un asunto pendiente», por Piti Hurtado

Pisa Barcelona de nuevo el jugador checo con tarea dejada en la carpeta de pendientes. Su adolescencia son recuerdos de un patio de Sevilla, su juventud son recuerdos de un juego explosivo en el Barça de Xavi Pascual, el uso aéreo del base-pívot. Capaz de no solo de poner el alley oop sino de poder acabarlo pizarra mediante. 

Vuelve el chico de la sonrisa, el buen compañero, el físico perfecto para la posición de uno. Vuelve siendo padre de dos, siendo marido y siendo igual de amable pero diferente. Vuelve con 400 partidos NBA más que cuando se fue. Partió un muchacho agradecido a la formación baloncestística española y vuelve el deportista checo mejor pagado de todos los tiempos. 44 millones de dólares, una vida americana en Arlington (Virginia) y la camiseta de los Wizards y la mitiquérrima de los Bulls (pasos menos relevantes por Pelicans y un partido con San Antonio). Siempre podrá decir que fue entrenado por Aíto García Reneses y puntualmente por Greg Popovich. Satoranský más allá de Space Jam, de abrir esos ojos expresivos viendo a Kobe matar a aro pasado, su verdadero referente en el juego fue Manu Ginobili, por saber hacer lo que hubiera que hacer para ayudar a ganar. Su forma de entender este juego. Siempre podrá decir “Sato” que fue Spurs por un día. 

Tomáš Satoranský no llega solo al equipo de Jasikevicius, se trae a su amigo Jan Veselý, compañeros brincadores desde los 14 años, llegan más terrestres aunque más sabios. El pívot de Ostrava aporta el sello de haber sido MVP de la Euroliga y tanto esta competición como otros títulos turcos levantados. El base de Praga, referente en los últimos buenos veranos con la Selección nacional de la República Checa, sabe qué se debe asimismo y a su carrera, y qué haría feliz a la grada del Palau Blaugrana, es lo mismo. El principal aliciente para volver a Europa no ha sido el dinero, sino competir por cada partido y por cada título y además con la tranquilidad de no recibir a deshoras un whattsapp maldito con la captura de pantalla del tweet de Wojnarowski anunciando su traspaso a otro lugar más lejano, más frío y más deshumanizado. Satoranský es un checo madurado a orillas del Guadalquivir y del Mediterráneo, repatriación al calor del sentimiento. 

Como jugador de baloncesto sigue pudiendo hacer todo, sigue pudiendo mejorar en todo. Quizás no necesite anotar para aportar muchas asistencias, negar un montón de líneas de pase, agarrar rebotes por encima de los pívots y taponar aleros. Pero es seguro que su equipo necesite de sus tiros exteriores con puntería en los partidos grandes porque su hombre esté ayudando de más. Saras ya le colocó al poste (con éxito) en el primer clásico de Euroliga, a veces será necesario que se pegue a línea de fondo (en su primera etapa en Cataluña, Pascual lo usaba ocasionalmente ahí). Jugador box to box, en ataque y en defensa. Pero a él lo que le metió en la zona noble del basket fue que le gusta jugar todo el rato, lo de jugar a rachas es para otros, nuestro hombre toca todos los espacios y todas las posiciones. Sin descanso. 

Criado en Vinohrady, barrio de clase media de Praga, en una casa llena de deportistas amantes del Voley, Satoransky encaminó sus saltos al baloncesto, pasando por escuelas y el USK Praga, mientras jugaba durante los veranos en la cancha callejera de Pražačka, playground rehabilitado este año por una bebida energética, al que ha apadrinado y dado nombre “Sato” (el Anteto checo) en pleno barrio de Žižkov, cerca de donde descansa Franz Kafka. Más que nunca, la forma de hacer jugar a sus compañeros por parte de este base tendrá que someterse al proceso de Saras y su forma de entender todo lo que pasa a su alrededor será la metamorfosis de lo aprendido en la NBA. 

Su estabilidad emocional es la fortaleza de su carrera, pese a ser un base más cerebral y metódico en el pase, uno de sus vicios inconfesables es el chocolate blanco orgánico. Lo gastronómico lo lidera Anna en casa de los Satoransky, su pareja, experta con grado estudiado en Sevilla sobre Dietética y Alimentación. Digna hija de Pavel Mauer, el suegro del base del Barça es el “Comidista de la República Checa”, experto mediático en gastronomía y fundador de Festivales con los mejores restaurantes. Acostumbrados a la fama, celebridades de su país. 

Pero todo empieza y acaba en el mismo lugar, una charla con mantel en un restaurante barcelonés entre el base y su futuro entrenador entonces, Sarunas Jasikevicius, a finales de mayo, con foto publicada en Instagram y el recelo de Nick Calathes, que aún era jugador azulgrana. Declaraciones cruzadas posteriores de los tres nos llevan a imaginar una semifinal o final de Euroliga FC Barcelona-Fenerbahce. El jugador greco-americano estuvo a un esguince de levantar la Euroliga en Colonia 2021. ¿Quién llegará más lejos en 2023? 

Con Calathes el Barça tenía un juego más vertical de carril central en transición. Con Satoransky es más horizontal en la búsqueda del último pase. Nick les daba tamaño defensivo para puntear, pero poca facilidad lateral. Tomáš es mucho más intercambiable y presionante.  

El último partido definirá la postrera comparación que buscamos. No hay más. Y si el título más grande cae del lado del Barcelona, Satoranský podrá “palomitear” la tarea que dejó pendiente cuando decidió marchar hace ya seis temporadas al Distrito Federal. En lo colectivo y en lo individual. 

 

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