Jordi Fernández atiende a Gigantes unas horas antes de pasar a las páginas de historia del baloncesto español, de cumplir un hito que nadie le arrebatará: ser el primer entrenador nacido en España en dirigir un partido de la NBA. Una cumbre más de nuestro basket, y ha habido muchas en los últimos años, pero esta es diferente, por inalcanzable que parecía. Porque parecía una puerta imposible de abrir, y que ahora ha derribado un tipo con un viaje vital de película. Nacido y formado en Badalona, emigró y, después de 15 años en la NBA, con solo 41, ha recibido la oportunidad de su vida al mando de los Brooklyn Nets. Nunca ha renegado de sus raíces, ni de sus idiomas, y al mismo tiempo, se ha metido de lleno en la cultura estadounidense, convirtiéndose en un gran comunicado, en un entrenador capaz de convencer a sus jugadores. Un camino que nadie había recorrido antes y que él ha devorado. De todo eso hablamos con él en esta charla, horas antes de ser historia.
Gigantes: Tu viaje, todo tu camino hasta tu posición actual ha sido largo y complejo. ¿Llegaste a ver imposible que sucediera todo lo que ha pasado?
Jordi Fernández: En realidad ha sido un proceso de, básicamente, 15 años. Y sí que es cierto que al principio se veía como algo muy lejano. Lo que en realidad me preocupaba más al principio es simplemente si podía mantenerme en esta liga, subiendo paso a paso. Sí que es cierto que con los años, y cuando aprendes más sobre la cultura, la liga y los jugadores, cada vez te ves más capacitado para hacer más cosas. Y en los últimos años tenía la sensación de que era capaz de hacerlo, pero tienes que ser paciente esperando a que te llegue la oportunidad. Son procesos en los que hay mucha incertidumbre. Yo no llegué aquí diciéndome a mí mismo: “Tienes que ser primer entrenador en la NBA”. Yo llegué con mucha ilusión por tener una oportunidad, por aprender y por poder mantenerme en esta liga haciendo distintos trabajos.
G: Si ahora pudieras dar las gracias a gente que haya sido clave en tu formación, en llegar hasta esto, si les tuvieras delante. ¿A quién se las darías?
J. F.: Hay muchas personas importantes. Si pudiera escoger, de los europeos, diría que a Sergio Scariolo y David Blatt, que bueno, es europeo-americano. Y si tengo que decir un estadounidense, se las daría a Mike Brown y Mike Malone. Es injusto decir solo esos, porque ha habido muchas otras personas, en épocas de formación, en otras etapas. Hay mucha gente que ha tenido influencia en mi carrera.
G: Siempre me ha parecido muy interesante en tu perfil la faceta comunicativa. ¿Qué importancia le das a eso y cómo lo has trabajado a lo largo de los años?
J. F.: Yo creo que al final los entrenadores lo que somos es educadores, y la habilidad comunicativa es importante. Así como el método de enseñanza. Para mí es importante porque a través de mi experiencia y de la gente con la que he trabajado, de gente muy distinta, lo he aprendido. También de mí mismo, por el hecho del idioma. Yo no hablaba o dominaba el idioma hasta mis 20’s. Aprender a dominar un idioma cuando ya eres adulto es un reto y es difícil, pero eso me enseñó a ser más eficiente con mi comunicación. Tenía menos palabras en mi repertorio, tenía que ser más directo y eso también me ayudó a dar menos vueltas a las cosas, ir más al grano y ser directo.
G: La imagen que tenemos de un banquillo europeo es muy diferente a la de un banquillo NBA. Recuerdo cómo Scariolo explicaba lo diferente que era un staff allí. ¿Cómo se construye y coordina eso desde la posición de primer entrenador?
J. F.: Básicamente aquí además de ser un entrenador eres un gestor de grupos, porque el grupo de trabajo es muy grande. Hablamos de jugadores, cuerpo médico, grupos de rendimiento, cuerpo técnico… en total igual son unas 50 o 60 personas. Y ahí está la gran diferencia. Tienes que organizar a todo el mundo, darles trabajo a todos, delegar… Y que todo funcione lo mejor posible. Tú eres el responsable de todo, pero tienes que hacer que la gente valore su trabajo y lo haga bien. Pero puedes ser el único que carga con las consecuencias si las cosas no van bien.
G: A título más personal. Hay muchos entrenadores que dicen que lo son 24 horas. ¿Eres uno de esos? ¿Crees que eso es sano?
J. F.: El problema es que a medida que tienes más responsabilidades en un trabajo así, notas que la mente nunca para. Nunca deja de pensar y darle vueltas. Creo que es importante tener equilibrio en tu vida, intentar buscar algún momento para desconectar y hacer que aparezcan nuevas ideas. Pero a veces es inevitable no dejar de pensar. Este verano, en ese sentido, ha sido muy duro entre un trabajo y otro, con la selección de Canadá. En los Juegos Olímpicos, y con un trabajo nuevo, notaba que mi mente iba a 3.000 por hora. Pero es un aprendizaje. Y era una experiencia única. Pero es necesario un equilibrio.
G: Has insistido mucho en la idea del camino, del proceso, de que eso no acaba aquí… Explica cómo convive esa idea con la competitividad de la NBA
J. F.: Siempre he visto mi carrera a retos, a corto-medio plazo. Si un reto es el final de tu camino, te podrías retirar. Y yo no tengo ganas de retirarme. Este paso adelante es una ilusión, un orgullo, pero aquí no termina mi carrera. Ser el primer español no es para mí el final de mi camino. Quiero crear un grupo de trabajo competitivo, desarrollar jugadores y poder mantenerme en este proyecto. Aquí tenemos un plan y una visión muy establecida y a partir de ahí lo que tenemos que hacer es trabajar. No quiero ponerme a mí delante de nada. Ser el primero es una ilusión y un orgullo, pero espero que ser el primero signifique que el segundo no tarde mucho en llegar.
G: ¿Cuánto hay de entrenador FIBA en el Jordi Fernández de ahora? ¿Qué queda de esa formación en baloncesto FIBA?
J. F.: Yo creo que una parte muy importante. He crecido, he jugado y mi formación como entrenador ha sido en baloncesto FIBA. Profesionalmente llevo 15 años en la NBA, sí, pero los últimos 6 años ha habido baloncesto FIBA. Esa mezcla es lo que hace todo especial para mí. Para mí el baloncesto es baloncesto, y puedes aprender de todos. Yo para distraerme veo partidos de Liga Endesa, de Euroliga, de Eurocup, BCL, LEB… Me entretiene, conozco gente que entrena, jugadores, y me dan ideas y puedes aprender mucho. Son mis orígenes y mi formación.
G: ¿Te llega el reconocimiento y el cariño del baloncesto España o tienes la sensación de llevar ya muchos años lejos de España?
J. F.: Yo sigo recibiendo el cariño y el apoyo de mi familia, y muchos otros gestos de cariño, pero yo no hago mi trabajo por el reconocimiento, sino porque me hace sentir bien y me hace ilusión hacerlo bien y competir. Agradezco mucho todo el apoyo y espero poder representar el baloncesto español, catalán y de Badalona lo mejor posible. Y lo haré con mucha ilusión.
G: Para acabar, Jordi. ¿Hay que prepararse para la derrota? ¿O eso no se entrena y cada uno se prepara para vivirlo a su manera?
J. F: La verdad es que no sé qué es lo más adecuado, porque evidentemente hay distintas cosas de afrontar las cosas y preparar el trabajo. En mi opinión, siempre hay que trabajar para mejorar, para competir y para tener una oportunidad de ganar. Después, que puedas o no, es otra historia. Nunca trabajas para estar de acuerdo con la derrota, para que una derrota te sirva. El tema competitivo es importante, el trabajo de mejora semanal es muy importante y eso es lo que tenemos que establecer: una identidad competitiva y un grupo de trabajo que mejore. Creo que eso es lo más importante. ¿Qué son victorias para nosotros? Bueno, nosotros las tenemos marcadas e internamente sabemos qué suponen para nosotros. Fuera de eso, es el proceso y el plan que tenemos para construir esto a medio-largo plazo para después poder sostener este éxito durante muchos años.
Foto: Getty Images
- Artículo publicado originalmente en la revista Gigantes 1.550 de noviembre de 2024 que puedes comprar aquí
- Suscríbete a Gigantes para más artículos en profundidad