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Kyle Hines habla en Gigantes sobre la figura de Sergio Rodríguez: «Tiene mucha sabiduría que compartir»

Kyle Hines habla en Gigantes sobre la figura de Sergio Rodríguez: «Tiene mucha sabiduría que compartir»

Al nivel de Llull o Rudy, el otro gran socio en la carrera del ‘Chacho’ Sergio Rodríguez fue Kyle Hines. Cuatro temporadas en Moscú y Milán dieron para la última Euroliga del CSKA y la vuelta a la elite de los lombardos en una oda al ‘pick and roll’. 

Gigantes: ¿Balance de la carrera de Sergio Rodríguez?

Kyle Hines: Fantástica. Ha hecho cosas buenas allá donde estuvo y será sin duda uno de los jugadores más recordados del baloncesto europeo. Y como persona, cualquiera te contará cosas buenas del ‘Chacho’. En la cancha ha sido excelente, y fuera de ella, cualquiera destacaría sus valores, el tipo de persona que es. Por lo que a mí respecta, he sido afortunado de tener una relación con él, no solo como compañero de equipo, sino con su gran familia. Fue una suerte pasar varios años juntos y compartir cosas muy bonitas.

G: Vuestra química era obvia.

K.H.: Ha sido especial. Todo el mundo pudo ver que nos entendíamos en la cancha, pero hay más. Nuestros hijos han compartido experiencias, y tenemos amigos e intereses en común. Recuerdo un viaje a Dubai con las familias en unos días libres. Cuando voy a Madrid intento quedar con él, he estado un par de veces en su casa. He jugado con muchos, pero no con tantos tengo esa relación.

G: ¿Cómo le veías antes de ser compañeros?

K.H.: ¡Le odiaba! ¡Lo hacía todo muy rápido! Podía llevar él solo el contraataque, ese Real Madrid corría todo el rato. Veías un tío pequeño, delgadito, que pensabas que no le iba a gustar el contacto, pero qué va. Era duro, iba fuerte y, desde luego, entendía el juego. Sabía cómo destrozar defensas, y lo que odiaba cuando me enfrentaba a él, luego lo disfruté. Condicionaba partidos.

G: Dijo que una de las razones para firmar en el CSKA eras tú.

K.H.: ¡Me alegra saber eso, vaya elogio! Habíamos perdido a Teodosic, y había incertidumbre. Él venía de los Sixers, yo soy de la zona de Philadelphia y había algún amigo en común, pero no más relación. Te aseguro que cuando me enteré de que lo fichábamos, me emocioné… ¡Quizá más que él!

G: Primeros días en Moscú…

K.H.: Es un choque cultural para cualquiera, y él, canario, con años en Madrid, acostumbrado a la calle, al sol, lo cierto es que nunca se quejó. En la pista, claro que hubo un ajuste, porque él estaba en su ‘prime’, tenía ese ritmo de poder llevar él solo un contraataque, y tuvimos que seguirle. Por eso, la química no fue inmediata, pero en cuanto llegó, fue una pasada. Sabías cuándo iba a tirar, cuándo había que continuar, cuándo la iba a poner por encima del aro… En lo personal, le ayudé en la adaptación, mi mujer también a la suya, porque no es fácil cuando acostumbras a pasar tiempo en la calle. Es la razón por la que nuestra relación se consolidó. En Moscú no es tan fácil hacer vida social como en Milán o Madrid, e hicimos muy buena amistad.

G: En el primer año, el CSKA pierde seis partidos, pero no gana la Euroliga y hay ruido.

K.H.: Es lo que tiene un equipo campeón. Se construía para ganar la Euroliga, no fue así y supuso una decepción. Pero lo que se dijo en verano nos motivó. Sabíamos que no habíamos llegado en nuestro mejor momento a la ‘Final Four’: yo tenía una lesión en el gemelo, Nando De Colo también llegó tocado…. Y tanto ruido sobre el entrenador y los jugadores nos hizo más fuertes y creo ayudó a que ganamos la siguiente Euroliga, incluso sin ser una temporada tan dominante. Queríamos demostrar que éramos el mejor equipo.

G: ¿Se invirtieron los papeles y fue una razón para reencontraros en Milán?

K.H.: ¡La principal! Empezó a mandarme mensajes en marzo, diciéndome de ir. Yo quería terminar mi carrera en el CSKA y no hice mucho caso. Pero a las pocas semanas insistió, me habló la vida en Milán, de que podríamos trabajar con Ettore Messina… y al final tuve una conversación con el entrenador. Jugar y ganar títulos con Sergio y trabajar con Messina fue el triángulo clave.

G: ¿Queda la espina de la Euroliga?

K.H.: Sí, pero miremos el contexto. Milán antes de la llegada de Messina y el ‘Chacho’ tenía una concepción diferente. Tener a un jugador de su calibre nos hizo a otros decidirnos. Y tras tres años, llegamos a una ‘Final Four’ y ganamos varios títulos en Italia. La foto general es de éxito, cambiamos a una mentalidad ganadora y vinieron otros grandes jugadores. Desde luego nos hubiera gastado ganar la Euroliga, tuvimos una oportunidad el primer año y yo pensaba que luego habría más, pero el cambio de mentalidad es un éxito.

G: ¿Cómo era el bloqueo y continuación con él?

K.H.: ¡Fácil! Pero no solo el bloqueo y continuación. Sabía dónde tenía que ponerme en función de cómo él se moviera, y al revés. Me hacía el trabajo muy fácil. Sabía dónde ponerle el bloqueo para tener un buen tiro. Ojalá hubiéramos podido jugar más juntos, porque la palabra es esa: fácil.

G: Su irrupción en 2023 ante el Partizan y en Kaunas…

K.H.: Eso demostró quién es. Seguro que pensaba que podía haber jugado más, pero nunca iba a esconderse en los momentos grandes. Jugara más o menos, siempre ha estado ahí, en toda su carrera. Para mí no fue una sorpresa, cuando el Madrid le necesitara él iba a estar.

G: ¿Y cuando tocó defenderle?

K.H.: Él disfrutaba esos momentos. Cuando se empareja con un grande, es más difícil que pase, porque disfruta anotando contra el pívot. Sabías que se te iba a ir a la derecha, o que iba a lanzar su clásica suspensión, pero era muy difícil de parar, porque él sabía cuándo y cómo hacerlo. En los entrenamientos, para mí era un reto pararle, sabía que iba a querer meterla en mi cara. ¡Hemos competido mucho y lo hemos pasado bien!

G: ¿Qué esperas de él?

K.H.: ¡Bueno, lo primero que le veo es tratando de mejorar al golf! Tiene mucho conocimiento y sabiduría que compartir, y espero que haga cosas relacionadas con el baloncesto, pero conectando con la gente. Cualquiera que haya hablado con él pensará: “¡Joder, este tío me gusta de verdad!”. Disfrutas con su don de gentes, así que no sé si va a entrenar, ser agente o estar en un despacho, pero sé que sea lo que sea, va a ser un tipo con éxito.

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