Tras erigirse como una de las referencias de la Selección Española en el Eurobasket y demostrar que está jugando a un nivel muy alto durante los últimos años, Cristina Ouviña se prepara para los Juegos Olímpicos. La cita más importante de su trayectoria a la que llegará después de años de espera y varios sustos en el último mes, completando de esta manera un difícil camino lleno de obstáculos. Con unas ganas e ilusión contagiosas, la base española atiende a Gigantes del Basket con todo listo para irse a Tokio.
¿Cómo estás físicamente ahora mismo?
No ha sido mi mejor mes (risas). Tengo facilidad para llevarme todos los golpes posibles del mundo. Pero bueno, mientras sean cosas pequeñas, no pasa nada. Son gajes del oficio.
¿De qué manera habéis afrontado este mes? Es una situación inédita, nunca había tenido lugar un Eurobasket y, un mes más tarde, los JJOO.
Está siendo un tute guapo. No es solo tener una doble competición tan exigente, sino que venimos de no parar en todo el año. Eso, sumado al año de pandemia, en el que estuvimos muchos meses inactivas. Está siendo atípico, como la vida misma. Muy exigente.
¿Cuánto cambia la presencia de Alba Torrens y Tamara Abalde?
Son jugadoras importantes. Cualquier baja se nota. En el caso de Alba, una referente ofensiva que venía de un estado de forma muy bueno superando los 30 puntos en algún partido, se nota. Y Tamara, con la rotación de pívots, igual. Cada jugadora tiene su rol y cualquier baja se nota.
Tu papel ha cambiado por completo respecto al Mundial de 2018.
Es vivir el presente. Cada jugadora tiene su rol, a veces no menos importante a pesar de la cantidad de minutos. Yo, en 2021, no me siento más importante que en 2018. Y eso que juego más minutos, pero me siento igual de importante para el equipo.
Hablando de presente, están dando un paso adelante Cazorla, Conde y Carrera.
«La super C» las llamamos. Son la realidad de que, ese miedo generacional que había, ya no es un miedo. Son jugadoras muy importantes que van a ir a más, porque son muy jóvenes. Es importante que sigan cogiendo protagonismo y que sean unas líderes. Están preparadas para llevar las riendas del equipo.
Te iba a decir si te sorprende lo de Carrera, pero viendo su temporada y últimos años…
Una se acostumbra. Al principio te choca, pero la acabas tratando como una más. Da igual que tenga 19 o 41 como Laia. Estás aquí, vales y punto. Lo bueno es el margen de mejora que tiene. Hay que ir poco a poco, no esperar nada. Tiene los pies en el suelo y es una jugadora muy trabajadora. El proceso y la capacidad que tiene de mejora van a hacer de ella una grandísima jugadora. Y eso que ya lo es.
Y, hablando de las más experimentadas, ¿es un plus contar con Laia Palau o Silvia Domínguez en una cita así?
Sin duda. No solo dentro de la pista, también fuera. Hay muchas cosas que siendo jóvenes… Bueno, yo me considero de las jóvenes en estos JJOO aunque tenga 30 años (risas). Al final, yo no he tenido tantas competiciones en mi carrera. A veces, la emoción, ansias o ganas te pueden pasar factura, pero ellas tienen ese saber estar, tranquilidad y calma que se agradece muchísimo. Te apoyan y te ponen la mano en la espalda si es necesario.
¿Qué esperáis, como equipo, de estos JJOO?
No esperamos nada. Sabemos que si jugamos nuestro baloncesto competimos a cualquier equipo. Queremos ser nosotras mismas y tener nuestra seña de identidad. No podemos asegurar ganar, pero si sacamos la garra española, vamos a poner las cosas muy difíciles al resto de selecciones.
Hace un año que, en otra entrevista, nos decías que sentías que la vida parecía decirte que no ibas a jugar los JJOO. ¿Se te ha pasado ese mismo pensamiento por la cabeza este mes tras los dos sustos?
Con tanto altibajo, en algún momento se me ha pasado. Pero no quiero pensarlo, porque cuanto más lo piensas es peor y ya no queda nada para irnos. Ya estamos allí.
¿Y qué sentiste cuando te dieron el parte médico de la lesión en los isquiotibiales y te dijeron que podrías estar en Japón?
Liberación máxima. Me asusté mucho en el partido, creía que me había roto. Por muy pequeña que sea una rotura fibrilar, quedando tan poco, es perderte estos Juegos Olímpicos.
¿En cuál de los dos momentos viste peligrar más tu presencia en Tokio?
Con el isquio. A Tokio iba a ir aunque fuera con la nariz colgando (risas).
¿Dónde colocarías estos JJOO de Japón en tu vida y trayectoria?
En lo más alto, sin duda. Es el sueño de cualquier deportista.
¿Hay algo que te haga especial ilusión?
Yo, solo con ir, te juro que soy la persona más feliz del mundo. Voy a estar como una niña pequeña en un chiquipark, cualquier cosa me va a parecer la leche. No quiero esperar nada, porque cuando no esperas nada, todo te sorprende y disfrutas más las cosas.
Foto: FEB
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— Gigantes del Basket (@GIGANTESbasket) June 29, 2021
