Triunfo para recomponer el ánimo y afrontar con la mejor disposición el choque a cara o cruz de mañana contra Alemania. Islandia fue el adversario peleón que se esperaba, pero cedieron ante el poderío interior de Gasol y Mirotic: 43 puntos entre ambos, sin participar ya en el último cuarto. Habrá que hacer caso a Leonard Cohen y tomar Berlín para poder seguir adelante.
Nikola Mirotic marcó el rumbo desde el comienzo con 14 puntos en el primer cuarto (20-16). Exhibió su muestrario: triple inicial, entradas y tiros libres (5 faltas provocadas). Con San Emeterio por el renqueante Rudy y Ribas sobre Stefansson de salida, España comenzó abrió brecha pronto (17-8). Pero un par de triples de Ermolinskij bastaron para equilibrar el marcador. No, no hay partido sencillo en el O2.
Un parcial de 0-11 en el segundo cuarto despertaron de nuevo a los fantasmas: de 28-20 a 28-31 culminado con un 2+1 de Stefansson, que entró on fire ante la defensa de San Emeterio. El estirón islandés se prolongó hasta un sonrojante 30-34.
Afortunadamente, los triples que tanto se resistían, terminaron llegando en los tres minutos previos al descanso. Primero Rodríguez (33-34) y luego dos seguidos de Ribas (36-36 y 39-36) rompieron el maleficio de la línea a 6.75 y frenaron la euforia rival. Al descanso, arriba 41-36 pero con gesto serio.
La segunda mitad, ahora con Llull como tercer defensor sobre Stefansson, comenzó con otra vez con Mirotic entonado. Con el colchón de los diez puntos de renta alcanzado rápidamente (46-36), los de Scariolo por fin soltaron amarras. Con Pau y Niko percutiendo dentro, el partido se rompió (73-50).
Los islandeses siguieron peleando cada bola, fieles a su idiosincrasia. Pero en el último cuarto España ya puso su cabeza en el partido de mañana. Todo o nada contra el anfitrión.
O así hay que planteárselo… aunque una inesperada victoria de estos peleones pero ya eliminados islandeses ante Turquía después de nuestro partido, nos metería en octavos aún habiendo perdido antes contra los germanos. ¡A ganar! (O a esperar un milagro como en aquel hotel en Clermont Ferrand en 1999).
Sigue deslizando hacia abajo para ver más contenidos
