EUROPAEstás viendo//María Conde, consagración en la élite. Hablamos con la exterior española del USK Praha
María Conde, consagración en la élite. Hablamos con la exterior española del USK Praha

María Conde, consagración en la élite. Hablamos con la exterior española del USK Praha

*Entrevista publicada en el número 1518 de nuestra revista

Formada en Estudiantes, María Conde emprendió con la mayoría de edad un largo camino para ser jugadora profesional de baloncesto. Un objetivo nada sencillo que ha terminado consiguiendo, no sin vivir durante el proceso altibajos y momentos complicados. A sus 25 años, Conde se ha asentado en la élite de la mano del USK Praha a la vez que ha tomado el testigo de las referentes en la Selección Española. Un doble papel que la sitúan como uno de los nombres propios del último año en Europa, a escasas horas de disputar su primera Final Four de la Euroliga.

 

Gigantes: Buenas, María. Gracias por atender a Gigantes. Ahora que estás en lo alto, vayamos al inicio de todo. ¿Creciste rodeada de mucho deporte en casa?

María Conde: Era algo que mis padres tenían muy claro. La única condición era que teníamos que estar mínimo un año en el deporte que probáramos. Nos pidieron que hiciéramos natación y artes marciales en algunos momentos. El resto, a probar mi hermano y yo. Tuvimos años de hacer 5 o 6 deportes diferentes entre los dos en la misma semana. Fútbol, judo, tenis, hípica, natación, taekwondo… Mis padres se han recorrido Madrid y España. Tuvimos mucha suerte.

 

G: En el mundo del fútbol, llegaste a probar con el Atlético de Madrid.

MC: Mi hermano Diego y yo jugamos muchos años en el Carabanchel. A mi hermano lo cogió el Atleti y yo tuve un año extra, en el que entré en la escuela del Estu. Compaginaba ambos. En fútbol era la única chica del equipo y tenía que decidir uno de los dos deportes, pero quería un equipo femenino. Ahí probé con el Atlético, pero también las pruebas de la cantera del Estu. Me llamaron los segundos y dije que sí.

 

G: Tu hermano jugó en el Atlético, ahora ha debutado como portero en la Liga con el Getafe. Tú juegas con Teja Oblak, hermana de Jan, portero del Atlético. Jan y Diego jugaron juntos en el Atlético. El mundo es un pañuelo. 

MC: Lo hemos hablado muchas veces. Mi hermano creció con Jan en el Atleti. ¿Qué posibilidades hay de que algo así pase? Ninguna. Cuando debutó mi hermano con el Getafe, el siguiente partido era contra el Atlético. No sabíamos si iba a jugar o no, porque él es el suplente y jugó por la lesión del titular. Teja y yo nos pasamos toda la semana escribiendo a mi hermano. Si jugaba contra Jan, nos cogíamos un vuelo para ir a verles. Al final no jugó, pero habríamos ido a Madrid.

 Teja Oblak y María Conde | Foto: FIBA

 

G: Te marchaste pronto de casa, con 18 años. Tienes 25 y todavía no has vuelto. ¿Cómo llevaste aquel primer paso de salir?

MC: Lo más difícil fue el inicio, cuando marché a Estados Unidos. Por edad y distancia, también por el idioma y lo que significaron esos dos años. Cuando vuelvo a Europa, el inglés me lo hizo mucho más fácil todo. Te acabas acostumbrando a vivir fuera. Si vuelvo a España, quizá noto la diferencia, pero entras en rutina y no te das tanta cuenta. No tengo la sensación de haberme cansado de ello, que supongo que llegará, y necesitaré estar cerca de la familia. De momento, si han llegado las oportunidades las he cogido.

 

G: ¿Qué te trajo de vuelta a España antes de terminar los cuatro años?

MC: La decisión la tomé antes de tener la oportunidad de volver. Hay muchas maneras de enfocar la experiencia en Estados Unidos, pero mi motivo principal era el baloncesto. Yo quería progresar allí. En mi segundo año me di cuenta que no me llenaba a nivel basket. Llegué a un punto en el que me quedaba los cuatro años o volvía ese año. No fue en caliente, estuve pensándolo toda la temporada. Tomé la decisión, busqué equipo y salió lo de Girona.

 

G: Visto con la perspectiva que otorga el tiempo, ¿fue aquello una buena decisión?

MC: Tuve que empezar de nuevo la carrera, pero aquello fue lo de menos. La hago a distancia. Tengo mucho tiempo y, si todo va bien, todavía me queda mucha carrera. No me corre prisa, por lo que voy a mi ritmo. A día de hoy, sigo convencida de que es lo que quería y tenía que hacer. Por esa decisión estoy donde estoy ahora. No sé dónde estaría hoy con otra decisión, pero sé que gracias a aquello estoy en mi posición actual. Lo pensé durante muchos meses, casi desde principio de temporada.

 

G: Una temporada en Girona y te vas a Wisla. Otra y te vas a Polkowice, cuando empieza la pandemia. Luego llegas a Praha, lugar en el que llevas dos años. ¿Ha sido fácil para ti tanto cambio? 

MC: Es bastante menos fácil de cómo lo llevamos nosotras. Como estamos acostumbradas a que esto sea así, cuando a lo mejor en otros deportes o baloncesto masculino se lleva mucho más el tener contratos largos, lo llevamos con naturalidad, pero te tienes que plantar en sitios totalmente nuevos. Culturas y ciudades diferentes. Otra gente. Lo bueno es que el resto vive lo mismo que tú, por lo que llegamos muy abiertas para hacer que todo funcione.

 

G: Después de tres equipos en los que estuviste un solo año, estás en tu segunda temporada en Praga. ¿Notas mucha diferencia entre llegar nueva y empezar la temporada en el mismo equipo que en la anterior? 

MC: Sí, la verdad. Tenemos que hacer que el periodo de adaptación sea el más corto posible, pero no es lo mismo llegar a un equipo totalmente nuevo o a un equipo en el que ya hay 8 o 9 personas que han compartido equipo uno o más años. Conoces mucho más a tus compañeras, el club y el ambiente. En cuanto a rendimiento, cada año es diferente. Lo mismo con el rol. Pero yo sí lo he notado mucho en mi segundo año en USK Praha. Conozco a las jugadoras, la ciudad, la gente que trabaja en el club, los entrenadores… esa una sensación de volver a casa. Se parte de una base más alta que si llegas de nuevas.

 

«Nunca me ha gustado mucho el tema de la proyección y futuro. Es todo muy frágil. No significa nada»

 

G: ¿Has notado en tu trayectoria algún punto de inflexión entre la época en la que te veían como una jugadora con proyección y el momento en el que empiezan a tratarte como una realidad en Europa?

MC: Nunca me ha gustado mucho el tema de la proyección y futuro. Es todo muy frágil. No significa nada. La gente de la que me he rodeado, mis padres o mi entrenador Ángel Goñi por ejemplo, se han encargado de que siga la idea y el plan de lo que quiero hacer. Cuando eres más pequeña y tienes pájaros en la cabeza, principalmente, es importante saber qué pasos hay que dar para acercarse a los objetivos y qué mejorar como jugadora. Una vez en la élite, una cosa es estar en un equipo y otra cosa es la selección. Ahí hay muchísimas jugadoras que han marcado una época en nuestro baloncesto, que han ganado todo, y es otro mundo. Una cosa es María en los clubes, que aspira cada vez a clubes más competitivos y a roles más importantes, y otra la María de la Selección, en la que hay combina la aportación con la consciencia de que ha habido muchas otras antes que ella. Me tengo que adaptar a los escenarios que me pongan. Todo es un camino que no siempre va hacia arriba y en el que no puedes controlarlo todo, hay que estar preparado para ello.

 

G: Hablando de la María de clubes, ¿qué significa para ti Estudiantes?

MC: Estoy muy contenta de haber hecho toda mi etapa formativa en el club. Cuando te acercas a los 17 o 18 años tienes dudas, pero yo lo tenía muy claro. Quería acabar en el Estu antes de irme a donde fuera. Me lo dio todo. No solo la oportunidad de estar y compartir equipo con jugadoras y entrenadores que han sido importantes para mí, también la posibilidad de estar en casa o conocer a Ángel Goñi, que sigue trabajando conmigo a día de hoy. Me hace ilusión ver todo lo que están haciendo en la Liga Femenina Endesa compitiendo por todo.

 

G: Y volviendo a tu presente en la República Checa, ¿qué tiene como club USK Praha? No han sido pocas las jugadoras de primer nivel que han vivido etapas muy buenas allí a todos los niveles.

MC: Supongo que es una mezcla. Estar en Praga es espectacular. Te permite hacer de todo. Jugamos al baloncesto, pero tienes oportunidades de todo tipo para el resto del tiempo. Viniendo de Madrid, estoy acostumbrada a esto. En Polkowice por ejemplo, mi temporada en la pista fue muy buena, pero esto no lo tenía. Después, es un club con una muy buena entrenadora que mantiene a las jugadoras. Sabes que va a haber continuidad y que estás creando algo bonito en familia.

 

 

G: Natalia Hejkova. Es toda una leyenda de los banquillos en Europa.

MC: La conocí al llegar aquí, aunque era consciente de quien era. Cuanto más tiempo pasa, más nos entendemos. Es muy inteligente al formar los equipos, piensa mucho en el tipo de jugadoras que quiere y acierta al juntar a unos estilos de jugadoras con otros. El talento, sin esto, no te vale para nada. Encuentra a gente que se adapta a lo que ella quiere. Además, se preocupa muchísimo por las jugadoras. Antes que nada somos personas para ella. Es dura, pero hace muy buen trabajo en lo que hay que priorizar en la vida.

 

G: De la generación del 97 y las jugadoras que compartieron campeonatos con vosotras, Cazorla es pieza importante en Avenida, Salvadores ha llegado a Valencia, Araújo es lo que es en Girona, Laia Raventòs se está haciendo un hueco en La Seu, Umi lo mismo en Estu, Iho, Iris o Ainhoa han superado o están superando grandes obstáculos… Y tú vas a jugar la F4 de Euroliga como una estrella en Praha. Está claro que es especial.

MC: Es muy bonito vernos crecer entre nosotras. Ganamos y competimos, aunque de las etapas de formación al baloncesto profesional hay un salto grande. Hay mil motivos que te pueden llevar a no continuar. El hecho de que seamos tantas de esa generación compitiendo ahora no es lo habitual. Tenemos un vinculo formado por los recuerdos.

 

 «La llamada para el Eurobasket 2017… Si tenía dudas sobre el baloncesto, me las quitó todas»

 

G: De aquellos momentos pasas a entrar en 2017 en la lista del Eurobasket y ganar el oro. Aquello, siendo tan joven y con tan poco recorrido en el basket profesional, debió ser especial.

MC: No me lo esperaba. Recibí la llamada justo después de tomar la decisión de irme de Estados Unidos, pero todavía estaba allí. En mi mente no estaba contenta con el baloncesto, venía de un año muy complicado a nivel personal, y aquella llamada… Si tenía dudas sobre el baloncesto, me las quitó todas. Como la gente que dice que necesita una señal para saber qué quiere hacer. Aquel verano lo tengo bastante nublado. Lo viví sin creérmelo del todo pero con muchísima ilusión, por lo que hay cosas que ni recuerdo. El primer encuentro con las jugadoras que tantos años llevaba siguiendo por la televisión… me preguntaba: “¿yo qué hago aquí?”. Recuerdo que entraron juntas a la habitación en la que me estaban dando la ropa Torrens, Xargay, Palau y Cruz. Yo alucinaba.

 

G: ¿Te habías fijado en alguna de ellas en particular?

MC: La que más, Alba. Recuerdo estar en la U12 en Cullell y que la gente la mencionara. Desde entonces, poco a poco, la he ido siguiendo cada vez más. Ahora, cuanto más la he conocido, más me ha gustado. Tanto ella como el resto son gente muy amable, que te acogen. Son personas espectaculares.

 

G: Nos decía Irati Etxarri hace unos meses que Alba siempre había sido también su referente, pero que con la que más alucinó en las ventanas fue contigo. Que quería ser como tú. ¿Soñaste alguna vez con llegar a este punto de ser referente?

MC: Cuando lo leí, me hizo mucha ilusión. Yo siempre había sido la joven en la Selección, que llegaba para aprender y ayudar. Me fijaba en el resto. Imagino que ella se habrá fijado en las que ya estamos. Me pareció muy guay, es de las mejores cosas que puedes leer de otra jugadora. Al igual que me sucedió a mí cuando llegué, todas intentamos arropar a las nuevas. Somos más que un equipo, para estar juntas en las duras y en las maduras. Lo aprendimos de las veteranas de una generación irrepetible, empezando por Laia sobre todo, e intentamos mantenerlo en el tiempo.

 

G: En aquel 2017, tu primer torneo, se suponía que era el último de Laia Palau. Le ha costado…

MC: ¡La manteamos y todo en Praga! (Risas). Todas estábamos tristes. Estoy muy contenta de todo lo que he vivido después, menos mal que no se retiró. Ojalá haber coincidido más años para poder seguir absorbiendo de ella. No se acaba nunca.

 

G: Sin embargo, hasta 2021 no regresas a un gran torneo con España. ¿Cómo viviste aquel proceso?

MC: Cuando estás ahí, escuchar que no vas a entrar en el campeonato nunca ha sido fácil. Son golpes que recibes. He intentado siempre ser lo más consciente posible de mi posición y que esto son decisiones que toma un grupo de personas basadas en lo que ellos necesitan. En un momento puede ser una cosa y en otro momento la contraria. Hay que entenderlo e intentar ayudar al máximo al grupo mientras estás. Son muchos factores. Incluso perdiéndome campeonatos nunca he dejado de ir a las ventanas o preselecciones, por lo que al menos tuve constancia. Así fui esperando hasta tener un hueco.

 

G: Una jugadora que ha vivido varios de esos momentos muy duros ha sido Cristina Ouviña, con la que parece que tienes una conexión especial. ¿Habéis hablado sobre cómo gestionarlos?

MC: Tenemos muy buena relación y éramos compañeras de habitación. Hablamos de todo. Todo desde el punto de saber que somos personas y estas cosas nos afectan. No es bonito pasarlo. Todas estamos agradecidas de estar en el grupo, pero todas queremos ir. Quedarte fuera te afecta en un plazo menor o mayor y las dos hemos sido vulnerables en este sentido. Lo que haces después es lo que te marca como jugadora: esto ha sucedido y ahora cuál es el siguiente paso. Ella, en su momento, tuvo esta mentalidad. Habrá tardado más o menos, pero aquí está. Uno de los pilares del baloncesto europeo. Es impresionante ver cómo sigue evolucionando y lo que implica su presencia en los equipos en los que está.

 

G: No quiero dejar el tema de las conexiones: Maite y tú sois las que antes os habéis hecho un hueco en la absoluta, pero se os ha sumado Raquel a pesar de ser cuatro años más joven.

MC: Me hizo mucha ilusión poder compartir el verano con Maite después de tantos años. Llegar con ella ha sido muy especial, lo hemos hablado mucho. Hemos sido muy afortunadas. A Raquel no la conocía hasta la primera concentración, pero ha sido genial poder vivirlo con ella también. Es una cosa de otro mundo. Una persona tan joven que se comporta así dentro y fuera de la pista… tenemos Raquel para largo. Va a dar muchas alegrías.

 

https://twitter.com/MariaaConde/status/1421667141300875267

G: Ahora que han pasado ya unos cuantos meses, ¿qué sacaste del anterior verano tan turbulento?

MC: No sé si al resto le pasó lo mismo, pero a mí me costó bastante tiempo salir de las burbujas de verano. Mental y físicamente, nos pasó mucha factura. Fueron tres meses y algo, sin ver a la familia, a la gente, sin poder salir… Era baloncesto y competiciones especiales, pero estuve acarreando la sensación de encierro durante bastante tiempo. Echando la vista atrás, lo mejor de todo fue la gente con la que viví todo esto. Los JJOO son únicos, más allá de las condiciones y resultados. Con las compañeras, de algo que no es nada sencillo, convivimos a la perfección. Demasiado bien a veces (risas). ¿Cómo no hubo problemas en tanto tiempo? Nos unimos mucho.

 

G: ¿Duele tener un verano sin cita grande con la selección?

MC: Todas queremos siempre jugar. Teníamos infinidad de ganas de ir al Mundial de Australia. En su momento nos dio mucha pena, al igual que cuando esté pasando el campeonato y lo veamos desde la distancia. Pero también tenemos que ser conscientes que no es lo normal competir todos los años al nivel que se ha hecho en la última década. Mira a Serbia. Este año gana pero hace unos días se quedaba fuera del TOP-5 o estaba fuera. Es normal que estas cosas pasen en algún momento. Vamos a intentar estar siempre y competir. Este verano lo vamos a afrontar para descansar, sobre todo las jugadoras que llevan varios años doblando competiciones, y para asentar las bases del futuro con Miguel Méndez.

 

G: ¿Qué se siente al venir de la mejor generación de la historia? ¿Pesa mucho?

MC: Conseguir lo mismo es imposible. Dificilísimo. El resto es seguir, entrenar y jugar. De esa generación hay varias que han sido partícipes en el equipo y un grupo de jugadoras que hemos formado parte de esto durante los últimos años. Además, tenemos jugadoras nuevas que parece que llevan mucho tiempo jugando. Si pones todo eso junto, lo que seguro que vamos a hacer es seguir peleando por estar lo más arriba posible. De los resultados no nos podemos encargar, por lo que hay que quitarse ese peso de encima.

 

G: Os hemos visto poco con Méndez, pero parece que ha optado por juntaros en pista a Alba y a ti en vez de elegir a una u otra.

MC: No podemos saber qué va a ser el futuro con precisión porque en la primera ventana hubo varios condicionantes, pero sí sabemos que es algo que va a tener en cuenta. Es muy bueno tener esa posibilidad de poner un equipo alto. Dependerá de los rivales y las competiciones, pero saber que está ahí esa opción me hace mucha ilusión. Jugar con Alba es una pasada y es muy interesante que Miguel tenga esa opción en mente.

 

G: Otra de las sensaciones que dejó aquella ventana es que tu importancia iba a ser vital. Que ha llegado tu momento. ¿Hablaste de ello con Méndez?

MC: No nos conocíamos de nada hasta que firmó y tuvimos una pequeña conversación antes de la ventana. Me dijo que esto era un cambio, empezando por él. Tenía muchas cosas en mente y una de ellas era el poder dar yo un paso adelante. Aunque una cosa es la idea y otra cosa es cómo lo ponemos en práctica. En noviembre ya probamos y ahora tenemos un espacio grande para seguir entrenando, para ver si esto funciona.

 

G: Fuiste drafteada en 2019 por Chicago Sky, pero tu contrato terminó la temporada pasada.  Ahora que nos hemos centrado en el verano, ¿te planteas ir a la WNBA?

MC: Es algo que me planteo y que me he planteado, sí. Allí están muchas de las mejores jugadoras del mundo. La parte negativa es que sea en verano, por lo que no hay descanso. Hay que ser muy consciente de lo que significa y luego tomar la decisión. Cuanto más juegas en Europa, más jugadoras conoces que juegan allí, y saber que puedes competir con y contra ellas es bueno.

 

G: De hecho, ahora eres Agente Libre. ¿Has tenido alguna toma de contacto para conocer tu situación en la liga?

MC: Además se ha juntado con este verano que no tenemos competición. He ido tanteando posibilidades y equipos. Tengo que considerar todo y si es lo que mejor me va a ir, pero sí que ha habido tomas de contacto con franquicias y me lo estoy planteando.

 Foto: FIBA

Ya a la venta la nueva revista Gigantes, cómprala aquí y en kioscos

 

 

Deliza hacia abajoSigue deslizando hacia abajo para ver más contenidos
Desliza hacia abajoSigue deslizando hacia abajo para ver más contenidos
Cargando el siguiente contenidoEspera un momento por favor :)