El caos como perfecta forma de orden
Es una de las mayores excusas de mi vida. En la carrera de periodismo, un profesor no paraba de repetirlo. Y yo, muy dado al caos y poco al orden, me lo apliqué como mantra. Con el paso del tiempo, vale para todo y en especial para explicar ciertas cosas complicadas de explicar. Se la dejo a Sergio Scariolo para explicar lo de Angola. Dije Angola del miedo que pasé, pero era Nigeria. Una selección caótica, que metía triples contestados y molestaban en cada lanzamiento nuestro. Tan buenos son físicamente, que sin el fundamento defensivo colectivo e individual, incordiaron saltando a cada finta. Entiendo que en un partido a 60 puntos, los errores puedan ser tuyos. Pero en uno a 90, los demás también juegan. Su caos fue su orden y nuestra desesperación.
Catarsis
Nos envenenamos el camino, nosotros mismos. Pero es una ‘way of life’. Lo malo es cuando ya se acabe lo de sufrir y salir vivos. Alguna vez pasará, pero esperemos que no ahora. Estamos ante la última gran función de la generación. No de una generación, sino la generación. La que empezó hace 17 años en la punta de la nariz de la península Ibérica y ha traído oro de Japón y plata de China. La España de la misma frase que USA, URSS y Yugoslavia. Así que bueno, de la derrota hay que esperar crecer. Por suerte, no me dan miedo los que quedan, porque sobre cualquier papel, somos mejores. Espero más rabia de Pau Gasol y la vuelta a la vida de Niko Mirotic. Fue soberbio ver a un Juan Carlos Navarro acertado y las primeras conexiones serias de Rudy y su gran amor, el aro. De un curro importante de sudor y nervios, debe salir algo positivo.
Terceros
Uno iba a quedar con derrota. Ganó Lituania a Argentina y me alegra. Por carácter, los argentinos viven debajo de nuestra piel y nosotros, de la lituana. La victoria de Croacia nos da más o menos lo mismo, porque Brasil aún tiene las opciones que nosotros, con una Naija por el camino. Pero las cábalas son tantas, que lo mejor es cumplir y ganar. En un universo perfecto de planetas y satélites alineados, podríamos ser desde primeros, a cuartos. En el término medio habita la virtud y el ser más espabilados. Si somos terceros, esquivamos a los EE.UU. hasta la final y nos cruzaríamos con Australia. Y puestos a elegir veneno, es mil veces mejor el oceánico.
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