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La franqueza de Barkley le llevó a defenderse de dos compañeros con un taburete

La franqueza de Barkley le llevó a defenderse de dos compañeros con un taburete

La sinceridad siempre ha podido a Barkley. En los 76ers acusó a dos compañeros de ser "malos" y una silla frenó la pelea

Charles Barkley siempre se ha mostrado como alguien desinhibido y poco dado al camino fácil tanto dentro de las canchas como fuera de ellas. ‘El Gordo’ fue toda una estrella en Phoenix y Filadelfia y fue uno de los integrantes del Dream Team de Estados Unidos en Barcelona’92, pero a su enrome calidad le acompañaba una pátina de polémica que incluso ha ido a más ahora que es comentarista televisivo.

Pese a que fue en los Suns donde peleó por el Anillo NBA, concretamente en 1994 ante los Bulls de Michael Jordan, en los Sixers también se convirtió en leyenda. Llegó allí un año después de las Finales 1983, donde compitieron, y se encargó de mantener a flote a uno de los equipos con más solera con estadísticas impresionantes: 23,3 puntos y 11,6 rebotes de media. Pero al fornido ala-pívot de Alabama le perdía la boca..

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En su etapa en Philly dejó amigos y enemigos por el camino dado que es uno de esos jugadores a los que les importa poco la opinión de los demás: prefieren ser sinceros bajo cualquier circunstancia. En ESPN se ha repasado otra de esas anécdotas de su interminable currículum de salidas de tono. En una de las temporadas de los 80 en las que él era el líder de los 76ers tuvo lugar una reunión en la que se intentó poner sobre la mesa algún aspecto a cambiar para enderezar el rumbo de la franquicia de nuevo y el ambiente subió de decibelios y temperatura cuando Charles Barkley tomó la palabra: «Estas reuniones suelen ser muy políticamente correctas. El dueño del equipo se volvió hacia mí y me preguntó: ‘¿Por qué no dices nada?’ Simplemente me quedé parado sacudiendo la cabeza y le dije: ‘Porque no quieres escuchar la verdad. Y la verdad es que este tío es malo y éste también’. Y los dos chicos en cuestión saltaron y vinieron hacia mí. Agarré un taburete y me dispuse a salir por la puerta. Otros jugadores intervinieron, de lo contrario el taburete habría decidido el destino de esa pelea».

 

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