Lorena Torres (Ibiza, 1981) todavía nos es muy conocida para el gran público pero ha trabajado con entrenadores de la talla de Gregg Popovich, Brett Brown y Sergio Scariolo. Se trata de una especialista en alto rendimiento y ciencias del deporte que ha llegado a la Federación Española para acentuar una nueva metodología de trabajo.
¿En qué consiste su trabajo en la Federación Española?
Tengo un doble rol. Estoy coordinando la gestión de la información y el área del rendimiento para que los técnicos tengan un mismo espacio en el que compartir esa información y supervisar el trabajo que se está haciendo en el área de la preparación física de cara a la detección de talento y a un análisis retrospectivo. Hemos tenido unas generaciones increíbles, así que hay que ver en qué parámetros han destacado para que eso nos ayude a seguir encontrando talento. Además, con la selección masculina controlo la gestión de las cargas y el área de preparación física. Mi rol es más de apoyo a la preparación física y de monitorización, control y gestión de las cargas.
¿Sus familiares y amigos saben explicar a qué se dedica?
Mis padres ahora mismo van un poco perdidos, pero mis amigas creo que sí. La gente que me conoce te explicaría algo del estilo de que me encargo de que los jugadores rindan al máximo.
Tu fichaje debe tener muchos valedores, pero parece que Sergio Scariolo fue uno de los que puso más interés. ¿Por qué?
En la NBA cada franquicia tiene una manera de trabajar y unas prioridades, pero desde hace unos años la figura del director de rendimiento, del sports scientist o de otras figuras de apoyo al jugador han estado creciendo. Me imagino que al ver estas metodologías de trabajo con personas especializadas en el rendimiento, el cuerpo técnico valora este tipo de personal. Supongo que él pensó que aportaría valor.
¿Qué aporta una figura como la tuya a un equipo de superélite?
El conocimiento, la monitorización y la gestión de las cargas. En ligas en las que se compite más de un partido a la semana, figuras como la mía tenemos dos objetivos principales; que los jugadores estén sanos y disponibles para el cuerpo técnico y ayudar a que estén en las mejores condiciones de rendimiento posibles. Se trata de que lleguen al pico de rendimiento en el momento en el que conviene en función del objetivo del equipo. Una figura como la mía basa todas las estrategias y conocimientos en estos dos objetivos principales. Hay que gestionar el calendario, las cargas, los entrenamientos… Yo no tengo la última palabra, pero soy un apoyo para el entrenador, que es el que decide. La tecnología avanza y cada vez tenemos información más objetiva. Además, me ocupo de la innovación y la tecnología para que podamos ser más eficientes y tengamos los mejores recursos durante la competición.
¿La tendencia es ir cada vez más a individualizar el trabajo?
Sí, absolutamente. Nuestro trabajo consiste en recoger información, analizarla y presentarla a la gente que toma decisiones. Por eso se asocia tanto al big data. Si tú construyes un sistema en el que puedas valorar de manera completa y objetiva a los jugadores, esto te va a permitir hacer planes absolutamente individuales. Nuestra figura permite seleccionar y entender mejor la información.
¿El gran reto de esta selección es su media de edad alta?
En esta selección hay un grupo de edad más alta, pero también uno muy joven. Como ahora los jugadores se cuidan más, son capaces de mantenerse en la elite más tiempo. Cuando son profesionales y se cuidan, pueden rendir muy bien por encima de los 30 o 35 años. No creo que la edad sea un factor determinante como grupo, pero sí hemos individualizado mucho el trabajo en función de las necesidades de cada jugador.
A la hora de planificar todo ese trabajo, ¿cómo os ha afectado el coronavirus? ¿Cambia mucho vuestra manera de trabajar?
Ahora mismo ya no. Con el sistema burbuja, todo está más controlado y puedes trabajar en un entorno seguro. Creo que no perdemos calidad de trabajo. Cuando se detecta un positivo o un contacto directo, se toman medidas rápidamente. Al principio de la pandemia fue necesario tomar medidas muy drásticas y entonces sí que se trabajó de manera diferente.
¿Hay muchas selecciones que tengan esta figura?
En baloncesto yo no sé de ninguna, así que la Federación Española ha sido pionera en introducir mi figura. En la NBA todos los equipos tienen una figura similar. La nuestra es una figura integradora que ayuda a unificar equipos de trabajo. Cada vez hay más sports scientist y está muy instaurada la figura del director de rendimiento.
¿Cuál fue tu papel?
En los San Antonio Spurs ejercía de sports scientist. Mi figura estaba relacionada con la gestión de la información, la innovación y la tecnología. En los Philadelphia 76ers era directora de rendimiento, que también incluye la recuperación, la gestión de personal y la integración de los diferentes sistemas de trabajo.
¿Qué tecnología se pondrá de moda?
El aspecto mental es muy importante. Lo que va a pasar es que la tecnología es que será más pequeña, más barata, más rápida, más eficiente y hará que el trabajo de la gente sea más fácil. Hay sistemas de tracking y monitorización que se utilizan mucho, pero van a evolucionar hasta ser casi indetectables. El futuro de la tecnología va a permitir valorar al jugador de la manera menos invasiva posible. Habrá, por ejemplo, plantillas que medirán la presión de la fuerza y que te evitarán ir al podólogo o parches que sustituirán a los análisis de sangre. Los sensores que analizan la calidad del sueño también van a crecer mucho.
Tú trabajaste en el Barça. ¿Está muy lejos un club europeo de una franquicia de la NBA?
Yo estuve en el Barça hace siete años. Hace tiempo que no estoy por aquí y no conozco la situación al detalle, pero tengo la sensación que los clubes europeos todavía están lejos. Allí apuestan mucho a nivel de recursos humanos. Tener 8 o 10 personas no se ve como un gasto sino como una inversión porque los jugadores son muy caros. Me da la sensación que sigue habiendo diferencias.
Xavi Schelling, Toni Caparrós, tú… ¿Por qué la NBA apostó por vosotros?
En España hay mucho talento y buena formación. El ser extranjero y el idioma todavía es una barrera, pero en el área médica tenemos un gran prestigio. Los que hemos estado allí ha sido porque tuvimos la suerte de tener una oportunidad. Si apuestan por ti, puedes demostrar lo que vales.
Tú eres pionera en muchas cosas, también en el hecho de ser mujer en un cuerpo técnico de hombres.
En Estados Unidos hay más diversidad, pero para mí ha sido duro ser mujer. Nadie me ha regalado nada. Ser mujer en un mundo de élite masculino ha sido y sigue siendo duro. Una vez que estás dentro del equipo, siempre he estado cómoda haciendo mi trabajo.
Has escrito un libro, pero no tiene pinta de ser una novela ligera para el verano, ¿verdad?
Es un libro técnico, no sirve para llevártelo a la playa. Es el libro de texto que toda la gente que quiera certificarse en Estados Unidos como sports scientists tiene que estudiar. Fue un proyecto que nos encargaron hace unos años a Duncan French y a mí y ha sido una gran responsabilidad. Estoy muy orgullosa de él porque sirve para unificar los contenidos, es un manual. Explicamos qué es un sports scientists, qué disciplinas puede cubrir, cómo se trabaja en equipo, cómo recoger la información, cómo implementar la tecnología, cómo comunicar la información… Nunca lo menciono, pero es una supercosa.
¿A ti te gusta leer?
Me encanta leer, especialmente libros de automejora. Por ejemplo, de cómo liderar equipos o ser mejor compañero. Mis hobbies son probar comidas diferentes y el submarinismo, que me encanta.
El basket mola, pero tú hiciste sus pinitos en otros deportes.
Yo empecé con la natación sincronizada, que es un deporte muy lógico y muy duro mentalmente. Me empapé de sus valores; la disciplina, el trabajo, la constancia… Soy una currela constante por su culpa. Cuando llegué al golf tenía muchas reticencias, pero me alegro mucho de haber pasado por esa disciplina porque adquirí mucho conocimiento de prevención de lesiones que lo utilizo a día de hoy con jugadores de baloncesto. Del tenis incorporé aspectos como la agilidad, la explosividad, el juego de pies o el tiempo de reacción en distancias cortas. De todo se aprende.
¿Qué deportes te apetece ver en los Juegos Olímpicos?
La sincro, seguro y obviamente el baloncesto, pero lo mejor de los Juegos Olímpicos es que te fijas en deportes que no sigues de cerca durante el año. Fred Vergnoux fue compañero mío, así que también quiero ver competir a Mireia Belmonte y al resto de nadadoras. El tenis me gusta y la gimnasia y los deportes colectivos también. Tengo amigos en el hockey sobre hierba, así que picotearé un poco de todo.
Has vivido en un montón de sitios. Cuando viajas por el mundo, ¿de dónde dices que eres?
Ibicenca, sin dudarlo. Mis padres viven allí e intento mantener el contacto y las raíces.
Ibiza, Barcelona, San Antonio, Philadelphia… ¿Dónde se vive mejor?
A mí me gusta España. Si pudiera hacer mi trabajo al nivel que se hace en Estados Unidos, lo haría aquí.
Fotos: Alberto Nevado / FEB