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La gran cantera del planeta: 20 años de la Minicopa Endesa

La gran cantera del planeta: 20 años de la Minicopa Endesa

De acuerdo: ha acogido a grandísimos nombres que ahora triunfan en la NBA y a más de un centenar de niños que han terminado debutando en la Liga Endesa. Sin embargo, la auténtica marca de la Minicopa Endesa desde 2004, cuando se creó sin hacer demasiado ruido, es la genuina ilusión que ha transmitido por sus cuatro costados. Minicopa Endesa: 20 años de la gran cantera del planeta.

Como director de orquesta, Ricky Rubio. Generando lo que quiera, Luka Doncic. Al ‘3’, el marciano Victor Wembanyama con sus gadgets interminables. Y  por dentro habría tres para elegir dos con talento NBA entre Domantas Sabonis, Usman Garuba y Santi Aldama. Pocos torneos reservados para niños de 12-13-14 años, o más bien ninguno, puede presumir de un quinteto histórico de tantos quilates. A ellos hay que sumar otros nombres ilustres: más campeones de Europa como Jaime Fernández, Alberto Díaz, Darío Brizuela y Jaime Pradilla y chicos que ya son más realidades que promesas como Juan Núñez y Aday Mara. Es impresionante la nómina de baloncestistas que ha disputado la Minicopa acb, cuya primera edición se disputó en 2004 y que se ha convertido en una potente tradición complementaria al gran acontecimiento que es la fase final de la Copa del Rey.

En estas dos décadas de partidos reservados para la categoría infantil, más de 110 jugadores que han participado en la Minicopa han acabado estrenándose con más o menos fortuna años después en la Liga Endesa, a lo que hay que sumar invitados tan especiales como Aldama, que vistió en 2015 la camiseta del Gran Canaria, y Wemby, cuya presencia en 2018 en la edición de Las Palmas como invitado del Barcelona generó ya una enorme expectación. En ambos casos se veía que su lugar estaba más temprano que tarde en la NBA, sin pasar por la plataforma de lanzamiento que es a menudo la liga española.

El primero en hacer el trayecto de la Minicopa a la Liga Endesa fue Ricky Rubio y además, haciendo gala de su legendaria precocidad, con muy poco margen entre un momento y otro: en 2004 estaba siendo decisivo para el título del Joventut con 19 puntos, 6 rebotes y 10 robos en la final ante el Barcelona y apenas un año después estaba pisando la cancha de Granada con el primer equipo verdinegro en la jornada inaugural de la 2005-06. Nadie ha logrado nada parecido ya que la media entre un momento y otro suele estar en 5 o 6 años. Ni siquiera pudo acercarse mucho Doncic, que estuvo a prueba con el Real Madrid infantil en 2012 en Barcelona y no se estrenó en acb hasta 2015. “Gustó a todo el mundo. Venía a que le viésemos y quedó bastante claro que había que ficharlo. Enseguida se pusieron a hablar. No hubo ninguna duda”, recuerda Alberto Codeso, el primer entrenador que tuvo el esloveno en España.

El Barça no pudo emular la magistral jugada blanca años después con Wembanyama. El número 1 del draft del 2023 vistió de azulgrana en Gran Canaria cinco años antes e impresionó con su mezcla de envergadura y habilidad, pero desechó la oferta de La Masía. Era ya una pieza muy cotizada y, por lo que se ha transmitido después, a su madre no le gustaba la idea de que el chico saliese de Francia y hasta que deseaba tener “entrenadores más duros, capaces de decirle la verdad”. “Era un niño muy grande. Daba la sensación de que se podía romper en cualquier momento. Por su manera de andar, desgarbado, con los brazos muy largos y las manos enormes. Ya medía más de 2,10 y pesaba muy poco. A la vez, tenía el aspecto y actuaba con la vergüenza propia de un niño de su edad”, contó en su momento Carlos Flores, que le dirigió en el Barça.

La expectativa alrededor de Domantas Sabonis cuando jugó con su club de formación, Unicaja, la edición de 2009 no era tan alta como al final está resultando su carrera en la NBA, donde ya es All Star. El actual pívot de los Sacramento Kings cargaba con la etiqueta de ser hijo de una leyenda como Arvydas Sabonis, y se daba la circunstancia de que sus dos hermanos, Zygimantas y Tautvydas, han tenido carreras muy modestas. Él medía 1,75 en 2009 y en Magariños no lució especialmente en un equipo que terminó último de su grupo y no disputó las semifinales.

Y es que nunca se sabe. Hay un buen ramillete de MVPs que no han llegado a la Liga Endesa: Rafael Barbosa (2005), Michel Acosta (2006), Dani Martínez (2007), Gerard Colomé (2008), Marc Bauzá (2010), Albert Real (2011), Pol Vives (2012), Tomas Balciunas (2014), Kaya Mutambirwa (2019)…

Recuerdos imborrables

Para la mayor parte de los niños que compiten en medio de un ambiente sanamente competitivo se trata de una experiencia única, rodeados de toda la parafernalia de la fase final de Copa del Rey. A muchos les vino sensacional en su camino hacia el profesionalismo.

En la primera edición, la de 2004, estuvo Edu Martínez con el Barça. “Tuve mucha suerte. Fueron muy buenos momentos. Vivir algo así es algo inigualable a esa edad, pero lo que se me quedó grabado fue el dominio que tenía Ricky sobre todos nosotros”, apunta. Con 34 años apura su carrera en el Lliria (Liga EBA).

Otro Edu, Durán, formó parte del Estudiantes en 2005. “Para un chaval de un barrio normal de Madrid, que le lleven a un torneo así con esa organización y con esas canteras tan grandes, es como estuve yo: con la boca abierta todo el rato. No me importó jugar poco, apenas el cuarto reglamentario que era obligatorio. Seguí disfrutando del baloncesto aquí y allá. Es el consejo que siempre doy a los chicos”, comenta. Nada menos que trece años después debutó en acb con el UCAM Murcia y ahora, tras una lesión importante, intenta rearmar su carrera en el Fuenlabrada (LEB Oro).

Lluís Costa, uno de los bases ‘de moda’ en la Liga Endesa 2023-24 con el Coviran Granada, formó parte del Barça infantil en 2007 que fue campeón ante el Real Madrid. Y casi se emociona cuando se le pregunta por ello: “La final por la mañana fue espectacular y tuve la suerte como capital de enseñar por la tarde el trofeo desde el centro de la pista en el Martín Carpena ante miles de personas. Que a un niño le pase eso es para alucinar. Y para colmo, nos dijeron que si el primer equipo ganaba la Copa del Rey, volveríamos en el mismo vuelo chárter con ellos. Y así ocurrió, con Jordi Trias como MVP ante el Madrid. Fue increíble. Yo le veía como un dios y ahora tengo la suerte de poder decir que es muy amigo mío”.

“Para mí lo mejor fue el ambiente que se genera alrededor de la Minicopa, con tanta repercusión nacional. Lo pasé bien al máximo”, indica Alberto Díaz, que estuvo en 2008 con Unicaja en Vitoria y terminó ganado la Copa ‘grande’ 15 años después en Badalona.

También fue oro continental Jaime Pradilla en el 2022. No hay muchos que hayan estado en dos Minicopas, las de 2014 y 2015 con Casademont Zaragoza. “Fue muy chulo. Fue cuando empecé a conocer a gente de mi generación, como Usman (Garuba) y Santi (Aldama), que ya destacaban. Es la primera vez que compites contra gente de mucho nivel de otros clubs grandes y te ayuda a empezar a ver cómo puede a ser tu futuro profesional“, razona el ala-pívot del Valencia Basket.

“Fue algo diferente. La jugué invitado por el Real Madrid en 2007, pero estaba todavía en el Easo. El caso es que fue mi primera experiencia más profesional porque, por ejemplo, nunca me habían puesto un vídeo sobre los rivales. También era especial ir a ver los partidos de Copa después. Me acogieron genial, acabé fichando por el Madrid y estuve con ellos cuatro años”, recuerda Julen Olaizola, ahora en L’Horta Godella (LEB Plata).

Aquel mismo año, Joan Pardina estaba en el Barcelona. “Es un torneo muy bien organizado, con gradas llenas y un seguimiento y una repercusión grandes. Además, nos llevamos el título. Llegues o no a profesional luego, siempre lo vas a recordar”, señala. Tras un tiempo batallando contra las lesiones, milita en L’Hospitalet, también en LEB Plata.

Minicopa Endesa: 20 años. Más vivencias

Con el Madrid estuvo también en 2011 Santi Yusta, referente contemporáneo en el Casademont Zaragoza. “Es la primera competición oficial que tienes de joven y en la que te enfrentas a equipos de otras comunidades. Tienes mucha ilusión de que te vea tanta gente y conoces a más jugadores”, destaca.

En LEB Oro con el Hestia Menorca se gana la vida ahora un pívot de amplia experiencia en lo más alto: Víctor Arteaga. “Tenía proyección, pero yo en 2006 con el Madrid todavía no había explotado ni física ni técnicamente. Me sirvió para darme un poco más a conocer y me ayudó en mi proceso”, sostiene. Eran los años en los que dominaban los equipos catalanes: de 2004 a 2013 se repartieron los títulos Barcelona (cinco) y Joventut (cuatro), pero a partir de entonces algo cambió de forma radical y el Real Madrid se convirtió en el absoluto dominador y de las diez siguientes ediciones solo ha dejado escapar la de 2020 en beneficio del Barcelona.

En 2006 con la Penya estuvieron Albert Ventura y Alex Barrera. El actual alero del Leche Río Breogán lo revive así: “estábamos muy nerviosos porque en aquel entonces solo íbamos a la Minicopa si el primer equipo se clasificaba y lo consiguió finalmente. Estuvo muy chulo jugar en el Magariños lleno y luego ver los partidos de los grandes en el Wizink. No nos fue muy bien, aunque teníamos muy buen equipo, pero recuerdas más el resto”.  Para su excompañero, componente del Longevida San Pablo Burgos en LEB Oro, “fue un experiencia muy buena estar allí con mis amigos. En ese momento piensas que ojalá puedas jugar algún día la Copa de los mayores, como los llamábamos, y yo lo logré con dos equipos diferentes, Burgos y Joventut”.

Y así decenas de jugadores. Parece imposible encontrar a alguien que hable mínimamente mal de esta cita. Y es que cuando se mezcla baloncesto e ilusión infantil sale algo hermoso.

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