Tras 43 partidos en el cargo, Milwaukee Bucks decidió despedir a Adrian Griffin como entrenador en jefe. Estaban segundos del Este, a cinco partidos de Boston, con 30 victorias y siendo la novena peor defensa de toda la NBA. Eligieron a Doc Rivers, asesor de la franquicia durante la temporada y veterano de los banquillos, con 24 años de experiencia y un anillo, en 2008. Desde entonces, los Bucks están 3-7 bajo el mandato de Rivers, a 8.5 partidos de los Celtics y en tercer lugar. Y si bien la defensa ha mejorado, hasta ser la duodécima en estos 10 partidos, ahora el problema es el ataque, que ha caído hasta la vigesimosegunda posición. Aunque Doc sea históricamente un entrenador ofensivo, al contrario de lo que dicen sus equipos.
El equipo cambió la identidad al completo en septiembre, cuando convirtieron a Jrue Holiday en Damian Lillard. Uno de los mejores defensores exteriores de la liga por el base, capaz de liderar una ofensiva en solitario por una década en Portland. Porque la defensa siempre ha sido la seña de identidad de Milwaukee en la era Giannis Antetokounmpo. En su llegada a Wisconsin Doc Rivers avisaba que era necesario encontrar esa identidad, y en solo 10 partidos, la defensa ha mejorado. Pero siendo promedio en la NBA, especialmente para un equipo que por un lustro ha vivido de tener la mejor defensa de toda la liga, no sirve para ganar anillo. Ni Damian Lillard al otro lado de la pista compensa ese vacío.
Dos noches seguidas, ante Charlotte primero y Denver después, los Milwaukee Bucks ganaron dejando al rival en menos de 100 puntos. La de los Nuggets fue una de las mejores victorias del año, pero desde entonces, el equipo ha vuelto a las andadas: dura derrota en casa ante los Heat sin Jimmy Butler y Terry Rozier, y cerraron la primera parte del calendario perdiendo en Memphis, ante uno de los peores equipos de la NBA y con 10 bajas. Durante el fin de semana de las estrellas, Giannis hacía hincapie en la dureza de haber tenido cuatro entrenadores en apenas seis meses, contando a Joe Prunty (interino entre Griffin y Rivers). “Es duro, son diferentes filosofías, diferentes estilos de juego. Es agotador”. Y el reto no es solo para el griego, sino para todo un equipo.
En el deadline, además de liberar el salario de Robin Lopez por motivos económicos y taxativos, el único movimiento que los Bucks cerraron fue traer a Pat Beverley a cambio de Cam Payne. Un jugador defensivo que si bien puede aportar minutos desde el banquillo, no robará protagonismo a la pareja exterior titular ni solucionará los problemas. Puede hacer de líder vocal y ejemplo a seguir, pero no cerrará partidos de playoff con Lillard y Beasley a este nivel. Han conseguido firmar también a Danilo Gallinari, anotador. Pero Milwaukee no ha tenido problemas para poner la pelota en la canasta, siendo uno de los equipos que promedia más de 120 puntos por noche; la dificultad ha sido evitarlo. Un cambio de sistema que se ha quedado a medias.
Y la sensación hasta la fecha es que, pese a tener el anillo de 2021 muy reciente, es un equipo débil mentalmente. A la que los tiros no entran, la defensa se desmorona. “Creo que ahora mismo obtenemos nuestra identidad de nuestro ataque, y no queremos eso” decía Rivers tras perder ante los Heat. “Queremos jugar duro, hacer jugadas defensivas y que esa sea nuestra personalidad”. Aunque el principal foco hasta la fecha ha sido en ataque y el gran cambio ha llegado en el uso de sus dos mejores jugadores juntos. Buscar un estilo de juego más trasladable a los playoff. Por ahora, el número de pick and rolls jugados entre Giannis y Lillard ha crecido, aunque el resultado no esté siendo mucho mejor. Pequeños pasos que pueden llevar a la dirección correcta.
Porque la simbiosis entre Antetokounmpo y Dame es crucial para estos Bucks. Tras la derrota ante Miami el pasado año en primera ronda, la gerencia entendió que con el mismo proyecto de 2021 era imposible ganar en 2024 y cambiaron por completo el esqueleto del equipo. Ahora necesitan tiempo para que las piezas ensamblen, algo que requiere un sacrificio. Ambos han sido, al menos por los últimos siete años, los mejores jugadores de su equipo, y nunca habían compartido pista con un talento similar. Crear una buena conexión entre ellos puede generar una ventaja en ataque comparable a la que tener a Jrue Holiday y un entramado con Brook Lopez protegiendo la pintura generaba en defensa con Mike Budenholzer. Pero toca hacerlo rápido, porque hay un sentido de urgencia en Milwaukee Bucks.
Se demostró con el despido de Adrian Griffin tras 43 partidos. Se reconoció un error y se pagó por solucionarlo con el objetivo de intentar competir por el anillo este mismo año. Pero salvo Giannis, el resto de titulares o referentes están bien entrados en los 30, con Lillard cumpliendo 34 en verano. La situación salarial, con los contratos de Middleton y Lopez añadiéndose a los dos máximos de sus estrellas, implica la posibilidad de un movimiento importante a largo plazo. Por eso cada temporada es obligatorio competir por el título, aunque eso implique tomar decisiones complejas. Y para eso vino Doc Rivers, para competir, aunque haya empezado 3-7. Porque para Milwaukee Bucks, como para muchas otras franquicias, lo que importa es lo que pasa a partir del mes de abril.
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